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Aidan Gallagher

July

Nuestro país de las maravillas.

No puedo de dejar de pensar en esas simples palabras que ahora significan tanto para mí. Es lindo como ella me cuenta tantas cosas, con la suficiente confianza como si ya nos conociéramos desde hace tanto tiempo lo que a mí me da mucha más confianza y me siento muy cómodo.

Ahora estoy en mi casa, esperando a Dan por qué decidimos pasar la tarde juntos ya que por su trabajo ya no tenía la oportunidad de verme.

Las clases han finalizado milagrosamente y he terminado con éxito mi segundo año de preparatoria y estoy muy orgulloso de eso. Mis padres de igual manera me felicitaron por aquel logro y el vacío que sentía antes ya no estaba.

Los últimos días ellos han estado esforzandose para mejorar la familia pues ya cada quien se estaba desviando por sus caminos. Para ser sincero si lo estan logrando y es lo mejor que puedo pedir, a mi familia unida.

También por esa razón, de que haya terminado mi segundo año, Dan vendrá y eso me hace mas que feliz, además de que hay muchas cosas que contarle.

La intriga me carcome al saber que paso con esa tal Nelly, Lety.. bueno no recuerdo cómo se llama pero me encantaría saber que sucedió. Su vida es una completa novela.

Escucho como el timbre sonó y rápidamente voy a abrir, encontrándome con Daniel, con su típica sonrisa dejándome ver sus hoyuelos.

Vestía una playera blanca con un pantalón recto y tenis negros, con su cabello rizado un poco despeinado.

—¡Hey ARG! —balancea su brazo como pirata, yo solo rodeo los ojos con una sonrisa.

—Hola Maruchan podrido. —yo sabía que odiaba que lo llamara así.

—Jovencito, no me insulte de esa forma. —me apunto con su dedo índice.

—Sonaste como señora. —aclaré soltando una carcajada.

—No importa, ya sabes que puedes insultarme y burlarte lo que quieras de mi —se adentro a la casa con unas bolsas que cargaba y dejarlas en la mesa del café—, pero con mi cabello no te metes.

—¿Me estás amenazando? —dije con una sonrisa de lado mientras me acercaba a el.

—Tú que crees. —entrecerró sus ojos.

Nos mantuvimos así por unos momentos.

—Actúas bien hermano. —admití extendiendo mi mano a su dirección.

—Lo se —respondió aceptando el apretón de manos—, soy el mejor.

—A veces me caes mal.

—Yo se que me amas.

Nos acomodamos en la sala, Dan sacando las cosas que había traído y yo yendo por algunos platos y vasos.

—Hey y qué pasó con esa chica rara de la que me hablaste el otro día. —preguntó cuando me vio salir de la cocina.

De tan solo recordarla no puedo evitar sentir esas mariposas que causa y una sonrisa sale a relucir.

Blue Neon  [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora