A mis ojos de loca, les pido que no lloren, que la sangre que derramo son sentimientos que no expresé.
Que no expresé esa sensación de ganas de vomitar por los nervios que están en mi cuerpo.
En mi cuerpo el nudo de mi garganta que son palabras que nunca dije.
Nunca dije que no me preocupan mis heridas externas, sino las internas, a esas que no se les puede poner una tirita para detener su sangrado.
Para detener su sangrado le ofrecí la mano, lastima que mi reflejo no pudo aferrarse.
No pudo aferrarse y cae lentamente en un vacío interminable de emociones.
Emociones que me tienen cautiva de la realidad.
La realidad que todos dicen ver y nadie sabe en verdad.
En verdad escribir este sentir es imposible para mí.
Para mí la poesía que escribo es una manera de sentir.
Sentir que soy libre, libre de todo aquello que me encadena a la sociedad en la que vivo, que piensa que por ir al psicólogo hay que estar loco, pero querida gente os digo que eso no es así, estoy más cuerda que muchos que dicen estarlo, yo si me planteo que hago aquí, cual es mi destino, como pasa el tiempo, que hay más allá de lo que vemos por nuestros ojos, etc.
Y si eso es estar loca... Loca estaba, loca vivo, loca pienso, loca estaré y loca moriré.
