LSELL | Charlotte Swan es una adolescente conocida por su corazón bondadoso y su actitud alegre.
Jamás ha creído realmente en el amor de pareja, sin embargo, su vida se pone patas arriba cuando conoce al nuevo miembro de la manada Quileute.
Seth Cl...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
. . .
Hay situaciones en las que desearíamos jamás haber estado, al igual que hay charlas que quisiéramos evitar a toda costa. Tan mala era la suerte del chico Clearwater que, tan solo dos días después de lo que consideraba la noche más vergonzosa de su vida, Sam Uley lo había citado junto a su novia para hablar de algo importante.
La marca. Sabía que tarde o temprano acabaría por marcar a su chica, sin embargo, jamás se detuvo a pensar en cómo reaccionaría ella al descubrir que ahora su aroma los delataba. Ahora toda la manada sabía lo que habían hecho.
—¿Estás nerviosa por la escuela? —la voz de Emily lo hizo reaccionar. —Escuché que mañana empiezas en Forks.
—No estoy nerviosa por eso, me preocupa más saber cuántas clases compartiré con Amanda. —respondió Charlotte.
Ambas se encontraban en el jardín de la mayor, mientras que él se encontraba en el sofá de la sala acompañando a Quil, quien jugaba con Claire en el suelo.
La pequeña morena se levantó y tomó una de las manos de Seth para llamar su atención; el muchacho la miró y sonrió al ver que le ofrecía un cochecito de juguete.
—Gracias, preciosa. —agradeció con ternura acariciandole la mejilla, sin embargo, se alejó un poco al escuchar el ligero gruñido de su amigo. —¿En serio, Quil?
—Cierra la boca. —se quejó mientras se levantaba del suelo y tomaba a la niña en sus brazos. —¿Quieres comer algo, Claire?
El menor los observó hasta que entraron a la cocina; estuvo a punto de ir a buscar a su novia cuando la puerta se abrió.
—¿Charlotte ya está aquí? —preguntó el Alfa, su voz era firme por lo que Seth se sintió intimidado.
—Llegamos juntos en la mañana. —respondió nervioso.
—Ve por ella.
El moreno se levantó y caminó entre pequeños tropiezos hacia donde se encontraba su novia. Al salir, ambas voltearon a verlo notando sus mejillas sonrojadas.