Mediodía
La aguja cayo suavemente en el negro disco, tomó un cigarro de la cajetilla, saco sus fósforos y lo encendió con la misma precisión con la que un francotirador de la marina estadounidense haría su trabajo
No había llegado el nuevo tomo de la revista donde tomaba el manga que traducía, naturalmente, al llegar desde Japón, llegaba con un mes de retraso, aunque aún así llegaba cada semana sin falta. Era miércoles, aunque el bien quería que fuera viernes, el tener unas cervezas bien frías era una de esas recompensas por terminar la semana que tanto le sabían a gloria, eso y su cajetilla de Benson
Era la una de la tarde, las noticias empezaban a las dos y ya había bajado un paquete de carne para comer esa tarde, encendió el abanico, abrió las cortinas para que el humo saliera más fácil, y se sentó en su sillón favorito con una botella de agua mineral bien fría en mano
Cuando apenas se había acomodado bien en el sillón, su teléfono de casa sonó, lamentándose, se levantó del sillón, camino hacia donde tenía el teléfono, y levanto la bocina sin cuidado para recibir un saludo de su tía, la que le regalo la computadora
-Hola m'ijo, como estas?
-Bien, tía, no me puedo quejar
De ahí, como siempre, procedieron a actualizarse de cómo estaba la situación en sus vidas, aparte de los constantes regaños de la tía al escuchar a Fernando con su cigarro y los recordatorios de lo que le podía pasar si seguía con tal mortal vicio, para cerrar con la típica invitación de su tía a visitarla en su ciudad, cosa que a Fer no le apetecía mucho ya que tenía que manejar por alrededor de ocho horas, aparte de la eventual entrevista con uno que otro oficial de migración con tintes racistas, tan racistas que bien podría ser de Arkansas y pertenecer al KK... K
Al terminar la llamada, el reloj marcaba la una con 56 minutos, encendió el televisor, apago el equipo de sonido, sintonizo el canal de su preferencia, subió el volumen y procedió a hacerse de comer, y como siempre, a las 2:30, el niño mandadero del edificio subió a ver si se le ofrecía algo, lo mando a la tienda con su canastilla de seis refrescos, un billete de cincuenta pesos, y la orden de comprar refrescos surtidos y medio kilo de tortillas, tomo un papel aluminio, envolvió un bistec de los que estaba haciendo, espero a que regresara, tomo 6 tortillas de su medio kilo y se los dio de comer al niño, ya que sabía que el a esa hora no comía nada, sus padres trabajaban a la misma hora, misma razón por la que el salía a su edad, 10 años, a ganarse un peso honrado, quizá para los domingos después de la iglesia, o no sabía, mientras no se lo gastara en vicios
Acabó de comer, le llamo de nuevo al niño para darle sus 5 pesos bien merecidos, y al no ver más motivos de encender su computadora, procedió a salir a caminar un rato
Como de costumbre, al dar la vuelta al barrio, saludo a todas las personas que conocía, algunas quizá de vista, pero por lo menos sabían quién era, como las chicas de la peluquería donde suele ir a cortarse el cabello, la señora de la tienda, el taxista del barrio, el alemán que le vendía los sábados algún vino, cerveza u otras deliciosas viandas europeas en su delicatessen, al que todos le llamaban bar, los choferes de ruta que tenían su terminal en el barrio, el mecánico, y otros tantos vecinos que, a diferencia de él, Vivian en las casas unifamiliares del barrio, y que, a diferencia de sus vecinos del multifamiliar, el si conocía
Al girar por la secundaria del barrio, se encontró con una de las maestras, Rebeca, una chica que apenas tenía dos años en la secundaria dando clase, y en general solo tenía eso de experiencia, ya que era una reciente egresada de la universidad
-Fernando, que sorpresa verte por acá, como estas?
-La sorpresa es verte a ti, Rebe, casi todos los días paso por aquí y sin embargo, no suelo encontrarte
-Debe ser porque pasas temprano... Oye, tendrás tiempo el sábado? No sé, podríamos pasar por el bar del alemán y de ahí a tu casa, me llego el disco que te dije pero pues, ya sabes que en casa no lo puedo poner
-Si, lo se... Y claro, el sábado no creo tener nada que hacer más que dormir por la mañana, así que si quieres pasar de mediodía en adelante, estaría perfecto, ya nada más entonces bajaríamos por algo a lo del alemán
-Perfecto, entonces el sábado?
-El sábado será
Continuo su caminata pensando en Rebeca, recordando que la conoció en una tarde lluviosa de un año atrás, cuando, siendo un buen samaritano, la ayudo a remolcar su auto, un VW Sedan del 78 Al taller del barrio, después descubrieron que tenían las mismas aficiones y, aunque salieron por un tiempo, al último terminaron siendo solo amigos
Regresó a su casa al filo de las 4 de la tarde, con una botella de agua mineral nueva, tomo lo que había sobrado de la comida, lo guardo en su lonchera, tomo un baño y volvió a acostarse a dormir
Ahora esperaría al sábado con muchas ansias
Noche
Después de la junta de objetivos a media semana con su jefe, donde además hablaron de su nueva compañera y de que debía darle su espacio de a fuerzas, Fernando acudió a revisar una de las maquinas primarias de la fábrica, donde como siempre, el Supervisor de producción lo trataría como caballo en pleno medio oeste, y eso porque, para no variar, la producción de dicha maquina era "Importante y urgente", regreso por una pieza a su taller y se encontró con Minerva, por primera vez en lo que iba del día
Prefirió no cruzar palabra con ella, tomo las piezas que necesitaba y salió, aunque al salir escucho un pequeño sollozo, sin darle importancia
Al terminar el turno, creyó verle la cara y los ojos hinchados, pero de la misma manera, no le dio importancia
Mañana
Había lluvia, lo bueno es que había cambiado los hules de los limpiaparabrisas del auto la semana pasada, solo esperaba que no siguiera lloviendo mucho porque si eso pasaba, iba a tenerla difícil para salir del barrio, llego a la tienda del barrio, compro dos panes y un sobre de chocolate instantáneo, subió a su casa no sin antes antojarse con el aroma a pan que salía del delicatessen del alemán, que solía hacer pan blanco cada tercer día para ofrecerlo con mermelada, nueces y queso azul o Brie, combinación que era buena solo para aquellos acostumbrados a sabores fuertes, subió a su apartamento, saludo al niño de los mandados que iba camino a la escuela a una hora más temprana de lo acostumbrado, hizo su típico ritual de llegada, tomo un vaso y se preparó una leche con chocolate, mientras ponía las noticias locales en el televisor, termino su desayuno y termino su día
Que le esperaba el sábado? Solo dios sabia.
Double Feature Today! aqui la segunda parte, esperen el proximo capitulo en maximo un mes, Saludos a todos!
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Traductor a Escondidas
General FictionEs 1997... Pero un 1997 alterno, claro está, Un obrero de una fabrica cualquiera hace simplemente su chamba y vive su dia a dia, manteniendo ocultas sus aficiones... Y el hecho de que es un traductor