Prólogo

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Dolor....
Frío...
Miedo...

 Sentada en la acera, lágrimas nublaban mi vista... No podía dejar de llorar, el miedo y la adrenalina de lo que acababa de suceder me tenia así, ya no quería entrar a esa casa, que aparentaba ser un hogar, y que en realidad era un infierno, cada día era lo mismo, pero en las noches era peor, tenia miedo de que la puerta se abriera y que él entrara a hacernos daño... 

Llegue al punto de dormir con un cuchillo a la par de mi almohada, no sabia como usarlo para hacer daño, pero a ese punto ya estaba dispuesta a todo, con tal de defender a mis hermanos a mi abuela, y a mi madre.

Pero ya no podía mas quería que todo eso terminara...lo que vivíamos no era vida, era como vivir atados al sufrimiento. afuera todos creían que estábamos bien pero la realidad era otra.


Alce la mirada al cielo nocturno y dije:  —¡¡Padre ya no quiero vivir así!! por favor ayúdame— y quería tener la esperanza que Dios iba a ayudarme algún día...

Entonces se abrió la vieja y descuidada puerta de lámina que tenia mi casa y salio mi abuela, con el rostro triste me dijo: 

—Éntrese, ya es muy tarde y hace frío.

—No quiero volver a entrar ahí —conteste, volteando la cara, para que no viera llorando.

Se abrió la puerta de nuevo, y salio mi madre con el rostro con el rostro con morados de los golpes, ella también insistió en que entrara pero no quise. Ya estaba cansada que trataran de remediar todo con una simple disculpa y que aparentaran que todo estaba bien, porque después todo volvía a hacer los mismo.

  Por tercera ves se abrió la puerta, y esta ves, salio la persona que menos quería ver en estos momentos, el que me hacia temblar de miedo, y con rostro serio, me dijo: 

—Vamos adentro.





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