Capítulo 5.0

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2 años y medio... Sé que los hice espera, 2 años y medio por la continuación de esta historia y que, sí bien es MUY probable que la misma ya no logre despertar el mismo tipo de interés que pudo causar de haberla traído mucho antes, aun así me veo en la necesidad de compartirla para cumplir con lo que les prometí a todos aquellos que cada tanto me enviaban mensajes o preguntaban sí la continuación de "De Tal Palo..." llegaría o no algún día.

Para todos ellos, y todos los que todavía tengan en alerta las actualizaciones de este relato, aquí les traigo la primera mitad de una historia me SUMAMENTE extensa y demandante a la hora de redactar.

Y desde ya les digo que, al día de publicar esto, ya solo me falta escribir un tercio de la 2da parte de este capítulo antes de subirlo a mis redes, así que no los tendré en vela otros ¡2 AÑOS Y MEDIO! para ver su conclusión.

Con todo eso dicho, los dejo para que disfruten de una divertida y seguramente ansiada lectura :3

...

Casa de los Santiago. Cuarto de Leia. Interior.

Habían pasado ya unos días luego de los acontecimientos ocurridos durante el viaje de las tres familias amigas de la calle Harlem, en los cuales, además de darse el tan esperado encuentro íntimo entre cierto chico de aspecto Rockero y su siempre adorada peliblanca cínica, también se había desvelado una cierta verdad que había trastocado y perturbado enormemente a la muchacha rubia de tés pálida que se encontraba ahora arreglándose el cabello frente al variado juego de espejos dispuesto en su así llamada mesa de maquillaje.

La rubia, que desde el momento de "La Revelación" había mantenido una expresión visiblemente preocupada, que era producto del desasosiego y la incredulidad, se hallaba perdida en las reflexiones que le venían junto al todavía vívido recuerdo de Lincoln y su tía Lana dándose un apasionado beso en el bosque, cosa que incluso provocó que ella cometiese una serie de "Errores graves" durante su así llamada "Rutina de belleza matutina". Entre los cuales destacarían, haberse pasado y no haber mantenido igualado el número de cepilladas para cada una de sus características coletas, el usar un rizador de pestañas inadecuado para el uso de exteriores o el día a día, el aplicarse mal la base para su rostro, haciendo que la misma no quedase uniforme y regular como de costumbre, y un gran número de otros detalles insignificantes para unos, pero importantes para la diva de cabellos rubios.

-¡Argh! ¡Demonios! ¿¡Pero qué clase de desastre es éste!?- Vociferó en cierto momento la joven, luego de volver brevemente en sí y reconocer la "Ruina" que estaba hecha su cara, tras su fallido intento de arreglarse. -¡Carajo! ¡Ahora voy a tener que empezar todo otra vez! ¡Estando así como estoy será imposible que Linc...!- Vocifero a continuación ella, expresando así, de forma involuntaria, la misma frase que desde hacía un tiempo, le había servido para motivarse y empezar de nuevo con su proceso de embellecimiento. Sin embargo, en ésta ocasión, la sola mención de una parte del nombre del joven adulto albino de sus sueños, dejos de ayudarla a motivarse, había provocado que Leia volviese a quedar ensimismada en sus pensamientos, cosa que, más temprano que tarde, provocaría que la misma contemplase los descuidos presentes en su rostro con un desinterés propio de cualquier otra persona, que exhalase un desganado y profundo suspiro de resignación y estrellase abruptamente una parte de su frente contra la cómoda del mueble al grito de... -¡Tch! ¡Da igual! A fin de cuentas, a él no parecen interesarles éste tipo de cosas.- Declaró la muchacha, en un tono desganado y triste que daba la impresión de que la misma estuviese a punto de romper en llanto. -Es que yo...no comprendo. De entre todas las amantes que alguien tan perfecto como Lincoln podría llegar a tener... ¿¡Porque elegir a mi desalineada y desarreglada tía Lana!?- Cuestionó en sus adentros la chica, dejando en evidencia lo que realmente le había estado quemando tanto la cabeza como el orgullo luego de ser testigo del aparente adulterio cometido por el peliblanco y su tía, la mecánica. -Es decir, ¿¡Que acaso el punto de engañar a tu mujer no es hacerlo con alguien que, a tus ojos, sea MEJOR que ella en varios sentidos!?- Continuó monologando ella, haciendo una rápida comparación entre la apariencia y atractivo de la esposa y la recientemente descubierta amante de Lincoln, en la cual, según el punto de vista de la diva, Luna era la indiscutible e innegable ganadora. -Siendo así, ¿¡Cuál es el caso de traicionar a la Sra. Traviz para estar con...con...!? ¡¡¡AHHHH!!! ¡Ni siquiera soy capaz de decirlo!- Gritó internamente ella, tras llevarse las manos a los costados de la cabeza para así sacudir enérgicamente la misma, con la esperanza de quitarse de la mente la imagen de su amado y su tía juntos; la cual, cabe destacar, con el paso del tiempo y la manera tan especial en la que funcionaba la mente de la rubia, había pasado de ser el recuerdo de un simple y fugaz beso en el bosque, a ser una escena propia de una película romántica como las que a ella le gustaban, haciendo así que tanto la apariencia de la pareja, las palabras que se dedicaron, la forma en que se besaron y la reacción e interacción que habían tenido otros elementos como lo eran la flora, fauna y la luz solar presentes en el sitio se coordinaran y completasen el momento en el que se dio el mismo, algo que solo acrecentaba la ira de la joven diva.

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