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Si de un mal inicio se habla, el mío no es el peor que se ha escrito en la historia de la humanidad, pero amenaza con convertirse en él.

He visto muchos lugares pequeños y estrechos, pero este parece que se caerá en pedazos sobre mí en cualquier momento.

—Esto no se parece absolutamente en nada a la foto que nos mostraron en internet. Creo que han pasado alrededor de doscientos años desde que se la hicieron—murmura mi madre mientras deja las maletas en el suelo.

—Miremos el lado positivo de esto, al menos no tendré que dormir debajo de un puente aquí en Los Ángeles...—miro las paredes con una risita nerviosa, la verdad es que también me asusta la idea de que esto se derrumbe de imprevisto.

—Nos vamos de aquí Five, buscaremos un lugar mejor, que al menos no esté en peligro de derrumbe.

—Mamá, los alquileres aquí en Los Ángeles son exageradamente caros y no podemos permitirnolos, creo que no encontraremos algo mejor que esto. Además, tengo una vista bonita—digo en un intento por convencerla mientras miro por la única y pequeña ventana que da a un callejón con botes de basura.

—No estaré tranquila si te dejo aquí, en una ciudad tan grande, en semejante cuarto y sola.

—Estaré bien, lo prometo—le doy un abrazo y un beso en la mejilla—estoy en Los Ángeles, ¿qué más puedo pedirle a la vida? Además ya tengo 21, tengo que aprender a abrirme paso por mí misma.

—¿Traes todo? ¿No olvidaste nada?

—No, pero el avión se olvidará de ti si no te vas ahora, vas a perder tu vuelo—lucho con todas mis fuerzas para no derramar ni una sola lágrima, pero tal parece que que mis fuerzas apenas son suficientes—Te quiero mucho, mamá.

—Yo también te quiero mi niña. Me llamas en cuanto te intales por completo, y si te arrepientes de esto no dudes en llamarme también que vengo para acá en el primer vuelo—limpia mis lágrimas con su dedo pulgar.

—Está bien, pero espero no tener que hacerlo—le sonrío de manera tranquilizadora mientras veo como sale por la puerta.

Detallo mejor el que será mi futuro hogar y es realmente pequeño, pero se siente bien saber que será el primer paso de mi adultez. Hay una cama, una nevera, una cocina y un baño pequeño, suficiente para subsistir. En cuanto comience a trabajar y tenga un sueldo estable compraré lo necesario para personalizarlo.

Busco los útiles de limpieza para librarme del polvo y luego de haber limpiado un poco desempaco y ordenos mis cosas. Hago una lista con lo que necesito para subsistir como aseo, comida, agua, ropa de cama, un par de cortinas para cubrir la única ventana que tengo y una pequeña mesita para trabajar, porque no sé si se los comenté, pero soy escritora. ¡Ah! Casi lo olvido, también necesito un periódico para buscar trabajo.

Con una mochila, un jersey desgastado y una gorra negra salgo de mi refugio para ir a comprar a la tienda que hay al frente del edificio, de seguro ahí encuentro algo de lo de mi lista.

Las personas caminan sin fijarse en nada más que en sus celulares o en algún que otro anuncio que transmiten en las pantallas gigantes que hay frente a los edificios más modernos. Muchos visten formales, otros ropa deportiva y otros al igual que yo van con aire turístico. El espíritu de Los Ángeles se hace notar en sus calles.

Antes de que se haga demasiado tarde regreso a mi apartamento con todo menos con la mesita, me tocará encargarla por internet a ver si no me engañan igual que con el cuarto. Guardo en la nevera la comida y preparo la cama. Le hago una foto a la habitación y luego hago un collage de un antes y un después donde se deja ver una diferencia abismal y se la envío a mi madre por correo.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2022 ⏰

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