La Reina (Caius Volturi)(terminada)

Capituló 1

Ella estaba entrando y saliendo del hospital solo queriendo una dulce muerte.

Su padre estaba loco de tristeza y Bella tuvo que darse cuenta de que su hermana mayor estaba estrechando la mano de la muerte. Los médicos no pudieron hacer nada más. Ella simplemente se sentó en sillas y camas médicas todo el día. Ella hizo. se rindió y quería que lo hicieran, pero nunca Estaba empezando a considerar la posibilidad de soltar todos los esto y yendo al otro lado. Su mente estaba confusa y estaba empezando a volverse loca.

Carlisle no la convertiría y Bella lo odiaba por eso. Edward y sus hermanos se negaron. Quería morir y ellos lo sabían. Había llegado al punto en que ella se quedó dormida rechazando el tratamiento y dejando que el cáncer la estrangulara. Ella estaba de acuerdo con eso, sí, extrañaría a Charlie y Bella, pero tenía que dejar que se hiciera cargo.

Ella estaba durmiendo una noche cuando hubo un ataque.

Un vampiro mayor entró matando a la mayoría de los pacientes. Entró en la habitación de Juliet viéndola toser sangre mientras dormía. Vio el potencial que tenía. Tenía un poder y un deporte que solo tenían los mayores. La mordió dejándola desangrarse mientras dormía.

A la mañana siguiente, ella estaba en la mesa de operaciones con los médicos tratando de que su corazón funcionara, pero no sirvió de nada que se hubiera ido. El vampiro la miró en su habitación. No podía dejarla sola. Pensó en ella como una hija. La familia lo hizo allí por la mañana y la dejó para que la quemaran. Lo dejaron para última hora por culpa del atentado. Ella fue la última en ser incinerada, lo cual fue perfecto. Su cuerpo estalló y se sintió como si ella se estuviera bañando fuego del infierno espeso. No podía gritar ni llorar, solo estaba atrapada viendo su cuerpo transformarse en esta cosa.

Tomó un total de 24 horas. El veneno era tan espeso y se esparcía mucho más lento. Se formaron garras y su piel se agrietó y reformó. en este tono pálido. No era normal que un vampiro tuviera garras, el anciano estaba asombrado de lo bien que su cuerpo las tomaba.

Abrió los ojos y pasaron por alto para mostrar un rojo carmesí intenso. Ella era hermosa y no se parecía a nada que él hubiera visto.