Capitulo Ocho

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La última vez que sentí una alegría así de grande fue cuando vi tu rostro al recibir mi primer obsequio, un unicornio de peluche lo bastante grande como para que todas las noches durmieras con él. Tu rostro al verlo se llenó de un brillo que pudo haber dejado ciego a cualquiera, la sonrisa de oreja a oreja que apareció en tu rostro no hizo más que llenar mi cuerpo de alegría. Me pregunto si haz vuelto a sonreír con alguien más de la misma forma en la que lo hiciste conmigo.

Después de aquel mensaje Tweek solo respondió con un gracias, al guardar su número pude ver su foto de perfil. Era una foto de él un tanto interesante para mí, pues en esta se podía ver a un Tweek sonriendo a tal punto que sus ojos se hacían pequeñitos, su cabello se encontraba desordenado como siempre solo que ahora un pequeño broche azul sostenía parte de este hacia un lado, llevaba una camisa verde de botones con las mangas recogidas y en sus manos un pequeño cupcacke. El cupcake tenía un capacillo azul y estaba decorado con un glaseado blanco y unas chispas rojas, este cubría su boca somo si la finalidad de esa foto fuese un Tweek comiendo su cupcake favorito.

Al ver aquella foto no pude resistirme y la terminé guardando en mi celular, la belleza de Tweek era algo con lo que simplemente no podía lidiar. El simple hecho de verlo de esa manera, aunque fuese en una foto, hacia mi cuerpo estremecerse de una forma inexplicable, mierda estoy jodidamente enamorado de este niño.


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A la mañana siguiente me levante como de costumbre, me aliste rápidamente mientras seguía pensando en aquella foto de Tweek. Al llegar a la escuela lo salude como lo había hecho días anteriores.

-Hola Tweek- mencione y cuando estaba a punto de sentarme ...

-Hola Craig- mierda me respondió. Dios mi corazón no puede con tanto.

Al escucharlo simplemente me quede en blanco, no sabía cómo reaccionar por lo que simplemente me quede callado, Dios soy tan idiota desaprovechando este momento, pero a pesar de esto puedo decir que hoy soy plenamente feliz. Las clases comenzaron y aunque las materias del día eran algo pesadas, hoy nada podría arruinar mi día, si hubiera sabido lo que vendría después jamás habría dicho esas palabras. 

El timbre sonó y mis amigos y yo nos dirigimos hacia las canchas de baloncesto, si bien ahora los chicos del club me odian por lo inscribirme en el equipo, eso no impide que vea los partidos. Al terminar el juego me disponía a dirigirme al salón con los chicos cuando una de las animadoras se acercó a mí, y aunque me imaginaba el por qué decidí dejar que terminara de hablar. Me pidió que fuera a la parte trasera de los laboratorios al terminar las clases, que había alguien que quería hablar conmigo, aggg como me molestan este tipo de situaciones, pero tampoco quiero verme como un patán engreído por lo que accedí a ir a aquel lugar.

Al sonar el timbre los chicos se ofrecieron a acompañarme, pero yo me negué, entre menos personas sepan quien es la persona que seguramente se me va a declarar mejor, prefiero que esto quede entre nosotros y no que sea el hazme reír de la escuela por que la rechace. Al salir del salón y caminar hacia aquel lugar sentía que había alguien detrás mío, pero por más que voltee no pude ver a nadie por lo que pensé que solo era una paranoia mía. Al llegar al lugar no había nadie, supuse que había llegado temprano, pero cual fue mi sorpresa al ver quien era la persona que me había citado.

-Heidi, vaya sorpresa-. Exclame.

-Hola Craig, lamento traerte hasta acá, pero quería que fuera privado-.

-Si claro, no te preocupes, yo prefiero lo mismo para ser sincero-. Al decir esto me miro asombrada para después sonrojarse y bajar la mirada, quizás muchos pensaran que fue un gesto tierno pero el único que puede verse adorable para mi es Tweek.

-Craig ... yo sé que seguramente me rechazaras como a las demás chicas, pero ... amm yo no quería quedarme con esto dentro mío por lo que, aunque me rechaces, prefiero decírtelo-. Después de eso menciono lo mucho que le gustaba y que si le diera la oportunidad de conocerla seguramente haría todo lo posible para que me gustara también, para ser honesto todo eso no me importaba, pero no quería ser cruel con ella.

-Entiendo lo que me pides Heidi, pero yo no puedo corresponderte, y lo que te diré espero que se lo menciones a las demás chicas, yo ya tengo a alguien que me gusta por lo que ninguna de ustedes me puede interesar-. Al escuchar esto sus ojos se llenaron de lágrimas y sin más salió corriendo no sin antes disculparse, sabía que sería duro para ella, pero no pensé que lloraría de esa forma.

Me disponía a marcharme de aquel lugar cuando una silueta enorme apareció frente a mí.

-Que mierda quieres Cartman-. Aquel chico gordo tenía una mirada de odio bastante notoria, no sabía que estaba ocurriendo para que me mirara así, pero era claro que no estaba ahí para jugar.

-Así que por tu estúpida existencia fue que Heidi me dejo-. ¿Que? ¿Como? ¿Cartman y Heidi eran pareja? Mierda no esperaba eso.

-No tenía idea de que eran novios y para ser honesto me importa una mierda lo que paso entre ustedes-

-Pues yo hare que te importé maldito idiota- al escuchar esto vi cómo se acercaba rápidamente hacia mí para soltarme un fuerte golpe en la mandíbula que mi hizo tropezar un poco. -Tu maldito bastardo, Heidi me termino hace unos días diciendo que se había enamorado de alguien más, y mira quien resultó ser ese cabrón, nadie más que Craig Tucker-. Exclamo bastante furioso.

-Si bueno- respondí escupiendo un poco de sangre. -Es claro el porque me prefiere a mi o no GORDO- usualmente no es una palabra que utilice para insultar a alguien, pero sabía que era algo que a Cartman le molestaba, y como toro enjaulado recién liberado corrió hacia mí pero esta vez no lo dejaría salirse con la suya.

Lo recibí con un golpe en la ceja abriéndosela un poco para después seguirlo golpeando, uno a uno los golpes tanto suyos como míos junto a algunas patadas eran conectados por cada parte de nuestros cuerpos, la sangre fluía y salpicaba por todo el piso hasta que algunos alumnos que aún no se marchaban de la escuela escucharon el alboroto y así llegaron para tratar de detenernos.

No podía creer la fuerza que tenía Cartman pero eso no impediría que yo también le diera unos cuantos golpes, me prometí a mí mismo que no volvería a dejar que me intimiden y si debo golpear a todos en esta escuela lo hare, pero nunca más me volverán a lastimar como lo hicieron en el pasado. Algunos alumnos detuvieron a Cartman quien aún quería pelear, así que decidieron llevárselo lo antes posible.

-Me las pagaras Tucker, escúchame bien, esto no se quedará así, no sabes con quien te acabas de meter, hare que llores lágrimas de sangre, me escuchaste-. Fue lo último que dijo, si bien no tengo miedo ante lo que ese idiota pudiera hacer, era claro que debía mantenerme alerta. Ya sé lo que es vivir en el infierno y tener que salir solo, que aquella estúpida amenaza de Cartman son solo palabras vacías para mí. 

Entre tú y yo - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora