Tres hermanas.
Un acosador.
Miles de problemas.
A veces nos encontramos en verdadero peligro justo dónde nos creemos salvos.
¿Qué pasa si te arrebatan tus planes, tu vida?
Eran las diez de la noche y Lisa no llegaba. Ya imaginaba que llegaría tarde. Mi debate era dormir o salir a coger aire. Lo que sea para no ver a Samy caminando de un lado a otro.
-Tranquilízate, ya llegará. Seguro trae otra vez pizza y dirá que tuvo mucho trabajo. Lo de siempre.-
-No Beck, mira la hora. Ella dijo que cenaríamos fuera...-
-¿Y qué? Otras veces ha mentido así. Ya es natural para ella.-
-¡Qué poca fe le tienes! No valoras su esfuerzo. Becky eres ingrata. - me regañó como una adulta.
Que una niña malcriada como Samy me dijera eso me hacía explotar. Subí con fuertes pisotones la escalera. Rebusqué en mi regada gaveta unas medias azules que me gustan, pasé más de cinco minutos buscándolas y nada. Al no encontrarlas me puse unas rojas a rayas que no combinaban para nada con mi ropa, de todas formas daba igual. Recogí mi chaqueta del suelo y bajé nuevamente. Observo a Samy que seguía caminando con el teléfono en la mano. Me miró de vuelta y con lágrimas asomándose por los ojos gritó:
-¡Si dentro de una hora no llega llamo a la policía!-
-Haz lo que quieras. Yo me largo. Cuando Lisa vuelva dile que salí a caminar.-
Cerré de un portazo. Bajé lentamente los tres escalones del frente de la casa. Abrí el pórtico y como un pájaro que sale de una jaula corrí sin saber hacia dónde.
Paso tras paso recordaba dolorosos momentos cuando vivíamos con mamá. Apretaba fuertemente los ojos para no rememorarlos. Me paro, respiro rápido. Con mi cuerpo encorvado miro al pavimento. La calle, mi refugio, amplia y sin dueño. Lloro porque sé que aún recuerdo. ¡Vaya mierda, el dolor es difícil de borrar!
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~(°-°)~ Desdepequeña me di cuenta que no me parecía a mis hermanas. Mi pelo y rostro eran diferentes. Nací en tiempos difíciles, el padre de Lisa se peleó con mamá por mi causa así que nunca lo conocí, no en esos momentos. Lisa tenía diez años en ese entonces. Siempre me cuidaba porque mamá se deprimió horriblemente. Nunca estaba en casa o cuando llegaba era puro grito e histeria.
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