Princesa del inframundo,princesa de los cielos,reina de la humanidad.

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"Han pasado 5 años de que mamá murió, papá no ha podido recuperarse por completo, en realidad ninguno de nosotros ha podido. ¿Alguna vez te han quitado algo tan preciado en tu vida, que terminas dándote cuenta, que te quitaron parte de tu identidad? Soy hijo, pero no puedo decir que tengo madre. ¿Debería ser más optimista? Digo, aún tengo a papá, a Ross y Paul, tengo trabajo, no nos falta la comida."

- ¡Leo deja ese diario tuyo y baja a comer! ¡Llegarás tarde al trabajo! - advirtió el padre desde el primer piso.

-¡Voy enseguida!

"Bueno, creo que mamá estaría feliz si somos felices, así que... desde hoy lo intentaré"

Leo bajó con prisa los escalones, sentados a la mesa estaban todos. El menor, Ross, aún estaba con los ojos apenas abiertos, con su ropa de dormir aún puesta mientras su floja mandíbula trataba de masticar el pan.
Paul, por otro lado, se encontraba llena de energía nerviosa, hoy tenía exámenes en la escuela y estaba realmente preocupado, si fallaba este test, podría quedar fuera de la expedición, con la cuál, él podría acceder a ser parte del ejército, tal y como lo hizo su padre en la juventud y como su hermano mayor en la actualidad.

-¿Hoy tienes guardia en la tercera torre?-preguntó el hombre mientras servía a Leo un plato con pan y mantequilla y una taza con agua de menta hierba hirviendo.

-Sí, hoy llegaré tarde, después del turno tengo unas cosas que hacer.

Con lo dicho hasta el pequeño terminó abriendo los ojos, pues su hermano mayor jamás tenía nada que hacer, excepto ir a trabajar y cuidar de sus hermanos.

-¿Qué? ¿Por qué me miran así?

-Hermano ¿Tienes una cita?- preguntó Paul, quien dejó de leer de inmediato al escuchar las palabras de su hermano.

Leo se ruborizó y actuó con algo de pánico.

-¿Qué de que hablas? ¿De donde salió eso? ¿Tan raro es que por la tarde me ausente? ¿No puedo hacer cosas que me gusten? Mejor termina de leer tu libro y el desayuno, qué preguntas son esas.-y tomó una mascada.

Los tres frente a él quedaron boquiabiertos.

-¡¿De verdad tienes una cita?! -preguntó el padre sorprendido -¿Quien es? ¿Cómo se llama? ¿Cuando le traerás a casa? ¿Trabajan juntos? ¿Acaso es Leslie? Es Leslie¿Verdad?

Ahora era Paul y Ross quienes miraban desconcertados a su padre.

-Ahí lo tienen, padre e hijo, dos lunáticos nerviosos.

-¡Ross!

-Yo solo digo la verdad- se encogió de hombros y tomó el último sorbo de su taza- me iré a cambiar. Y cuando pasó por detrás de su hermano le dió una palmada en la espalda y dijo "Buena suerte con mamá, dale saludos de mi parte"

Tod, el padre y Paul, de pronto soltaron una mirada de dolencia, habían olvidado el aniversario de muerte de Nall.
Nall fue consideradas, por el rey, una de las guerreras más valientes, inteligentes y poderosas de todos los tiempos, y aunque su cuerpo jamás lo encontraron entre los cadáveres que la guerra dejó, no dudaron en hacer perdurar las existencia de la mujer, convirtiendo su espíritu en una estatua de plata.

-¿Ustedes quieren mandar algún recado? -dijo Leo quien se levantaba de la mesa con platos en las manos.

Ninguno tuvo el valor, el cinismo, de decir algo, sin embargo, su hermano Paul, dejó salir unas lágrimas.

-Paul, está bien. No te preocupes, dejaré flores por ti también.

Leo le dió una palmada en la espalda y se dirigió al trabajo.
"Tengo que apresurarme o llegaré tarde"