Capitulo 2: Nuestra historia.

Era una tarde fría y oscura del hermoso Diciembre, porque, seamos sinceros, ¿A quién carajo no le gusta Diciembre? Estaba caminando lentamente observando cada detalle de la ciudad, acababa de nevar hace unas horas así que caían algunos copos. Me temblaban ligeramente los labios y tenía tantas ganas de un delicioso y caliente chocolate, giraba mi vista hacia todos lados con la esperanza de encontrar una cafetería cercana la cual encontré en un par de segundos. Mire al gran letrero arriba de mí que decía 'C&C', me adentre en el y vi a unas cuantas personas charlando y riendo, me dirigí a una mesa cercana a la ventana y llego una mesera para tomar mi orden. — Bienvenido a C&C, ¿Qué se le ofrece? — Dijo mientras sonreía — Am, me encantaría un chocolate caliente y... ¿Tienen muffins o algo parecido? — dije mientras me frotaba las manos. — Tenemos muffins de mora azul y de chocolate. — Dijo anotando algo en su libreta -  Entonces será un chocolate caliente y un muffin de chocolate, por favor. — dije mientras le daba un sonrisa. Asintió y se alejó, dirigí mi vista a la ventana la cual daba una vista hacia la calle, iban varias parejas abrazados o simplemente agarrados de la mano dándose calor mutuo. El amor... Algo que todo el mundo quiere y añora, al cual me incluyo. Vi que una chica muy linda por cierto, iba caminando sola con notario frio, entro al mismo lugar que me encontraba, se sentó a unas cuantas meses lejos de mí, tenía algo que no podía dejar de verla, tal vez su belleza o simplemente porque estaba totalmente sola al igual que yo. Sentí algo al verla así, igual que yo. Tenía la idea de ir con ella pero vamos, yo no tengo valentía. Desde ahí ella se convirtió en mi pequeña obsesión.

Recordar esto mientras miraba a la nada me recordó el amor que le tenía a mi cielo. ¿Se acordara de lo que paso? Y lo más importante, ¿Estará pensando en mí? Esto me estaba volviendo loco. Ya esperaba que fuera mañana para volver a verla y oírla. - ¡Hey! ¿Ya me puedes atender o no? — dijo una niña de aproximadamente 14 años. — Oh, sí. Disculpa — dije riendo un poco y agarrando el disco que había dejado en el mostrador. Era de Sleeping With Sirens, tengo que admitir que me sorprendió pensé que sería algo así como One Direction, Sam Smith, Demi Lovato, Ariana Grande, 5 Seconds of Summer o algo parecido, porque bueno, eso es lo que escuchan ahora. - ¿Es para ti el disco? — Digo mientras me entrega el dinero — Si claro, ¿Por qué? — Pregunta algo confusa — Es que es algo inesperado — digo mientras me encojo de hombros — No todos en este mundo somos igual — dice eso y sale de la tienda. Tenía razón, no todos somos iguales. Pasan las horas, cliente tras cliente y llega la hora de cerrar e irme a mi hermosa hogar. - ¿Listo, Elliot? — digo y cierro la puerta de la tienda de discos con las llaves. - ¡Mucho más que listo! — dice mientras agarra su moto y se monta en ella. - ¿No quieres que te lleve? — Dijo mientras se ponía el casco — Eh, no. Sabes que vivo cerca y tengo ganas de pensar, ya sabes. — digo mientras meto mis manos en mi chaqueta. — Como digas, al cabo que ni quería tú horrible trasero en mí moto. - - Yo sé que te encanta, no te hagas el idiota. - -Querido Hans, recuerda que ya soy idiota. - - Cierto, perdón. - -No hay de que, nos vemos mañana aquí. — dice mientras acelera su moto y hace un sonido como esos de la película en acción que te deja anonado. Me pongo los audífonos y empieza una de mis canciones favoritas de Hozier, meto mis manos en mi chaqueta y empiezo a caminar. Al cabo de unos 10 minutos llego a mi departamento, agarro mi celular y empiezo dirigirme a la cocina para prepararme un sándwich e irme a dormir. Llego a mi cama y me empiezo a desvestir para solo quedar en bóxer y meterme bajo las colchas de mi cama. — Hora de dormir, hora de dormir... - y ese fue mi último susurro del día.