La primer noche que Five y Klaus durmieron juntos, muchas cosas cambiaron.
Sus sentimientos, por ejemplo. Lo que alguna vez fue un simple cariño infantil, pronto se convirtió en una pequeña y molesta cosita llamada “Amor”, y aunque comenzó como algo frágil y diminuto, creció con fuerza frente a cada adversidad que se encontraban.
Cuando Five se fue, cuando Klaus se perdió, cuando salvaron el mundo, cuando se reencontraron, cuando se vieron una vez más… Fue suficiente para que sus ojos brillaran con adoración como alguna vez lo hicieron en el pasado.
Sonrisas, pequeños toques, miradas, palabras, guiños, abrazos, besos…
No tardaron mucho en volver a estar juntos y rápidamente se buscaron un lugar para ellos, un hogar.
Five adoraba dormir con Klaus, su piel era fría pero suave, completamente diferente las calientes piedras en las que durmió durante el Apocalipsis, y otra cosa eran sus rizos castaños, amaba jugar con ellos hasta quedarse completamente dormido. Aún no terminaba de acostumbrarse a dormir en una cama, pero con su amado a su lado todo era mucho más fácil.
Entonces despertó ligeramente y no pudo sentir a Klaus a su lado.
Five no entraba en pánico fácilmente, o eso le gustaba pensar, entonces pensó en situaciones probables. Quizá fue al baño, quizá fue a tomar algo de agua, quizá perdió el control y fue a tomar algo de alcohol, quizá fue a fumar, quizá salió por drogas, quizá la comisión volvió, quizá…
Sacudió los pensamientos cada vez más paranoicos y se levantó de su cama, inhaló y exhalo, caminó con cuidado por los pasillos de su hogar cuando escuchó ruido a la lejanía, provenía de la cocina, y sin dudar se teletransportó directamente afuera de la cocina. Su corazón se calmó en cuanto escuchó la dulce voz de Klaus, suspiró y dejó que la tensión de sus hombros bajará a un nivel óptimo.
Y entró en la cocina.
Habían ollas y sartenés en la barra junto a ingredientes de cocina, un dulce olor llenó sus fosas nasales instantáneamente, era exquisito, si podía decirlo por sí mismo. Avanzó por la cocina y vio a Klaus cortando un par de frutas en formas pequeñas, el castaño no parecía haberlo notado aún, fue entonces que notó que estaba usando sus auriculares negros, la música era lo suficientemente fuerte para que él también pudiera escucharla a esa distancia, y la respuesta a tal comportamiento errático llegó rápidamente.
Se acercó con cautela y colocó una mano en el hombro de su amado, el castaño se sobresaltó y dejó caer el cuchillo que sostenía en su mano directamente al suelo. Five tomó sus manos con suavidad mientras Klaus parecía tenso y lentamente procesar el toque físico de su pareja. El pelinegro extendió su mano y apartó suavemte sus auriculares, esperando cualquier reacción negativa para detenerse.
– ¿En qué te puedo ayudar? – Preguntó tan pronto supo Klaus lo podía escuchar.
– … Cocinar… Eso me ayuda… – Fue la respuesta temblorosa.
Five asintió lentamente, colocó sus auriculares en sus oídos nuevamente y soltó sus manos con suavidad, dejando que Klaus pudiera continuar con su tarea para distraerse, sin embargo, se sentó en uno de los bancos y miró con atención cada movimiento de su amado, cuidando cada paso que daba, listo para teletransportarse si era necesario. Miró el reloj que colgaba perezosamente de la pared de la cocina y suspiró al ver que marcaba 6:21 am, al menos despertó temprano, pensó con una sonrisa burlona.
Miró a Klaus cocinar por al menos una hora y media más, no había preparado mucha comida, pero era probable que duraría uno o dos días completos. La mayoría dio a parar en el refrigerador, el resto estaba preparado en platos para el desayuno.
Las manos de Klaus seguían temblando, pero sus ojos ya no parecían perdidos y sus auriculares colgaban de su cuello. Five le dedico una sonrisa orgullosa que fue correspondida por una tímida.
– Debo admitirlo, no sabía que podías cocinar. – El mayor tomó una de las páginas de Klaus e intentó hacer un chiste.
Chiste que aparentemente funcionó cuando Klaus soltó una carcajada sin aliento.
– Cuando vives en las calles aprendes una cosa o dos. – Correspondió a la broma, miró a un lado sin notar el ceño fruncido de Five. – Sí, eso también.
Ben, el invitado de Klaus, o como a veces lo llamaban en broma, el intruso bienvenido. Él que conocía todos los secretos de Klaus, no sólo porque fuera un confidente, sino porque tuvo que ser testigo de ellos. Y aunque a veces lo envidiaba por eso, le gustaba más cuando Klaus compartía con él por si mismo.
Aún así, la curiosidad lo mataba.
– ¿Qué otra cosa?
Klaus se sobresaltó, mala señal. Se acercó con cuidado y tomó sus manos suavemente, el contacto físico era el mejor confort para el de ojos verdes y Five se aseguraba de proveerlo constantemente.
– No tienes que responder si no quieres. – Dijo el mayor lentamente.
Klaus suspiró y se inclinó para colocar su frente en el hombro del más alto.
– Es sólo… Había veces en que me cansaba de dormir en la calle o en casa de Diego o el invierno era realmente malo, ¿Sabes? – Klaus sonaba exhausto, usualmente lo hacía cuando iba a contar algo que traería escalofríos a Five. – Entonces aparecían… Personas… Mayormente eran hombres, pero a veces había una o dos chicas… Me dejaban quedarme y me trataban bien… O al menos cuando hacía lo que querían, quiero decir…
Efectivamente, una corriente de escalofríos recorrió la columna del mayor, quien sólo apretó ligeramente las manos de Klaus que no podía dejar ir.
Cada vez que aprendía algo nuevo del tormentoso pasado de su amado, no podía evitar como malas sensaciones lo aturdía, habían veces en que quería salir y hacer pagar a los bastardos que lo hirieron, y otras en que simplemente quería besarlo hasta hacerle olvidar todo lo malo que ha sufrido.
Y como todas las otras veces, tomó su rostro con suavidad y se inclinó para rozar sus suaves labios con sus propios labios, un beso casto y delicado, como si besara una pieza de porcelana frágil y valiosa, por que eso era Klaus para él, y nunca lo cambiaría por nada en el mundo.
Lo amaba con todo su corazón.
Klaus pronto se inclinó en búsqueda de más contacto, juntando sus labios en un beso más profundo pero no menos inocente, como las veces en que solían escabullirse en el cuarto del otro después de una sesión de entrenamiento, buscando el consuelo del otro, buscando caricias y el amor que anhelaban. Su lugar seguro.
Segundos pasaron cuando finalmente separaron sus labios, pero mantuvieron sus frentes unidas. Los ojos de Klaus se mantuvieron cerrados, mientras que Five mantenía su mirada en sus manos, frías y con cicatrices, pero siempre suaves y hermosas.
– Te amo… – Murmuró Klaus temblorosamente.
– También te amo. – Correspondió Five.
Y ambos volvieron a la cama para poder abrazar al otro y dormir otro rato, igualmente, nadie los molestaría ahora.
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It's Never Too Late (To Let Go) ♡ Klive
Fanfiction"Nunca es muy tarde (Para dejar ir)" Las memorias siempre acosan el corazón, pero con la compañía adecuada siempre es más fácil. ♡♡♡♡ + ♡♡♡♡♡ Sólo un one-shot fluff Klive :) Advertencia: Pseudo-incesto (supongo), referencia a relaciones abusivas. ♡...