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Dos años después, humanos trataron de arrebatárselo

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Dos años después, humanos trataron de arrebatárselo.

TaeYang cabaza, procurando mantenerse dentro de un perímetro reducido para no alejarse demasiado de la casa. Sus venas hervían, sus manos cosquillraban, el hambre se había extendido y pinchaba en la boca de su estómago, cruzando cada vello de su piel.

Había empeorado. Si bien antes no se daba cuenta, pasándolo inadvertido, se volvió rápidamente consciente de su gran deseo por morder la carne del cuello de KeeHo y beber de él hasta saciarse. Al principio, confío en que podría controlarse, pero el aroma tentador del pequeño chocaba contra su nariz y sus colmillos tapaban su lengua, tirando por la borda su fuerza de voluntad.

Su cacería ya ni era consecuencia de su instinto por sobrevivir. Era una mísera manera de disminuir el hambre que sentía por su bebé, a quien quería morder y chupar, más no debía.
Cada diente afilado y enterrado en un conejo o en otro animal, lloraba por ser bañado en sangre de KeeHo, el niño volviéndose tan apetitoso hasta el punto de volverlo loco.

Llegando al borde de la cordura, desvaneciendo su sanidad.

Un lobo aulló por la luna llena.

La sangre caliente fluía por su garganta, sintiéndose satisfecho y calmo. Sus sentidos volvieron a agudizar cuando el animal en sus manos murió, completamente seco, por fin dejándolo sobre la tierra. Limpió con su entrebrazo los residuos del líquido rojo que caía por sus labios y se incorporó. El susurro de los árboles siendo audible después de aquel inesperado arranque que fue imposible de reprimir.

Un grito familiar hizo que su respiración se atacara en sus pulmones.

─¡Yang!─ El llanto desgarrador seguía atravesando sus oídos mientras él corría desenfrenadamente hacia el hogar en el que su bebé descansaba ─¡Yang! ¡Por favor!

─¿Qué haces?─ le recriminó la voz de una mujer. TaeYang vislumbró la casa a pocos metros de distancia ─¡Deja de llamarlo! Es un vampiro. ¡Nunca estarás a salvo con el!

─¡Quiero a Yang!

─¡Te matará!

─¡No es cierto!

La puerta se desplomó y, un instante después, la mano de SeungWoo asió el cuello de la mujer TaeYang, hundiendo la suya en su piel y rozando la carne. KeeHo chilló ante el ruido, relajándose en el momento en que su mirada se cruzó con la del pelinegro.

─Yang...

Lágrimas inundaron sus ojos y tuvo el impulso de lanzarse hacia él, deteniéndose tan pronto un brazo firme rodeó su torso, inmovilizándolo, y un objeto frío se sintió sobre su sien derecha.

─L-la matas y-y yo lo mato a-a él ─ tartamudeo un nombre, empuñando con decisión la pistola que apuntaba a la cabeza del pequeño, acariciando con su dedo el gatillo.

¡Vamp, KeeTheo! [P1harmony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora