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            Había olvidado lo que se sentía ser rechazado. Ignorante pensé de manera estúpida, que sería escogido para ayudar a mi padre en el templo. Pero no había sido así, él se irguió esa tarde en medio de la cena, y había escogido a mi hermano en vez de a mi, tanto esfuerzo, tanta voluntad, todo hecho a un lado.

Pestañeo, levantándome de mi silla, echandola hacia atrás cuando me levanto y camino con desespero tras el hombre mayor, me veo obligado a recogerme la túnica que ese día había comprado con los pocos ahorros que había juntado el último mes, era tan larga que podía hacerme caer si no guardaba cuidado; y apenas lograba sostenerla de los costados de mi cuerpo, a la altura de mi cadera, donde la hago puños, doy un traspié en los escalones a la salida, donde mi progenitor fuma de una pipa, el humo sale volando hasta perderse, y me detengo cuando él lo hace.

—Padre.— Hago una reverencia, con la túnica cogida en mis manos, fuertemente apretada, hasta el punto que los nudillos me duelen, y retengo el horrible sentimiento de incertidumbre que se me acentúa en el pecho y parece aplastarme los pulmones.

Mi familia, gozaba de una situación económica bastante privilegiada, éramos acomodados por fortuna y agradecía de ello, aparte de eso, se nos había impuesto reglas desde el día en el que mi gemelo y yo habíamos llegado al mundo. Había un templo en el pueblo, donde los creyentes accedían honrar a la Luna y entregar su vida por completo a ello, y en el cual, pensábamos estúpidamente mi gemelo y yo que nos integrariamos cuando fuésemos lo suficientemente mayores.

Habíamos sido halagados por años, honrados por el apellido que llevábamos y bendecidos por ello, aspirante los dos, al menos hasta el día que nuestro padre, YoonByun había accedido a comprometer a alguno de nosotros con el propósito de crear nuevos lazos y hacer crecer la riqueza de la familia. Eso era todo.

Él había pedido aquello con muchísima nobleza, había sido amable pero estricto, sin darnos el tiempo a alguno de los dos de negarnos. Luego dijo, que escogería al que creyera mejor para entrar al templo y el otro, efectivamente contraerá el matrimonio con su escogido.

Había pensado tontamente que sería yo el escogido para pertenecer al templo, confiando que mi gemelo iría al altar con algún alfa que por supuesto, contaría con dinero y poder, porque en los últimos meses había sido más devoto que de costumbre, y entre los dos él solía ser más rebelde, las personas en el templo habían preferido mil veces lidiar conmigo que con él en el templo, agradecidos que yo hubiese escogido esa vida.

Sin embargo, padre había decidido que él iría con los viejos y viejas que se encontraban rezando la mayor parte del tiempo, y yo iría a conocer a próximos candidatos. Esto no podía ser, debía ser un error o una broma mal inventada de padre, con la estupidez de hacerme enojar o reír, a saber que planeaba.

—Levantate, te he dicho que no hagas eso.— Enderezo la espalda justo después de escucharlo, soltando la túnica que me cubre los pies por completo y de repente la arena parece enredarse con la tela de lino.

—Quiero saber, padre, ¿Por qué NamHyun ha sido escogido en vez de a mi? Yo me he esforzado bastante para ser candidato en el templo, has sido partidario de todo esto.— Él se sienta en los primero escalones, soplando el humo de sus pulmones que había extraído de la pipa, y palmea el lugarcito a su lado, cuyo lugar sabía sería el partidario a echar a perder mi buen vestimenta.

Me muevo, bajando un par de escalones más que el que me había enseñado, y le apoyo en mis manos hasta dejarme caer. Hacía frío esa noche, el cielo apenas había empezado a trabajar en las estrellas hacia poco menos que un cuarto de hora, y las personas se habían recogido tal cual el sol lo hacía, faltaba poco para que los pequeños negocios cerrarán y todo quedara en total soledad.

𝈵T𝈵R𝈵XI𝈵. ₍ₒₙₑ ₛₕₒₜ₎ㅤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora