Mi deber es, en el sendero perdido,
Ser un hombre de pan y pescado;
Mas no soy dolor que camina sin sentido
Pero sí soy acero forjado de tu mano.Hoy, que la fuerza nos juntó,
Y veo tus ojos intentar lo inaudito,
Siembro en la pluma aquella promesa;
a tu oído te digo: "por fin, regresa"
Tú pensaste: "por fin llegó"