"¿Le devolviste el beso?" pregunta Chris.Es una pregunta simple, de verdad.
Una pregunta de cuatro palabras que requiere una respuesta simple de una palabra. Incluso un mero gesto de asentimiento o una sacudida de negación sería suficiente. Si Gianluca se engañaba a sí mismo lo suficiente, podría tomarlo como una de esas preguntas estúpidas que haría algún periodista en una conferencia de prensa luego de un partido en el que ganaron, pero su desempeño como equipo no fue del todo bueno. Tenía suficiente experiencia respondiendo ese tipo de preguntas. Excepto que no es nada simple.
Nada podría hacer que Gianluca ignorara la pesadez que dependía de su respuesta. ¿Un simple sí o no? Más bien, una mera palabra que podría romper su relación, su hermosa y sorprendente relación de cuatro años, en nada más que pedazos de vidrio rotos y, conociendo a Chris, se lastimaría aún más con eso.
Chris.
Oh, Chris.
El número 10 está sentado en el extremo opuesto del sofá, la distancia entre ellos molesta a Gianluca en todos los lugares equivocados. Su suave cabello oscuro, que le encantaba cuando jugaba con ellos, está desordenado. Lleva una de las sudaderas con capucha negras de Gianluca que le llega un poco por encima de la mitad del muslo y sus manos están visiblemente jugueteando con los dobladillos de las mangas. Sus hombros están encorvados como para hacerse lo más pequeño posible, como si disminuir el área de impacto pudiera hacer que doliera menos, como si tuviera que protegerse. Protegerse de Gianluca.
¿Quién hubiera pensado alguna vez que Gianluca Lapadula podría ser infiel?
"Yo-Chris, yo-" Las palabras se atascan en su garganta y se da cuenta de que no se ha sentido tan culpable desde que abandonó a su mamá una noche fría solo porque quería jugar. Respira hondo, tal vez sea un salto de coraje o un salto de miedo, y dice: "Sí".
El italiano puede haber faltado a sus promesas, pero no mentirá al respecto.
Oye cómo la respiración de Chris se detiene por un segundo, y Gianluca quiere llorar. Quiere llorar y caer de rodillas y rogar por su perdón, pero una parte de él sabe que no se lo merece. Chris se estremece visiblemente y el corazón de Gianluca se rompe en un millón de pedazos porque le hizo esto a Christian: su Cholito, que ama la comida trujillana, pero es muy malo cocinando, y, aun así, tenía una de las mejores recetas para una reconfortante taza de emoliente necesaria en la húmeda frialdad de la capital peruana, su Cholito a quien Gianluca le había prometido en su primera noche juntos que siempre lo amaría, aunque "siempre" no sea una palabra fácil de afirmar. Le había prometido a Christian que era el único y siempre lo sería.
Nunca tuvo la intención de romper esas promesas. Todavía no lo hace.
Gianluca había conocido a Aldo apenas llegó al Perú hace más de cinco años, en esos primeros meses acostumbrándose a la vida en otro país llegó a tener un pequeño enamoramiento por el otro hombre, quien solamente lo veía como un buen amigo. Sin embargo, en algún punto se habían distanciado y hacía mucho tiempo que no se veían ni tenían mayor comunicación.
Hace aproximadamente tres horas, como otra visita ''normal'', Aldo Corzo apareció en su hogar. Él apareció allí y lo besó. ¿Y qué hizo Gianluca? Él le devolvió el beso.
"Pensé", dice Chris, su voz no es más que un susurro, "Pensé que ya no te gustaba así. No más".
"¡No lo hace!" Gianluca responde rápidamente, demasiado rápido para que sea creíble y es tan claro como el día que Christian no le cree. Él tampoco se cree a sí mismo y, sin embargo, sigue hablando: "N-no sé qué pasó, Cholito. Lo juro-"
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Y solo por un beso
Short Story"¿Le devolviste el beso?" pregunta Chris. Es una pregunta simple, de verdad. Una pregunta de cuatro palabras que requiere una respuesta simple de una palabra. Incluso un mero gesto de asentimiento o una sacudida de negación sería suficiente. ► Gia...