Mar de arena

6 0 0
                                    


Mi nombre es Esteban, tengo 16 años y vivo en lo que antiguamente era la costa de Cádiz. Hace un siglo debido al calentamiento global los mares que rodean Europa se secaron, en el 2060 se seco el mar negro, y luego al llegar al 2100 se seco el mar Mediterráneo. Tanto los países europeos que rodean el mediterráneo como los norteafricanos intentaron hacer de todo para salvarlo. Lo único que consiguieron fue salvar el Adriático.

Ahora lo que antes era agua es un enorme desierto, donde la monotonía de las arenas solo se ven rotas 'por algún pecio que sobresale como una antigua bestia y los nómadas de las arenas que cruzan las tierras saladas con sus navíos de arena.

Bueno habiendo contado el pasado y algo de la actualidad creo que debo describirme ya.

Como dije me llamo Esteban, tengo 16 años, soy de piel morena, un conguito como me llaman mis amigos. Alto debo medir unos 1'80 y algo, y fuerte por ayudar a la gente de mi moribunda ciudad a que no se seque más nuestra tierra. Tengo una media melena de color medianoche y un tatuaje que me hizo mi hermano de lo que me dijo era un tiburón en mi espalda (ninguno de los dos ha visto nunca ninguno, se extinguieron por aquí al morir el mar, lo saco de un libro creo recordar).

Eso que voy a contar me paso hará cosa de un mes.

Algunos chicos nos juntamos para ir al otro extremo del conocido antiguamente estrecho de Gibraltar, cuando nos sorprendió a la lejanía un enorme barco de velas negras, mis compañeros gritaron piratas, y se fueron con sus pequeños botes otra vez a Cádiz, yo pero fui demasiado lento y me capturaron.

Los hombres del navío corsario o pirata iban con los torsos desnudos, todos morenos por el tórrido sol del desierto y alguno tatuado con cadenas espirales por sus brazos. Pero el capitán, ese hombre era simplemente imponente, Parecido a un enorme oso, llevaba una chupa de cuero negro, unos pantalones largos del mismo material y unas botas de caña alta, Una espesa barba le cubría su cara y un pañuelo también de cuero negruzco protegía su testa.

-Vaya vaya, ¿que tenemos aquí chicos? ¿Hemos pescado una alimaña de las tierras que no están secas? Bueno como que soy el capitán me lo pido para mi disfrute, ¿alguna queja ratas de alcantarilla? ¿No? Ya me lo suponía.

Venga andando alimaña, hoy vas a crecer y dejaras de ser un crio.

¡¡JAJAJAJA!!

Cagado de miedo no tuve otro remedio que hacer caso a ese capitán, lo que no podía imaginar es que ese día si dejaría de ser un niño, sino que seria algo diferente.

El líder de esos desarrapados me llevo a su camarote, un lugar decorado con un gusto muy hortera, enserio, cortinas rosas de seda y sillones también rosas. ¿Quien pone en su casa color rosa? Una cama de dosel blanca acababa de dar ese toque cursi y hortera al diminuto cuartucho, bueno la cama y una enorme mesa llena de lo que supongo eran mapas.

Tampoco es que pudiese haberlos mirado claro, porque cuando entre el capitán se lanzo encima de mí como un oso hambriento, cosa que pensándolo en retrospectiva creo que así era, hambriento de cosas carnales.

Con una de sus manazas me cojio de los brazos inmovilizándome de golpe, mientras que con la libre rompía la ropa que cubría mi torso, enserio ese hombre tenia mas fuerza que nadie que hubiese conocido en mi corta vida. Cuando me tuvo desnudo del torso, con los pedazos de mi camiseta me ato las manos y se me acerco a mi cara, dándome tal morreo (mi primer beso con un tio, y no cualquier tio, sino con un hombre de apariencia animalesca), que me dejo sin aire. Aunque debo admitir que me encanto su forma bruta de tratarme.

Al acabar de devorarme con ansias mi boca, (al principio yo no le respondía, pero al final le besaba también) con sus manos enormes me saco mi calzado y quito a lo bruto mis pantalones, dejándome completamente en bolas y a su merced.

El se quito también su ropa, dejándome impresionado por semejante espécimen de hombre, peludo, con un cuerpo enorme aunque musculoso y un falo que sin exagerar debía ser de unos 20cm de largo y unos 8cm de ancho.

Me obligo con su mano izquierda a ponerme de rodillas y me ensarto su rabo en mi boca, dándome arcadas al tocarme la campanilla y tenerla muy dentro mi garganta.

Una vez clavada en mi boca, empezó a follarmela como un animal poseído. Muy rápido, muy profundo, faltándome aire con cada embestida de su cipote. Creo que estuvo unos veinte minutos dándome su pedazo de carne, hasta correseme dentro mi boca. Se corrió con ganas el ursuno hombretón, unos 6 o 8 chorros de su leche fueron directos a mi garganta.

Pensé en ese entonces que mi tortura termino, pero nada mas lejos de la realidad.

Me tiro de panza a la cama con mi culo expuesto, soltó un gapo en mi hasta aquel momento virginal ano y me lo desvirgo con su tranca.

Dolió lo que no estaba escrito, porque al igual que hizo con mi boca, me clavo su miembro de una estocada y me dio también con ganas.

Esta vez estuvo como cosa de una hora, por lo que el dolor cada vez me disminuyo más y fue cambiado por placer.

Finalmente volvió a corrérseme dentro de mi culo, y yo me corrí a la misma vez en esa cama.

Me la saco de dentro, oyéndose un ruido como de descorchado y me soltó.

Bien alimaña, como serás mio a partir de ese momento para que te use como hice hoy, creo que debes saber mi nombre. Soy el capitán Boscolo y a partir de este momento tu eres mi desahogo y disfrute personal.

Como dije eso fue hace un mes, no he vuelto a Cádiz, y sigo siendo el juguete personal del capitán Boscoso, aunque alguna vez me ha dejado en manos de las fieras que tiene por tripulación en su navío de las arenas, Reina Cleopatra.

Mar de arena y el capitán pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora