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El tipo ideal

-Two Shot-

II

...

Marinette abrió la puerta de su hogar al joven rubio que habia tocado el timbre, se veía tan nervioso, que la chica solo pudo ladear la cabeza hacia la derecha e indicarle el interior del lugar con su brazo.

—Gracias —dijo, ingresando.

—Toma asiento —indicó, mientras cerraba la puerta. Adrien se sentó en el sillón, deslizando sus manos nerviosas por sus piernas, en busca de calmarse. Realmente, estaba muy pero muy nervioso, ¿qué rayos le pasaba? ¡Solo era Marinette! Y quizás, ese era el punto. Era Marinette quien lo había descubierto.

Estuvieron un rato en silencio, hasta que Marinette se sentó a su lado, colocando un plato blanco con un par de macarrones.

—Así que Ladybug... —dijo, tomando un macarrón— ¿Eres una especie de fan?

—No llamaría a lo mío es fanatismo...

—¿Cómo lo llamarías entonces?

—¿Puedo ser sincero contigo? —le preguntó, tomando un macarrón.

—Claro.

—Ella me encanta, pero no solo la admiro por lo que es, por lo que representa para la ciudad... realmente ella me gusta —Marinette se sobresaltó ligeramente—. ¿Todo bien?

—Sí, claro —dijo, tomando la revista que estaba sobre la mesa y buscando la página donde salía la entrevista—. Entonces, las cosas que pusiste aquí...

—Qué vergüenza —contestó, cubriéndose el rostro con ambas manos—. Realmente, lamento que los chicos piensen que eres tú...

—No te preocupes —dijo, mirando la revista—. ¿En qué nos parecemos ella y yo? Color de ojos, cabello, actitud de líder...

—Bueno, por algo eres nuestra Ladybug del día a día —respondió él, haciendo que ella lo mirara—. Tienes muchas de las características que hacen a Ladybug quien es... —Adrien la miraba de una forma, que hizo que volviera la mirada a la revista.

—Cabello oscuro como la noche y ojos celeste como el cielo... —Marinette frunció el ceño cuando releyó esa parte, por qué se le hacía conocida...

—El cabello de Ladybug es oscuro y brillante como una bella noche de verano llena de estrellas... —empezó y la joven se quedó paralizada. De pronto, no estaba en el living de su hogar, estaba en el techo del Trocadero, frente a la torre Eiffel con su compañero al lado.

.

—Te escribí algo —dijo el superhéroe, sacando una hoja del bolsillo de su traje.

—Chat...

—¡Anda! Escúchalo...

—Bueno —dijo, como si estuviera resignada, pero en realidad, estaba con mucha curiosidad.

—Tu cabello oscuro y brillante es como una bella noche de verano llena de estrellas, tus ojos azules, me recuerdan al color del cielo en una mañana soleada... aunque cuando me miras enojada, más parecen dos estalactitas afiladas.

Ladybug lo miró fijamente.

—Ves, como en este momento... —la señaló el chico, como si fuera un niño pequeño.

—A que viene todo esto...

—Es que ya sea en el día o en la noche, todo me recuerda a ti... Giras en mi cabeza todo el tiempo.

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—¿Marinette? —le dijo, llamando su atención, ella se sobresaltó antes de mirarlo y poner una sonrisa nerviosa en sus labios.

—Wow, que bonito, ¿Lo escuchaste en algún lado o lo leíste? —preguntó, con algo de nerviosismo, mientras trataba de calmarse sobándose las manos, por qué, qué posibilidad había que...

—Yo se lo escribí —al parecer la había.

Marinette llevó su mano a su rostro para cubrir su boca y no decir nada. Es que ¡Por supuesto! ¿Quién más tendría como tipo ideal a Ladybug que no sea Chat Noir? ¡Por todos los cielos!

—¿Estás bien? —le preguntó preocupado—. Te has puesto pálida...

—Sí, sí, estoy bien Cha... Adrien —corrigió rápidamente—. No pasa nada, nada de nada —dijo agitando su mano frente a ella—. De todas formas, algo vamos a tener que inventar, digo, porque los chicos creen que hablas de mí, yo sé que no hablas de mí, solo es una coincidencia de que ambas tengamos tanto en común.

—¿Segura que todo está bien? —preguntó Adrien de golpe, mientras más la miraba, más nerviosa se ponía y por alguna razón, que repasara las coincidencias que ambas tenían lo ponía ansioso.

—Sí, claro, solo pensaba, si quitas lo de los ojos azules, todas las cosas podrían indicar a Kagami, ¿no? Es como un estándar que tienes, te gustan las mujeres fuertes que pueden patearte el trase... —cuando se dio cuenta de lo que iba a decir, se cubrió la boca con ambas manos— Lo siento —se disculpó.

—Puede ser —dijo, rascando su mejilla—, no lo había pensado así. