Diecinueve

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Yeji ve como duermen sus pequeños sobrinos, tan pacíficos e ignorantes al caos que pasa tras esas cuatro paredes. Desde donde está, el joven alfa aun puede escuchar los gritos y gruñidos que suelta Hyunjin, hace una hora que empezó y parece que no se calmará en un largo rato.

Intenta entender lo que siente su hermano y es que él reaccionó de la misma forma al enterarse que el alfa que golpeó a Felix ha quedado libre. Logró calmarse únicamente gracias al pequeño NiKi que ahora duerme en la mecedora que tienen en la habitación de los gemelos.

Lo poco que ha podido escuchar antes de que su madre lo mandara a cuidar a ambos pequeños fue que según la fiscal encargada del caso de Felix dejó libre a Changbin por que no hubieron daños mayores... ¡Es que acaso esa fiscal está loca! Si Felix tiene una fractura en el rostro, ¿acaso no es suficiente como para encerrar a ese engendro de por vida?

"¿Yeji?" La pequeña voz de Lía hace que el gruñido que amenaza con escaparse de sus labios se detenga a mitad del camino.

Gira sobre sus pies y se encuentra con la pequeña frotando sus ojitos, su corazón late en mil direcciones cuando ve como eleva sus manitos en busca del calor que desprende la alfa.

Sin pensarlo mucho se acerca a la niña y la alza en sus brazos. Como ya es costumbre Lía esconde su nariz en el hueco de su cuello y olfatea encantado con el olor a café que desprende su cuerpo.

Sabe con exactitud por qué Lía hace eso y aunque al principio intentaba engañarse a sí mismo su lobo terminó por convencerlo.

Lía es su pareja destinada.

Su lobo lo supo desde el primer momento en el que el niño se agarró de su cuello para no soltarlo nunca más. Su madre ha dicho que es algo raro que se reconocieran desde antes de que Lía se presentara como omega, lo único que atinó a decirle fue que lo más probable fuera que el lazo que compartieron en sus vidas pasadas era demasiado poderoso a tal punto de que ambos se volvieron prácticamente inseparables.

Le daba igual la razón, le gustaba como se sentía su corazón cada vez que tenía a Lía en sus brazos y le encantaba la personalidad demandante del niño. Daba igual lo que dijeran o si el físico de la cachorra cambiaba drásticamente, sabía con exactitud que amaría con locura a su pareja predeterminada.

Está tan entumecido con el ligero olor que desprende Lía, que hasta ese momento no se da cuenta de que la puerta de la habitación se abre violentamente. Su lobo se pone alerta cuando siente el miedo de Felix, el omega está pálido y tiembla violentamente mientras intenta torpemente marcar un número en su celular.

"Felix oppa, ¿qué pasa?" con un temor creciente en su pecho se acerca y coloca dulcemente su mano sobre la del omega.

Ese leve toque hace que el pálido se calme, solo un par de segundos, de pronto comienza a llorar desesperado abrazándose a sí mismo.

"¿Qué pasa oppa?" Vuelve a preguntar.

"E-es que..." un golpe seco interrumpe las palabras secas de Felix y el omega se echa a llorar con más desesperación. Luego un golpe más y algo quebrándose.

"Lía, cariño" se dirige al niño que escucha atentamente al alfa "Quédate con el tío Felix, sí bebé tienes que ser una buena niña y cuidarlo" susurra dulcemente, el cachorro asiente decidido, luego de ser dejada cuidadosamente en el suelo se dirige corriendo a coger la mano de su tío y lo jala a la mecedora.

El omega está en una especie de trance por lo que no pone resistencia y ni siquiera se inmuta cuando la alfa sale de la habitación.

Sus sentidos se ponen alertas al percibir el asqueroso olor de aquel alfa, ahora entiende por que Felix estaba tan alterado. Sus pies se mueven instintivamente mientras que su lobo le grita que proteja a su familia.

Un alfa sustituto (HyunLix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora