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Mire el sobre que tenía entre mis manos, hace tiempo que esperaba esta oportunidad, pero ni siquiera podía acercarme a tener una conversación normal con él. ¿Cómo podía hacer esto?

— No sabrá que eres tú, esa es la ventaja.

Aquellas palabras eran ciertas, no sabría que era yo la que ha escrito aquella carta. Aún así, los nervios de saber si la leera o no, comenzaban a invadirme. Mis amigas me habían animado en escribir esta carta, con la intención de entregarla anónimamente, asi que al final lo hice, pero aun no la habia entregado. Me encontraba indecisa de hacerlo o no, estuve así un gran tiempo, pero las inquietudes en mi interior crecían cada vez más, me decía a mi misma que era mejor no hacerlo, que el nunca podría comprender lo que mis sentimientos expresaban.

— ¿Lo harás si o no? - Gire, viendo a un pecoso algo entrometido a mi parecer.

— No - dije, decidida con mi respuesta.

— ¡Oh, vamos! - Exclama, sentadonse junto a mi. - Llevas años enamorada de ese idiota, creo que es hora de dar un paso adelante y decirle lo que sientes.

Felix tenía razón, pero me era imposible todo eso, no podía decile tan fácilmente lo que lleva mi corazón guardando desde hace mucho tiempo, ya que tenía miedo de ser rechazada, peor aún, que se alejara completamente de mi, aún cuando teníamos una relación algo inexistente, podía ver estar serca de él.

— No lo hare - sentencie. - Como tú dijiste, llevo años con este sentimiento en el pecho, no creo que sea correspondida si él nunca le noto ¿Quien me dice que lo hará ahora? Piénsalo, Felix, él nunca se ha dado cuenta de mi presencia, a pesar que hemos estado en las mismas escuelas y en algunas clases juntos, no creo que sea correspidida. Sobre todo, me entere que le guste alguien más. ¿Como voy a competir con eso?No puedo competir contra esa chica, no puedo, es linda y todo, mientras yo... - me estaba lastimando a mi misma por compararme con ella, pero debía hacerlo, para poder poner mis pies sobre la tierra.

Me levante de aquella banca en la que nos encontrabamos, estaba dispuesta a irme a casa, pero el pecoso me lo impidio al tomar mi brazo ligeramente. Sin verlo venir, el me envolvio en un abrazo calido, sin esperar más tiempo, respodi su abrazo.

— Está bien, todo está bien. Yo estoy aquí, puedes llorar, no necesitas guardartelo todo.

Como si sus palabras fueran una orden, mis lágrimas comenzaron a salir, poco después mis sollozos fueron silenciados con el pecho del pecoso, felix siempre provocaba eso en mi, con él podía llorar hasta agotarme.

— Tengo miedo, Felix.

Al final, termine siendo una cobarde, una cobarde sin remedio, que tan solo se rinde ante todo, sin intentarlo, no podía hacerlo y eso me dolia más, porque yo era la causante de este sentimiento de impotencia.

Al final, termine siendo una cobarde, una cobarde sin remedio, que tan solo se rinde ante todo, sin intentarlo, no podía hacerlo y eso me dolia más, porque yo era la causante de este sentimiento de impotencia

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Después de llorar un largo rato y que Felix me consolara, decidí que cada uno se fuera a su casa, él no muy convecido, aceptó, asi que caminamos un rato juntos, para después cada uno tomara su camino.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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