Hay algo bizarro y de mal gusto que las personas religiosas tienen en común.
Colocar como adorno en sus casas imágenes y pequeñas estatuillas de un hombre crucificado.
Y si le preguntabas a Katsuki que pensaba sobre la imagen de un hombre en completa agonía mientras moría como un adorno en la sala de su casa. Seguramente te llevarías algunos comentarios sarcásticos de su parte.
Y realmente no es que se estuviera burlando, o talvez si, pero simplemente creía que la decoración de tu casa podía ser algo menos violento si se podía elegir.
Desde que tiene memoria, la religión, sobretodo la cristiana, ha estado en su vida, desde siempre.
A su madre le encantaba ir a la iglesia, todos los domingos, sin falta, y lo recuerda como una experiencia frustrante y aburrida, desde levantarse a las siete de la mañana para vestir como si fuera a una boda, y estar sentado en un lugar a lado de quien sabe cuantas personas miserables que pasaban por el mismo tormento que el, a escuchar a un señor viejo y con vestidos raros, hablar por horas de cosas que no podrían importarle menos.
O almenos así lo recuerda su mente de siete años. Recuerda también que debía orar siempre que se sentaba en la mesa a comer, que debía agradecerle a dios por su vida, y por la comida que hay en su plato.
Y recuerda esa cruz en la pared, las más bonitas que había, solo era eso, una cruz en la pared, más había otras, que a sus siete años le daban miedo, pues tenían pegados a la cruz, a un hombre casi desnudo, lleno de sangre y con dolor en su mirada, herido por todo su cuerpo y con una corona de espinas sobre la cabeza.
No entiende que pasaba por la cabeza de su madre, cuando antes de dormir, le leía un versículo de la biblia y aprendía noche con noche aquella perturbadora historia sobre torres tan grandes que como castigo hacían a la gente hablar idiomas raros, sobre lluvias que acababan con la vida en el planeta, sobre serpientes que le daban de comer manzanas malvadas a mujeres inocentes, sobre hermanos que se mataban los unos a los otros, sobre un hombre que partía el mar en dos y sobre otro que convertía el agua en vino, sobre como alguien era torturado por días para luego clavar sus manos y pies a una cruz y levantarlo en una posición que le causaría una muerte lenta y agonizante.
No entendía porque no podían haber historias más lindas para dormir, mientras que sus amigos se iban a dormir escuchando historias sobre aventuras de príncipes y princesas, dragones y hadas, el se iba a dormir recordando que debía ser bueno, que debía obedecer aquellos mandamientos escritos en una piedra, y seguirlos al pie de la letra.
O si no, pasaría toda su eternidad en un lugar que arde eternamente en llamas, a lado del diablo, el ser más horrible en el mundo.
O al menos eso creyó por mucho tiempo, luego, se entero de algo muy curioso.
Katsuki creció en una familia extremadamente religiosa, un reto para su personalidad caótica y abrasiva. Creció yendo a la iglesia, leyendo la biblia, orando durante cada comida y viendo aquella cruz en cada maldito rincón, en la pared de su casa, en los cristales de la iglesia, en el collar de su madre.
Luego creció, y miro diferente todo ese extraño mundo. Y si no lo tomaba literal, la biblia bien podría ser un muy buen libro de ficción.
Y su antagonista, joder su antagonista, no hay personaje más interesante de conocer si no es el propio diablo. Ya sabes, esa criatura malvada, roja y enorme, de cuernos cual toro y cola puntiaguda, que vive en lo más profundo del infierno, allá a donde van los traidores, comiendo en sus enormes fauces a Judas por siempre.
Pero, ese no es el diablo. Hablando de Lucifer, ese no podría ser el tan aclamado señor de lo maligno. Lucifer no era una bestia horrenda de cuernos y cola. Lucifer era un ángel.
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Devil |Katsukiri
FanfictionEl diablo es real... Y no es un ser gigante rojo y con cuernos... El es realmente hermoso. El ángel más bello que tenía el cielo, y el favorito de dios. •Historia Original •Los personajes no me pertenecen créditos a Horikoshi •Contenido bl chicoxc...