2: Responsabilidades.

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Sentía que el mundo se le iba abajo en tan solo minutos ,su bebé, su pequeño Izuku lloraba como si su vida dependiera de eso, su garganta temblaba a cada nuevo llanto del menor y no sabía que hacer exactamente. Lo tomó en brazos de manera desesperada, daba vuelta como un tonto por el departamento, meciendo a Izuku de manera de consuelo arrullando a su cachorrito.

Estaba entrando en crisis, el llanto de su bebé en vez de calmarse solo aumentaba más y más, trataba de soltar feromonas que lo tranqulizaran pero solo ponían al menor mas inquieto y alterado.

Pronto su vecina de enfrente tocó la puerta con su bastón.

- ¡Hizashi! ¡A caso no escuchas a tú propio hijo llorar! - Los golpes siguieron escuchandose , hasta que a Hizashi se le prendió el foco.

Abrió la puerta rápidamente - Señora Chiyo - llamó con los ojos llorosos igual a su hijo - necesito que me ayude a calmarlo, mi-mi novia se ha ido y no sé donde y estoy desesperado - explicó sollozante al igual que su bebé.

Chiyo quedó asombrada por eso, nunca vió a un alfa llorar libremente como aquel jovencito los hacía frente de ella.

- Está bien niño, deja de llorar y entremos, ¿Ya han comido? ¿sabes si tu novia le dio leche antes de irse? - le arrebató el pequeño al semi albino, sin importarle el pequeño gruñido del chico.

- No... Cuando yo llegué Izuku estaba solo - habló, viendo como la señora rebuscaba en su heladera y los cajones abajo de su mesada.

- Mira arriba en las alacenas a ver si hay algo de leche, aunque sea en polvo o algo - el alfa casi corrió a mirar, no había casi nada, por lo que no fue difícil encontrar la lata de leche para niños de 0 a 1 año.

- Aquí está - se giró hacía la mujer rápidamente quien asintió.

- Pon agua a hervir y lava el biberon - apunto al "vaso" de plastico decorado con dinosaurios. El niño solo asintió y fue en busca de la tetera y el biberón.

Chiyo miraba desde una distancia considerable, la cocina era algo pequeña y podrían chocarse, por lo que solo quedó en la entrada de la misma, meciendo al sollozante pecoso, dándose cuenta que eso hacía que los hombros del joven estuvieran tensos, poniéndolo nervioso y haciendo que sus movimientos sean torpes, sacandole una sonrisa triste al chico.

El adolescente había arruinado su vida completamente. No la mal entiendan, um hijo no siempre era una bendición para todos, no si no cuentas con el apoyo de tus seres más cercanos, no si no estas bien psicológicamente ni económicamente.

- Listo - La voz del alfa sacó a la beta de sus pensamientos, asintió.

- Toma, hazlo tú, contigo estará menos tenso - le arrimó al pequeño, Hizashi rápidamente lo tomó entre sus brazos, haciendo que el llanto disminuyera considerablemente - pon unas gotas en tu mano para verificar que esté tibia y el bebé no se queme - aconsejó - Luego de eso, dale palmadas en su espalda, camina por el lugar para que se duerma - puso un dedo en su mentón - Oh si, puedes volver a darle otro cuando se despierte, dependiendo cuanto durmió.

Hizashi prestaba atención poniendo una expresión un tanto graciosa, labio inferior levantado, mejillas algo abultadas y rojas por el exasperante momento que pasó.

- Solo eso muchacho, ten cuidado no se vaya a ahogar - sin dejarlo si quiera despedirse, la anciana se machó dejando solo el sonido del chupeteo de izuku a la tetina de goma.

- Gracias señora chiyo - Soltó al aire en um suspiro.

Estaba cansado.


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𝐏𝐚𝐩𝐚́.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora