•III•

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¿Han sentido esa sensación de cuando una parte de ti se niega a algo, pero la otra decide creerle?, es como si estuvieras dividido entre dos pensamientos totalmente distintos, como si tu interior estuviera en un debate, en una discusión, que lo único que te ocasionaba era confundirte más y querer llorar al no saber qué pensar con exactitud.

Así se sentía Jungkook en esos momentos.

¿Pareja destinada?, ¡Una mierda!.

Su pareja era Kim Seokjin, no aquel Alfa pedante y posesivo que apenas conocía, ¿cómo se atrevía a siquiera considerarlo?.

Pero por otro lado, se decía que no sonaba tan estúpido, él nunca había sido sumiso ante ninguna voz, ni siquiera ante la de Seokjin, el aroma de Seokjin no se quedó impregnado en él hasta que tuvieron relaciones, pero el de Min, apenas el día uno, ya lo tenía.

No entendía nada, había leído sobre ese tema, y todo coincidía, pero se negaba rotundamente a aceptarlo.

No podía estar sucediendo, ¿por qué a él?.

–Parece que te acabo de decir que tienes una enfermedad terminal...– Dijo Yoongi, observándolo fijamente.

Después de un rato, ambos tomaron asientos en los sillones dentro de la oficina, Min se encargó de explicarle a Jungkook sus extensas razones por las que había llegado a aquella conclusión de que eran destinados, no estaba cien por ciento seguro aún, pero todo indicaba que así era.

Jungkook lo escuchó con atención, y entre más daba detalles, más se asustaba, más sentía que necesitaba huir de ahí, jamás volver.
¿Qué iba a decirle a Seokjin?, ¿que había encontrado a su destinado?, ¡por supuesto que no!, ¡Ni siquiera lo quería!.

–Esto debe ser una pesadilla– Llevó su cabeza a sus manos para casi apretarla, como si quisiera asegurarse de que era un sueño.

No, no lo era.

–Jungkook-ah, estás con la persona equivocada, no reacciono porque quiera, reacciono porque debo, si ese imbécil te toca, de cualquier forma, no tienes ni idea de cómo me pondré, porque ahora sé que eres mío– Cruzó sus brazos.

–¡Deje de decir que soy suyo!– Se puso de pie sintiéndose abrumado.–¡No soy suyo! ¡No me importa si lo que dice es verdad, yo ya tengo pareja, no quiero nada con usted que no tenga que ver con trabajo! ¡Aléjese de mí!– Exigió casi gritando, señalandolo y sintiendo un nudo en su garganta.

Min emitió una sonrisa de superioridad, era obvio que esa sería la reacción de Jungkook, pero como ya he dicho, Min Yoongi era demasiado paciente.

Se puso de pie, caminó lentamente hacia el menor, quien poco a poco iba retrocediendo, pero al sentir el escritorio del Alfa a sus espaldas, supo que estaba jodido.
Yoongi llegó a él, a pesar de que Jeon estaba casi curveando su espalda para no tener tan cerca al mayor, este ya tenía su rostro a escasos diez centímetros del contrario, mirándolo fijamente a los ojos.

–Yo no haré nada, tú solito vendrás a mí– Sonrió burlesco.

Se alejó de él y caminó hasta su lugar detrás de su escritorio, para entonces tomar asiento, dejando a Jungkook paralizado de espaldas frente a él.

La manera tan segura en la que el Alfa decía aquello, lo hacía dudar incluso de él mismo.
Ese era el poder que tenía Min Yoongi, no, ese era el poder que tenía su Alfa destinado, nuevamente, ¡una mierda!.

–Organiza estos documentos, son solicitudes de escritores, en orden alfabético basándote del nombre del autor– Ordenó Yoongi, tan tranquilo como si la platica de apenas jamás hubiese existido.

Mío -민에 [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora