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Habíamos llegado a la casa de playa. 

Sí. 

Pasó demasiado tiempo. 

Pasó exactamente una semana. Y en toda esa semana no dejé de molestar a mis hermanastros para irnos a la casa de playa hasta que aceptaron, ¡por fin!

Mientras que Jaden manejaba, yo cantaba con Josh gritándole a la nada mientras que nos mirábamos. Reproducíamos todo un playlist de Taylor Swift y entre otros cantantes que no dejaban de gustarme y gustarle a mis hermanitos. 

—Necesito comer, mi estómago se muere de hambre, si no hay comida me desmayo. —empezó a quejarse Josh, como siempre. Reí por su exageración, Jaden acompañó mis carcajadas. 

El pelinegro se estacionó en un restaurante de comida rápida. Habíamos decidido entrar al local porque estábamos más de dos horas sentados y nos cansabamos. 

El restaurante era muy colorido. Paredes rojas y blancas, piso de madera y mozos de color celeste, caminando por todo el salón. Había demasiadas personas que la mayoría de ellas pedían hamburguesas, algunos pedían Donnas y otros solo ensalada. 

—Buenas tarde, aquí les dejo la carta. —dijo un chico muy amable. Dejó el cuadernos negro y se fue. 

Veíamos la carta, nos antojamos de todos los platos, pero Jaden como siempre, trajo tarjeta y un poco de efectivo. 

—Te di mi billetera. —le dijo Josh a Jaden. 

—Ya sé, pero no lo encuentro. Además no tenía ni mierda, yo tenía todo en mi billetera. 

—Trajiste puras tarjetas y solo cincuenta dólares, Jaden. —replicó Josh, molesto. 

Jaden bufó y me sonrió. Era bonito ver a Josh molesto, cachetes rojos y sus cejas arrugadas.

—Pero con cincuenta dólares alcanza, creo yo. —comenté intentando que Josh se calme. 

El rubio pasó su brazo por mi hombro y besó mi cima. Me sonrojé y él pellizcó mi cachete.

—Estás toda rojita, se ve bonito. —susurró en mi oído, luego darme un pequeño beso en mi cuello. Me estremecí, me gustaba sentir lo que él hacía, o mejor dicho, me gustaba sentir lo que ellos dos me hacían sentir. 

El mozo vino con las tres hamburguesas y de bebida una Coca Cola de un litro. 

Empezamos a comer intentando no atragantarme con la comida ya que, Jaden nos estaba haciendo reír, recordándonos nuestras aventuras de pequeños. Josh siempre se caía cuando intentábamos escapar de alguien. 

—Eres un completo idiota, Jaden Hossler. —dijo Josh, terminándose su hamburguesa. 

—Y así me quieres. —terminó Jaden. 

Sonreí al ver el amor que los dos se tenían, estaban decidida que ese amor de hermanos que ellos tienen nadie podía quitarles. Eran muy buenos, mejores amigos. 

Jaden me cargó hacia el coche. Ahora Josh iba a manejar. Que miedo. 

La radio sonaba, una canción de Blondie empezó a reproducirse. Jaden se había dormido en mi hombro, Josh no paraba de cantar Call Me, mientras que por el retrovisor me miraba y me sonreía. 

—Amor, te tenemos una sorpresa al llegar a la casa. —mencionó Josh. Me emocioné. 

—Dime, cúal es, por fa. —dije. 

Él negó. 

—Pero, ¿por qué me lo dices si no me vas a decir lo que contiene? —preguntó triste. 

¿Un regalo? ¿Un sorpresa? ¿Qué puede ser? ¿Un perrito? ¡Amo! Lloro si es un cachorrito. 

—Te lo diremos en la casa, por ahora ven acercate para poder abrazarte. —murmuró Jaden. 

Su brazo pasó por mi cintura y me jaló. Eché mi cabeza en su pecho y con su otra mano acariciaba mi entrepierna haciéndome estremecer, sin sabes por qué. Jaden comenzó a besar mi cuello, sus besos eran suaves y calientes. 

—¿Pa? Hola pa, ¿qué pasó? —Josh atendió el celular. 

















Helou :)

¿Por cuánto tiempo me fui? 

Disculpen si hay palabras mal escritas, no me echen la culpa, es mi sueño y la laptop. 

Aún lo amooo. Extrañaba escribir.

Nos vemos <3

Valeria-

Ustedes y Yo / Josh Richards y Jaden HosslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora