Único

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Entra después del menor con su chaqueta en el hombro y gafas colgando del bolsillo —Ese gilipollas queda como alumno en pruebas a ver si aprende a disparar— cuelga la americana en el perchero y se descalza para ponerse las pantuflas que usa por casa.

—Tranquilo, le toca atender denuncias por todo el mes y limpiara las patrullas con la lengua si es necesario— cierra la puerta e imita al peliblanco, deja sus zapatos y va hasta la cocina para buscar que comer.

— ¡Ya te digo, el próximo disparo que reciba de un puto agente se lo voy a meter por el culo! — dice mientras se dirige al baño.

Enciende la luz blanca que lo ciega momentáneamente, mira en el espejo como su camisa está manchada de rojo, justo en su hombro izquierdo. Suspira mientras quita botón por botón, tiene que respirar profundo para no gritar cuando se quita la prenda, aunque todo su cuerpo esté con cicatrices no lo hace inmune al dolor, solo aumenta su capacidad para soportarlo.

Ahora que nada tapa su torso, el vendaje que atraviesa su pecho para cubrir por completo su hombro es visible. Es inevitable que no recuerde como su cuerpo estaba envuelto por las mismas tiras, hasta su rostro y pierna, levanta la mirada para apreciar la cicatriz en todo el lado derecho. Mejilla, sien, parte del inicio de su cabello y oreja tienen un color muy diferente al resto de su cara, es más claro y por ende llamativo. Solo lo que puede agradecer es que su visión ni audición se hayan visto afectadas permanentemente, luego de la explosión a sus oídos llegaba un zumbido y sus ojos lagrimeaban por el humo junto con el sufrimiento que sentía al quemarlese el cuerpo.

Misma cicatriz se desplaza por su cuello, pasa por su hombro  y termina en algunas partes de su brazo. Mira su muñeca junto con las partes sanadas, sube más hasta detallar el anillo rodea su dedo anular, le da vueltas con el pulgar y recuerda los días que estuvo en el hospital, entubado por semanas, en coma por otras cuantas junto con una recuperación de meses.

Ver su reflejo tiempo después le costó muchísimo, toda la poca autoestima que tenía se rompió junto aquel espejo. Permaneció en las sombras por el asco que él pensaba que causaba en el resto del mundo, y hasta en su esposo. Pero al final, Gordon fue el mismo que lo ayudó en salir de esa profundidad depresiva que lo rodeaba, le susurraba palabras de amor mientras curaba sus heridas aun dolientes y le decía lo hermoso que era cuando acariciaba su rostro limpiando sus lágrimas.

— ¿Conway? —David aparece en el umbral del baño con el teléfono y un folleto en las manos — ¿Todo bien? Te estaba llamando para decidir qué pedir de cenar—

Su mirada se alterna entre el hombre y su reflejo —Si, todo bien. Tu pide lo que desees, no tengo mucha hambre tampoco— vuelve a ver el espejo y no sabe porque siente que la marca en su rostro se hace más notable, arruga el ceño acercándose hasta chocar su pelvis al lavamanos — ¿No se ve diferente hoy? Como si estuviera más clara— toca y estira un poco su mejilla.

El castaño deja las cosas en el mármol y se acerca al otro —Es imposible cariño, no puede estar más clara porque ya sanó del todo, ven— lo aleja del espejo colocándose detrás, pegando su pecho contra la espalda y apoya su mentón en el hombro derecho mientras  rodea su abdomen con los brazos —Tal vez no la notas igual que otros días porque olvidaste como era, puede que no la hayas detallado anteriormente y ahora te parezca diferente ¿no crees? — Jack asiente y suspira, apoya su cabeza contra la del otro dejando caer sus brazos para relajarse —Hoy te ves más guapo que ayer, creo que te sienta estar vendado como una momia— escucha la suave risa ronca y le da un beso en la mejilla.

—No sabía que te gustaban los chamuscados con vendajes— muerde su labio interior retirando la mirada del espejo.

—No digas eso Jack— acaricia sus pectorales y costados tratando de volver a encontrar esos ojos miel por el espejo —Al ver tus marcas siento rabia y culpa porque yo te deje ir solo y no llegue antes para evitar todo este dolor— besa delicadamente su hombro —Pero tambien siento una admiración que no te imaginas, mírate, estás aquí como un verdadero sobreviviente avanzando cada día— toma su mentón suavemente y hace que lo mire por el espejo —No puedo saber con exactitud cómo te sientes, pero quiero que estés orgulloso de ti mismo, estás a salvo y superando cada obstáculo que se presente— busca su mano y las entrelaza sobre su pecho —Estamos juntos sin importar qué, siempre estaré contigo apoyándote y amándote, como lo prometimos en nuestros votos— sonríen y las argollas brillan por la luz. Jack da media vuelta para besarlo pero se detiene al sentir el ardor en su hombro —Tranquilo, no te muevas mucho que no quiero estar yendo y viniendo del hospital— deja un besito en la punta de su nariz y sigue por todo el rostro, termina en sus labios mientras sus dedos se pierden en el cabello blanco.

