Capítulo 8. Víctimas del error

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Los gritos de Kagura eran tan fuertes que se escuchaban en toda la mansión, Sesshomaru no sabía qué hacer al respecto, por su culpa el bebé nacería prematuro, estaba en graves problemas, no quería llegar a ese punto, siempre tuvo la delicadeza posible para evitar este tipo de episodios... no quería dañarla y ahora...

Se acercó a ella y la tomó de la cintura para cargarla y bajar las escaleras, tenían que ir urgentemente al hospital ya que el bebé estaba por nacer, no se perdonaría si algo le pasaba a él o a ella, no tenía afecto hacia a ellos pero no es un monstruo como para no preocuparse. Kagura se retorcía y golpeaba el pecho de Sesshomaru para que la bajara, era tan terca.

—¡¡Suéltame maldito, este escuincle aún no debe nacer!! ¡¡Ah!! —terminó ahogando un grito de dolor. Sesshomaru poco le hizo caso y siguió su camino hasta llegar a la entrada de la mansión.

Los sirvientes rápidamente se acercaron y uno de ellos le abrió la puerta para que el matrimonio pudiese salir. Kanna, al escuchar el escándalo, salió rápidamente de la mansión encontrándose a su cuñado subiendo a su escandalosa hermana al auto.

—¡¿Qué pasa Sesshomaru?!

—Tu hermana está por dar a luz— contestó con preocupación. Kanna se asustó.

—¡Pero es demasiado pronto, ella tiene ocho meses!.

—¡¡Cállense maldita sea y llévenme con mi médico!! ¡¡Aaaah!!.

—Hermana tranquilízate —exclamó Kanna. Luego miró a su cuñado quien ya se estaba subiendo a su auto —Llévala cuñado, yo me encargaré de alistar las cosas del bebé y también llamaré a mi padre.

—Te lo agradezco Kanna.

Y sin perder más tiempo, Sesshomaru condujo a toda velocidad su carro, realmente iba preocupado por la salud de su esposa, mientras tanto ella no era de mucha ayuda, en todo el camino, Kagura se la pasaba insultando y gritando de dolor, el albino poco le hacía caso y seguía concentrado manejando el vehículo.

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Kanna pidió de favor a la servidumbre que escogieran ropa cómoda para el bebé, todo debía de estar listo para el momento, al ser prematuro debían ponerlo en una incubadora, no obstante la ropa del bebé tenía que estar lista.

Mientras las sirvientas se encargaban de las cosas para el bebé, Kanna, desesperada caminaba de arriba hacia abajo con el teléfono de casa en su oído derecho, le desesperaba que su padre no le contestara, era algo tan urgente, su nieto y su hija estaban en apuros, no entendía porque cuando se trata de una estupidez él contesta rápido pero cuando se trata de una emergencia, se tarda mucho. Después de varios intentos, Naraku por fin respondió.

—Kanna hija ¿Qué sucede?.

—¡¡Padre, Kagura está por dar a luz, ahora mismo iré al hospital!!.

—¡¿Qué?! ¡Pero Kagura aún tiene ocho meses, el niño...

—Sí padre pero tu hija no se cuida, tengo que colgar, nos vemos allá.

—Pasaré por ti hija, espérame.

—Gracias padre, aquí te espero —Kanna colgó la llamada y tomó la maleta con las cosas del bebé adentro, esperaría tranquilamente a su padre mientras está sentada en la sala de la mansión.

Por otra parte. Naraku sonrió al escuchar la agradable noticia, su nieto por fin nacería, aunque... del modo que no quería, le rezaba a todo los dioses para que el pequeño nuevo integrante de la familia naciera con bien. Dentro de su cartera, Naraku tiene una fotografía de su esposa sonriendo tiernamente, la tomó y le dio un beso.

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora