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✧ Advertencia: en este pequeño one-shot se harán presentes muchos pensamientos intrusivos que pueden producir sentimientos negativos en el lector, por favor, procede con discreción. Tu salud mental es importante siempre. ♡

Se veía convincente ¿verdad? Nadie dudaría de él, lo tenían como parte de su personalidad

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Se veía convincente ¿verdad?
Nadie dudaría de él, lo tenían como parte de su personalidad.
"Cocinero pervertido" "un obsesionado con las mujeres" o incluso aquel apodo que el cabeza de musgo solía decirle cada tanto; "Ero-cook."
Hoy era uno de esos días —especialmente grises, nublados, lluviosos— en los que un joven Sanji prefería quedarse cocinando diversos platillos mientras sus compañeros iban a por suministros, y ya de paso, cuidaba el barco. Era algo que solía hacer cada tanto, lo cual le permitía soltar todo lo que llevase dentro para continuar con sus piadosas mentiras. De vez en cuando aprovechaba también las frías noches de guardia, pero, para su desgracia, no podía enchufarse en la cocina para dejar fluir su pesado sentir, por lo que la ansiedad parecía carcomer su cuerpo entero y, casi siempre, terminaba por detonar una cajetilla entera de cigarros en una noche, cosa que no le agradaba para nada. Así que sí, el rubio apreciaba mucho sus momentos de soledad externa.
Suspiró mientras picaba un par de verduras, la carne fresca que consiguió aún se estaba horneando. A pesar de estar haciendo lo que más amaba en el mundo, su corazón seguía sintiéndose vacío, tan vacío como aquel día carente de buen clima.
¿Acaso alguna vez se sintió vivo? Desde que tuvo uso de razón, el rubio cargó con cierto dolor en su pecho. Es verdad, al volverse parte de la tripulación de Luffy la sensación disminuía de forma gradual, pero, no completamente; no le había abandonado, y especialmente hoy, marcaba presencia con fuerzas. Ocurría con cierta frecuencia. Nadie se daba cuenta de la fachada que cargaba, de la falsa honestidad que mostraba al mundo — o eso creía él.

' Nadie es consciente de mis mentiras ¿no es así? '

Habló consigo mismo mientras revolvía las verduras en el sartén, marinándolas con un poco de salsa de soja.

' Si hay algo de lo que estoy seguro es de que amo a mis nakamas, daría mi vida por ellos de ser necesario, aunque Luffy me reprocharía porque según él, eso sería ser un cobarde. Lo que él no sabe es que siempre lo he sido, toda la vida. Esa altanería mía es solo una fachada, todo de mí... lo es, menos mi amor por la cocina. Aquí nadie me juzga, nadie me mira, a nadie le importa, sólo soy yo y un mundo de posibilidades frente a mí, sólo soy yo y una sola misión: darle de comer a quien lo necesite. '

Sacó un cigarrillo de la cajetilla que guardaba en el bolsillo izquierdo de su camisa celeste, cubriendo el sartén con su respectiva tapa y bajando el fuego.

' Sé que ellos no me juzgarían, o eso quiero creer, pero, son humanos, seres vivos pensantes, conscientes, les vuelve endebles, capaces de destruir sin desearlo. Si ni siquiera puedo ser honesto conmigo mismo ¿cómo podré serlo con los demás? '

El sabor del tabaco entre sus labios lograba relajarlo un poco, asimismo, el sonido del viento impactando empezaba a hacerle compañía. La mente de Sanji era una enredadera pero de las buenas, en las que no permitía que nadie —a veces siquiera él mismo— se adentrara.  Debido a diversos traumas que vivió a temprana edad, el cocinero se sentía plenamente incapaz de expresar debidamente sus sentimientos, le costaba de sobremanera, e incluso a veces los expresaba de forma singular. Ahí recaía otra de las razones por las que amaba cocinar: en muchas ocasiones no sabía como expresar lo que cruzaba por su mente conflictiva, pero, seguro que una comida hecha con amor nunca le faltaría a su tripulación, su familia. Incluso cuando se comían las reservas, sí, seguiría cocinando para ellos, porque confiaron en él para ese deber y todos los días le encargaban una buena nutrición; vital para el buen funcionar del cuerpo y mente, no era poca cosa. Para Sanji, servirles la comida era la mayor muestra de amor que podía hacer, y la más honesta, también.
Sin embargo, fuera de eso, era todo una máscara. ¿Lo peor? El rubio no podía manejarlo. Cuántas veces se habrá mordido los labios hasta sangrar por sentirse incapaz de pronunciar un "los quiero" "no te vayas" "lo siento" "no me necesitan ¿cierto?"

✧ Hora de comer | Vinsmoke Sanji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora