Asqueroso. Veía el líquido transparente y sin sabor desbordarse de sus rojos labios de cereza. Lo lamía, lo tocaba, gozaba de cada parte que nadie más podría tocar. Lo hacía como cada día, desde que tiene memoria.
Soltaba pequeños chillidos de placer solo para verle sonreír; era limpia, con pocas arrugas... Tan bello como cualquier otro ser humano, sabía sobre la envidia que le podría ocasionar a muchas personas, aún si gozaran igual que él, jamás sentirían lo que él sí.
... Una vez más, el líquido se deslizó por las comisuras de sus labios.
—Gracias, Wonie.
JungWon parpadeó un par de veces, cuando volvió a enfocar la vista hacia Chaeyoung, esta se había girado para seguir reparando el auto.
Suspiró volviendo con el vaso vacío a la cocina. Tomó su mochila y caminó hasta la salida para encontrarse nuevamente con Chaeyoung.
—Ya me voy.
La castaña sacó un delgado fajón de dinero del bolsillo y se lo entregó a JungWon.
—Que tengas un buen día, Wonie.
—Adiós, Chae.
Al caminar sostenía con más fuerza las correas de la mochila porque pesaba demasiado, no sabía que materias daría hoy así que tuvo la fantástica idea de meter todos los cuadernos. Fue un alivio llegar a la parada y poder sentarse para disminuir el dolor, también tenía poca resistencia por no haber dormido bien la noche anterior.
Habían pocas personas en la parada; una viejita con un niño, una mujer y un estudiante que parecía ser de preparatoria. No le tomó mucho tiempo darse cuenta de que el autobús tardaba demasiado en llegar, sin perder más tiempo se levantó y caminó en dirección al colegio para no perder más el tiempo ahí, llegaría tarde, ya estaba claro que tendría problemas con la directora por eso.
[...]
Estaba sentado en la sala de espera, al frente de la dirección.
Para ser su primer día no le había ido tan mal... Por el idioma, de hecho, se perdió por varios minutos intentando dar con la directora del colegio hasta que por fin llegó a su oficina.
Ahora estaba sentado esperando a otro irresponsable que debía darle un recorrido por la escuela, ¿Por qué irresponsable? Porque aún no llegaba.
Agitó su pierna mirando el reloj que adornaba su muñeca, entonces un chirrido sonó en la silenciosa habitación.
—¿A qué se debe la tardanza, joven JungWon?
El chico avergonzado pasó al lado de él, mirándolo de reojo.
—Perdón, no conseguía transporte y el auto de mi hermana está dañado.
La mujer mayor frunció el entrecejo y señaló al otro jóven.
—Que no se vuelva a repetir, porque no te dejaré entrar. —Señaló— Él es Jay Park, es nuevo. Enséñale el colegio, y le indicas donde está su salón. Después puedes volver a tus clases, te escribiré una nota.
No le interesaba perder unos minutos de clase, o todo el día, ese chico era... Extraño. No sabía como describirlo, se veía sensible, como si cualquier cosa pudiera lastimarlo, lo hacía encantador. Cuando salieron de la oficina, estaba cabizbajo sosteniendo las dos notas que la directora le había dado. Era tan adorable, provocaba algo extraño dentro de Jay.
