Papá soltero🥀JeffBarcode

🥀Especial: Primera Vez.

Jeff dejó a Somchai en su nueva cama, él niño estaba completamente dormido y respiraba pacíficamente.

Regresó a su habitación algo nervioso, tenía aceite de bebe en el buró que serviría como lubricante, no era experto en sexo anal pero había estado informándose un poco, Barcode había estado llevando una dieta especial también y ambos se habían realizado estudios para   verificar que todo estaba en orden.

Cuando entro a la habitación Barcode estaba terminando de quitarse la ropa.

Tenía un cuerpo precioso, no como el de una mujer lleno de curvas y era obvio que no tenía tetas y el bulto de su entrepierna confirmaba que mucho menos tenía una vagina, pero tenía un cuerpo delgado, con cintura estrecha, hombros angostos, piernas torneadas y su cuerpo delicado.

-¿Te gusta como me veo?-preguntó Barcode cuando pilló a Jeff viéndolo - ¿Quieres que apague la luz?

Cubrió su cuerpo con sus brazos y Jeff tuvo que negar.

-Eres precioso -se acercó a él despacio apresando su cuerpo con sus manos. Se alejo sólo para desvestirse, Barcode lo ayudo con su camisa mientras él se bajaba los pantalones llevándose su ropa interior.

Barcode lo miro detalladamente.

-Tienes un cuerpo espectacular- le dijo pasando su mano por sus abdominales -las chicas en la universidad me envidian.

-A mi deben envidiarme todos los gays del mundo– le dijo haciendo a Barcode reír, luego le beso, primero lento y después más desesperado metiendo su lengua y explorando todo lo que podía.

Barcode gimió agudamente echando su cuello hacia atrás, el mayor aferró su cintura con su mano y fue haciendo una lluvia de besos hasta llegar a los botones rosados de su pecho, beso y succionó hasta hacer temblar las piernas del más bajo.

Rápido descubrió que ponerse duro con un hombre no era tan difícil, aunque este hombre era Barcode y hacia tiempo que quería hacerle de todo, acarició sus nalgas separándoles un poco y deslizando un dedo hacia su interior. Barcode gimió más fuerte.

-El aceite Jeff, ve por el aceite– le dijo y se separó, el pelinegro asintió y fue hasta el buró para tomarlo, Barcode ya estaba acostado y con las piernas abiertas para él.

Estaba muriéndose por entrar en él, su pene estaba listo, arqueado y tremendamente duró.

-Dámelo- exigió Barcode y Jeff se moría por dárselo, pero el menor se refería al aceite.

Se lo lanzó mientras trepaba a la cama, miró a Barcode prepararse para él, metiendo sus dedos un su orificio anal y gimiendo roncamente, se veía demasiado sexy, se masturbó mientras lo veía tratando de alargar el tiempo y no correrse sólo por la vista que el menor le estaba regalando.

-Ya esta, ven- Barcode se recostó boca arriba alzando ligeramente su culo.

Se colocó entré sus pálidas piernas y alineó su miembro desesperado por hacer a Barcode suyo. Se deslizó dentro recibiendo su calor y estrechez, era magnífico.

-¿Te duele?-preguntó preocupado.

Barcode negó empezando a moverse con lentitud, el pelinegro gruñó de placer por sus delicados movimientos desesperado por moverme más rápido y fuerte. Poco a poco empezaron un ritmo más apasionado, Jeff le beso por todos lados y acaricio todo lo que sus manos pudieron.

Las manos de Barcode tampoco se quedaron quietas, se movieron por los hombros del mayor y bajaron por su espalda dejando leves rasguños.

-Jeff -susurró casi en un suspiró - más... córrete dentro

-Claro bebé, ambos, corrámonos– le dijo agitado moviendo sus caderas frenéticamente en busca de su orgasmo.

Gruñó fuerte apretando sus manos con las de Barcode y vaciando su placer en las paredes internas del más bajo.

Barcode se corrió también curvando sus caderas.

Sus pechos subían y bajaban agitados.

-Eso ha sido...

-Perfecto - le cortó Jeff y le dio un beso en los labios, primero suave y luego duró, volviendo a menear sus caderas.

-No puedo creer que sigas duró.

Jeff iba a decirle que tenía mucha resistencia pero Somchai empezó a llorar, Barcode le empujo y empezó a cambiarse con rapidez, él también lo hizo y corrieron a la habitación que antes era de Barcode

El niño había rodado a la orilla hasta caerse.

Ambos suspiraron y lo ayudaron a dormir de nuevo, después se aseguraron de dejarle almohadas en las orillas.