“ ¿Te acuerdas de esa estúpida apuesta?, tu sabes…aquella que parecía más una promesa que un chiste. Eran días después de que llegamos a este lugar, al escuchar las reglas y más, casi automáticamente mencionaste que te matarían primero o lo preferías antes de verme a mí sin vida.
Day, ese apodo que te invente en un juego de palabras por no saber pronunciar tu nombre, si lees esto debe ser que como muchas veces, la suerte no está de tu lado. Yo gane la apuesta, o en un caso hipotético, llegamos a salir de este sitio que te irrita tanto.Quisiera agradecerte de tantas cosas, somos amigos de la infancia después de todo ¿verdad? Naci con un cuerpo que apenas aguantaba su propio peso y con suerte lograba hablar, aun así me ayudaste y cuidaste cuando me enfermaba y no quería preocupar a los demás chicos del orfanato. No era una buena idea que el enfermero se mostrara débil, tu madre solía repetirlo hasta el cansancio. Recuerdo que te molestabas con ella a menudo por eso.
Aunque siempre te recrimine el haber robado aquel trozo de pan de la cocina a altas horas noches, la verdad es que te lo agradecí profundamente. Me habían encerrado por novena vez en la semana en el ático, no pude salvar a Marie, me mantuvo cuerdo en cierto tiempo hasta que salí.
Sigo sin entender que viste de mi, Day.
En ese momento, con siete años y tú con ocho, mi apariencia se asemejaba más a un pálido muñeco de nieve que a una persona, me las empañaba para aprender bien el inglés y no mezclarlo con el japonés o esas lenguas inventadas que se forman a pronunciar mal una palabra. A diferencia, parecías alguien más decente.
Y así fue nuestra amistad.
Éramos diferentes, demasiado para ser normales.
Te encantaba el beisbol, el ajedrez, los libros y el flan. Por mi parte, me gustaban las tres últimas y seguía una larga lista que nos diferenciaba. Cosas pequeñas, insignificantes que nos hacían diferentes.
Una vez aquí me sorprendió que te llevaras bien con Conrad, aunque tus intenciones eran un poco claras para mí a la hora de fastidiarlo. Eres amable en el fondo, lo sabes.
¿Sabes? Si llego a morir, cuida de él y de Melodica. También de Majo, Zero, Emi y Frei. Es posible que a ninguna las conozcas, solo hazme ese favor.
Cuídate, principalmente.
Si llegas a salir…Cumple nuestro sueño, como lo prometimos.
Siento no poder corresponderte. Aun si me lo dices seguido que no es importante. Lo eres para mí. Un buen amigo dice que algún día llegara alguien que pueda corresponder esas emociones, solo tienes que buscar o esperar.
Te quiero, Dylan Brown ♡.
▌ᬊཹྎ▒⃟᪳᪾᭳ᮭHide sintió que una cuchara golpeaba la parte posterior de su cabeza con una precisión increíble, y su ceja se torció levemente en confusión.
▌ᬊཹྎ▒⃟᪳᪾᭳ᮭ Hide giro la cabeza y miro a Dylan, que tenía los ojos cerrados, fingiendo estar concentrado en el sabor del flan de caramelo.
— No puedo creerlo…—el albino murmuro para sí mismo, lo suficientemente bajo como para que Brown no pudiera escucharlo—. Literalmente estoy lidiando con un niño demasiado grande.
Todo porque a su amigo no le gustaba que pasara tanto tiempo escribiendo últimamente, quería su atención.
,, contexto : Dylan y Hide crecieron en un internado / orfanato. Donde asistían desde niños con discapacidades físicas o mentales, personas de bajos recursos, huérfanos y “fenómenos” personas con extremidades de más o una característica que consideraban horrible. Usualmente era un sitio de reunión para enfermos y moribundos así que desde que Kosma ingreso a los seis años ha estado atendiendo. Cabe destacar que Dylan es el hijo de una de las matriarcas de esta especie de centro católico.
,, el sueño al que se refiere es llevar a sus compañeros de allá a una ciudad para vivir sin las limitaciones o lamentos habituales de ese lugar.
,, re larga porque necesitaba sacar más historia ⛹️♀️⛹️♀️
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C%SMO ★ CARTAS
Random男性看護師 . 𝗦𝗠𝗜𝗟𝗘 𝗙𝗢𝗥 𝗖𝗔𝗠𝗘𝗥𝗔 !! ❜ ★ ある冬にそれが起こった 。。。 What do you like to see ? ,, las cartas obviamente.