✦Evangeline✦

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Su espalda le ardía

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Su espalda le ardía.

La rasposa esponja improvisada se tallaba contra su sensible dermis una y otra vez, se sentía como arañazos de feroces felinos contra su espalda, como si toda su piel estuviera siendo arrancada, al punto de dejarla roja por completo y sumado a eso, el agua hirviendo parecía derretirle el cuerpo entero.

El olor las hiervas y flores que fueron colocadas en la tina le estaba resultando empalagoso, asqueroso.

Realmente aborrecía la hora del baño.

"S-señorita, me duele" había dicho con la voz llorosa, con los ojos aguados e inyectados de sangre.

"Eso hubieras pensado antes jugar en la tierra como un indigente, ya estás grande para hacer este tipo de fechorías" apretó los labios al oír las palabras de la mayor. "Tengo que limpiarte bien" bramó la voz de la fémina a sus espaldas. "Esta noche es la más importante para el pueblo, debes de verte impecable para conseguir una esposa"

El joven casi le gruñe de molestia.

"Lamento haberla incordiado, señorita, a usted y a nuestras hermanas, le prometo no volverá a pasar" le dijo en un hilo de voz, esperanzado de que la mujer aceptase sus disculpas y olvide la descabellada idea de conseguirle una esposa, además, de que dejase de frotar la rasposa esponja por su espalda pues esta estaba a punto de sangrar. "Vaya usted a arreglarse con el resto de nuestras hermanas, yo seguiré con el baño y le prometo, señorita, me veré impecable"

Al estar de espaldas se tomó la libertad rodar sus ojos, hastiado por tener que hablar de aquella forma pero, sabía perfectamente, que eso le gustaba a su hermana y así más rápido lo dejaría irse.

"Oh, hermano mío, me alegra escuchar eso" el joven pudo suspirar con sosiego al oír las palabras de la fémina, sintiéndose aliviado cuando está dejó de tallar la esponja contra su espalda. "Pero no tardes, tienes que ayudarnos con nuestros vestuarios y colocarte el tuyo también... y cúbrete esas manchas que tienes en la cara, son horribles"

Sus labios temblaron al igual que sus dedos cuando los acercó a acariciar sus mejillas, donde pequeñas manchas, pecas, arruinaban su pulcra y nivea piel.

Lo bueno era que había acabado.

Se permitió soltar un "Gracias a la Estrella" en un suspiro lleno de paz al oír la puerta cerrarse tras él y luego las pisadas de su hermana mayor alejarse lentamente. Movió sus hombros y cuello de lado a lado, buscando destensar los músculos de su cuerpo los cuales parecían siempre ponerse duros cual piedra cada vez que estaba cerca de Irene.

Observó la esponja flotar al rededor de él en la pequeña tina junto a las flores y hierbas, sin poder evitarlo la tomó con fuerza entre sus manos y la apretó con cólera y furioso la lanzó al otro lado del pequeño cuarto de baño.

La odiaba.

Se apresuró en terminar su ducha para salir de la tina y elvolver su cuerpo con las telas que su hermana le había dejado para secarse. Suspiró pesado, abatido, al mirar su nueva y costosa camisa ‐regalo de su hermana Sooyoung-, cerrada hasta el cuello y que posiblemente lo deje sin respirar por un buen rato, junto sus pantalones -regalo de su hermana Yerim-, que seguramente le quedarían apretados de la cintura, colgar de la silla de madera al lado de la tina, perfectamente planchados pues él mismo se encargó de realizar aquella tarea por órdenes de su hermana.

Ma Belle Evangeline...kth&jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora