4. Consejo

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-Hola- oi que me decia.
No le conteste, total me iba a matar igual. Sabia que me iba a doler pero no podia estarle mas agradecida, iba a acabar con todo el sufrimiento de mi vida. No tenia familia ni nadie que me fuese a recordar cuando no estuviese, tan solo mis compañeras de trabajo pero en seguida se olvidarian de mi. Mi muerte no le causaria dolor a nadie.
-¿Como te llamas?, ¿estas bien?, ¿necesitas ayuda?- no entiendo por que me pregunta estas cosas, ¿por que cojones no acaba ya con todo?
- No vas a contestar a nada de lo que te pregunte verdad- suspiro.
Se inclino hacia mi y sorprendida veo como me carga en brazos y echa a caminar, quiza le guste hacer sufrir a sus victimas antes de matarlas.
Mientras permanezco cargada en sus brazos aprovecho para observarle bien.
Era muy atractivo, parecia completamente perfecto. Era bastante alto, notaba sus musculos bajo su camiseta, su pelo era completamente negro y enmarañado, tenia unos rasgos afilados, labios definidos, nariz recta y unos ojos que quitaban el aliento, parecian negros a primera vista pero si te fijabas bien eran de un castaño muy oscuro.
Bajo la mirada y la clavo en mis ojos. Casi me deja sin respiracion, la intensidad de su mirada era algo realmente inusual. Con un rastro de una sonrisa divertida en la cara aparto la vista y la centro en algo, me gire para observarlo.
Era una casita de madera en un pequeño claro. Se acerco hacia ella y abrio la puerta; esperaba encontrarme una sala llena de instrumentos de tortura, cuchillo y todo tipo de artilugios que puedan causar dolor pero no.
Era una casa normal, bastante mona y acogedora, el salon estaba unido a la cocina y tenia todo un aire muy rustico, todo estaba hecho de madera y parecia fabricado a mano, se podia observar un pequeño pasillo con una puerta cerrada, supongo que un cuarto de baño y en el fondo un pequeño dormitorio.
Me acomodo en un pequeño sofa y se dirigio a la cocina, me paso un vaso de agua. La verdad es que estaba sedienta asi que me lo bebi de un trago y permaneci en silencio mientras me observaba.
-No te voy a matar- me dijo sorprendiendome.
-¿Por que no?- pregunte, rompiendo mi silencio.
-No me proporcionaria ningun beneficio y solo mato por necesidad.
-¿No se supone que eres el "monstruo" del que hablan todas las leyendas?, ¿ese que es despiadado y mata a todo el que se interna en el bosque?, si te soy sincera nunca me las he creido ya que llevo meses yendo a ese claro y es la primera vez que veo a alguien mas y tampoco es que parezcas muy monstruoso pero todo se exagera siempre en estos casos.
- Que habladora te has vuelto de repente, no querida- me entran ganas de reir, ¿querida?, ¿en serio?- para tu informacion el que no parezca un monstruo no significa que no lo sea y te repito que mato por necesidad no por placer.
- Pero al principio me ibas a matar, ¿por que ahora no?- pregunte sin entender nada.
- Soy un demonio. Me alimento del miedo de la gente y tu no tenias miedo.
- Y yo soy Isabel II encantada de conocerle-dije con sarcasmo, si realmente pensaba aque me iba a creer eso es que estaba muy tocado.
-Ahora mismo sientes escepticismo, tristeza, desamparo y una gran vergüenza y repungancia a algunas acciones que has cometido, sientes que has cometido muchisimos errores en tu vida y que estas en un profundo abismo del que no puedes salir por mucho que lo intentes- dijo mirandome a los ojos mientras yo palidecia- y aunque te acabas de llevar una gran sorpresa al ver lo que acabo de hacer veo que sigues sin tenerme miedo porque todo lo que sientes hacia mi es una increible esperanza en que te mate supongo porque te piensas que tu vida no vale nada.
-.....no lo pienso...no valgo nada...se que nadie me va a echar de menos y que mi muerte causara algunas alegrias asi que por que retrasarla mas- susurre inclinando la cabeza.
- Que lo pienses no significa que sea verdad. Si algo he aprendido de este mundo es que los humanos sois volubles y orgullosos; vales mas de lo que piensas si no no habria gente que te quiere muerta, vive y demuestrales que eres intocable, sal del oscuro agujero en el que estas y riete de ellos y sentiras que puedes hacer todo lo que te propongas pero si te mato solo les veras regodearse en tu miseria.
Medite todo lo que me dijo, pense en David y en el resto de clientes, en el ama de llaves del orfanato, en mi jefe. Ninguno de ellos apostaba por mi, por que no subir hasta lo mas alto y desde alli aplastarle como a las cucarachas que son, total no se merecian mas.
-Y bien, ¿sigues queriendo que te mate?
-No- dije con firmeza- definitivamente no.
Me levante y me dirigi hacia la puerta para irme, me gire para despedirme y le mire. Joder, definitivamente era muy sexy, probablemente no le iba a volver a ver asi que deberia agradecerle sus buenos consejos de una manera apropiada.
Me acerque a el con una sonrisa en los labios.
-Creo que deberia agradecerte de una manera correcta tus sabios consejos- me miro con el ceño ligeramente fruncido, sin entender.
Me quite la apretada camiseta que llevaba y el sujetador dejando mis pechos al aire, aunque no sean muy grandes se que son bonitos.
Me pegue a el y le bese, dejandome llevar por el deseo.

Yo decido mis pasosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora