⚠️ Omegaverse, temas sugestivos.
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—Dioses, ¿quién coloca todos los libros que necesito en la parte más alta de los estantes?
Shouyou dejó salir un pesado suspiro mientras sus talones tocaban nuevamente el suelo, sintiendo la punta de sus pies punzar ante su insistencia por estirarse y alcanzar el material que necesitaba para ese horrible ensayo en el cual debía trabajar. Tendría que ir a buscar la escalera móvil que sepa dónde estaba; aún seguía sin comprender cómo es que la enorme biblioteca contaba con sólo una unidad cuando era claro que podrían haber dos o tres o cincuenta en todo el edificio.
O podría dar un salto y tomar el libro con la esperanza de bajar el correcto y no tirar el estante y provocar una cadena de desafortunados eventos que terminarán con él castigado el resto de su vida universitaria o peor, expulsado.
Estaba pensando muy seriamente en sus opciones cuando notó su presencia.
Estaba justo detrás suyo, más cerca de lo que era correcto, pero Shouyou no movió ni un dedo ante la poca distancia que había entre ellos. Desde esa posición, podía oler a la perfección la embriagante esencia del alfa, envolviéndolo en una nube de feromonas que marcaría hasta sus pestañas.
Miya Osamu.
Cerró los ojos encantado con el fuerte olor a café, leche y chocolate, una perfecta combinación que le recordaba a sus mejores mañanas: pintando con el alba en el horizonte, con un café moca en la mano libre e imaginando mil y una formas de expresar sus ideas con óleo y pinceles.
Por el rabillo del ojo pudo ver el movimiento de su fuerte brazo; estirándose para alcanzar el condenado libro que Shouyou ha tratado de alcanzar desde hace diez minutos y siguió su descenso con la mirada hasta tenerlo enfrente.
—Toma —la voz cerca de su oído le provocó un escalofrío que recorrió deliciosamente su espalda y Shouyou aspiró profundo una vez más, tratando de tomar la mayor cantidad de esencia en sus pulmones. Dioses, podría volverse adicto.
—Gracias —susurró bajito tomando el libro entre sus manos, en un intento de recuperar el control de su cuerpo y mente que comenzaba a nublarse ante la potencia de la fragancia del alfa y el calor de su cuerpo, tan cerca al suyo.
Brinco un poco al sentir una mano, grande y confiada posarse en su cintura, apretando un poco antes de deslizarse con lentitud hasta su cadera. Shouyou no pudo evitar dejar salir un suspiro ahogado y se mordió los labios para callar cualquier otro sonido. No rondaba mucha gente en la biblioteca a estas horas pero no podía arriesgarse a nada.
—De nada, Shouyou —por Dios, su voz. No pudo evitar gemir en un suspiro, cerrando los ojos y concentrándose en la suave caricia de su nariz en la piel de su cuello, tan cerca de su glándula, ahí donde deseaba que ese alfa enterrara sus colmillos y reclamara lo que Shouyou le estaba ofreciendo.
El repentino roce de sus dientes en su sensible piel lo hizo estremecerse con una promesa de lo que podría ser si Shouyou simplemente dejaba salir un poco más de su esencia en una clara invitación a seguir lo que aquí se estaba desenvolviendo.
Movió la cabeza exponiendo un poco más su cuello, provocándolo, dejando más espacio para que Osamu hiciese lo que quisiese en ese lugar, cosa que el alfa no desaprovechó y los roces se convirtieron en besos y suaves mordidas que seguro dejarían marcas rojas y rosas en una perfecta combinación sobre su piel.
Sus manos lo tenían aprisionado con un agarre sobre su cadera y en un lento pero intencionado movimiento lo atrajo hasta que no hubiera más espacio entre ellos, dejando que Shouyou sintiera toda la extensión de su cuerpo bien trabajado sobre su espalda. Se mordió el labio y apretó las piernas en un intento desesperado de ocultar su excitación que comenzaba a empapar su ropa interior.
Abriendo los ojos, llevó una de sus manos hasta el oscuro cabello y jaló de él, provocando que Osamu gruñera molesto al verse interrumpido por el omega que deseaba poseer. Se separó con lentitud y poca intención, pero Shouyou sabía que si no se detenían ahora, podrían terminar siendo descubiertos en una situación mucho más indecente y pagar caro las consecuencias. Además, a esa hora, Bokuto-san ya estaba en marcha al departamento de su pareja para pasar el fin de semana juntos lo que significaba que Shouyou tenía el departamento para él y el alfa que había estado seduciendo durante semanas.
Porque no era casualidad que ambos estuvieran ahí.
Sinceramente, Shouyou creía que le costaría un poco más llamar la atención del alfa estudiante de escultura, pero no había hecho más que quejarse de no alcanzar un libro –que había pedido a Tsukishima colocar en la parte más alta del estante– justo cuando el otro estaba cerca del lugar y dejar salir intencionalmente su fragancia teñida de gratitud y un poco de deseo antes de irse para provocarlo.
Una semana después, notó la presencia de Osamu; un flash de cabello oscuro por los pasillos de su carrera, al otro lado de Escultura, un saludo a Atsumu cuando estaba platicando con él, confundiendo a su hermano –¿Qué demonios le pasa? Si siempre finge que ni nos conocemos–, pedir asesoría en medio de la sesión a la profesora que le daba clases a Shouyou porque 'es importante y necesito su consejo' aunque no prestase atención a lo que le decían y comenzara un juego de miradas entre ellos, una cortesía al dejarlo entrar antes a la cafetería cuando se encontraban en la entrada.
Shouyou conocía este juego y esta vez quería participar hasta llevarse el premio. Así que le siguió la corriente por un tiempo, cada vez más atrevido y directo y cuando estuvo seguro que al fin tenía la oportunidad de atraer al alfa hasta donde quería, casualmente pidió a Atsumu colocar un libro que había pedido en la parte alta de la estantería "donde pertenecía", y dos días después fingir que no había sido él el que había indicado dónde poner el libro que necesitaría y quejarse justo cuando sabía que Osamu estaría allí.
Una vez, Sakusa-san se había referido a él como: "pequeño diablo pelirrojo" y bueno, él no podía negar su naturaleza si eso le hacía obtener lo que quería.
—Osamu-san —le llamó, aún un poco mareado de la deliciosa esencia del otro—, ¿me acompañas?
Se dio la vuelta y caminó hasta la intersección de los estantes, dirigiendole una mirada por sobre el hombro al alfa, Shouyou sonrió coqueto, mordiéndose el labio y recorrió su cuerpo con una mirada lasciva; las pupilas del alfa se dilataron con deseo y Shouyou simplemente rió en su mente mientras reanudaba su camino a la salida escuchando los pasos del otro seguirle.
No podía esperar a tener a ese alfa encima suyo.
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WC 1136

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Señuelo | Osahina
FanficShouyou ha notado la presencia de alguien en la universidad y está interesado. #ShoyoWeek2022 | Día 3: Universitario Osahina