Continúan besándose por un rato más hasta que el aire se hace escaso y tienen que separarse para respirar. Deciden qué comer mientras Jack lava su rostro y se pone ropa cómoda, ambos cenan frente a la televisión pero la comida junto con el programa dejan de importarles cuando vuelven a besarse, esta vez más pasional y bruscamente.

Van hacia su dormitorio mientras el comisario quita sus prendas dejándolas botadas por el pasillo, la espalda del castaño rebota contra el colchón cuando en él. Jack lo besa desesperadamente mientras le ayuda a bajar sus pantalones y ropa interior, con un solo brazo funcionando por completo se encarga de rodear con su mano ambos penes y estimularlos a la vez.

Una vez ambos están erectos, Conway se arrodilla para besar y morder los muslos, lame las rojeces y pasa su lengua por el tronco terminando en la punta. La mete por completo en su boca hasta sentir el glande en el inicio de su garganta, Gordon jadea y tira de su cabello pidiéndole más. Lo saca de sus labios y se desliza hacia arriba.

David siente la humedad en su glande, el cosquilleo en su falo que le ruega calmar y una lengua recorrer sus pectorales hasta llegar a su boca. Manos rasposas aprietan sus muslos, pasa sus uñas dejando líneas rojas e irritadas, su espalda se arquea ante la primera embestida y nalgada de la noche.

Las sensaciones llegan a su cabeza como droga al cerebro, la dopamina nubla su mente y tiene que cerrar los ojos para conservar lo que siente y los sonidos.

—Mírame— pasa una mano por su nuca y la eleva un poco, abre los ojos y su interior se remueve más ante la mirada marrón claro dilatada —Eso es David, no cierres los ojos— y con un preciso movimiento hace que ambos gimen y Gordon lo rodee con las piernas.

La cabecera no deja de golpear la pared al igual que la pelvis a los glúteos. Sus manos se deslizan por los costados del mayor delineando cada músculo y hace marcas en la piel que alcanza.

—M-más... más duro— Conway está de acuerdo y sube la velocidad, aprieta sus caderas entre sus manos y mueve su cintura más rápido.

Gordon no puede hacer más que gemir y gritar el nombre ajeno, el sudor baja por su sien y los labios se le resecan. Empiezan a marearse ante todas las sensaciones, Jack nota esto y suelta su cuello para que ambos exploten.

Respiran muy rápido mientras acarician sus cuerpos, Jack sale de Gordon y se recuesta a su lado. Sus pechos suben y bajan muy rápido, ambos miran al techo blanco mientras el sudor baja por sus frentes y es absorbido por las sábanas.

Y como si fuera telepatía, ladean sus rostros haciendo que los bonitos ojos miel y cafés se encuentren. Solo se miran fijamente, examinan sus mejillas sonrojadas y cabellos revueltos.

Jack acaricia la mejilla contraria y las arrugas que se hacen por la sonrisa de Gordon. Le devuelve el gesto con sensaciones emergiendo de su pecho, el cansancio se nota en sus ojos y como los párpados le pesan. Los abre al sentir el movimiento en la cama, el castaño los cubre con una manta y se acuesta a sus espaldas.

— ¿Qué haces? Ven a este- —se queda callado cuando Gordon comienza a besar su nuca y acaricia su pecho. Es un detalle que hace desde el inicio de su recuperación, besa su espalda como ahora lo hace, acaricia las heridas por encima de los vendajes y se pega a él para que no sienta frío, pero realmente es para que sepa que no está solo y que alguien cuida su espalda.

—Descansa Jack— es lo último que escucha antes de cerrar los ojos y entrar en fase rem. Gordon sigue consintiendo sus heridas y marcas hasta que escucha la lluvia golpear la ventana y lo hace dormir hasta el amanecer.

Y así es una noche común entre los dos, horas después el sol hace brillar las gotas que aún se deslizan por el cristal, los cubre con su luz haciendo que lo primero que Jack vea al despertar el cómo sus anillos dorados brillan y sienta esa esperanza que permaneció muchos años en el fondo de su corazón.

FIN…

Your Beautifull Skin || Gorway +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora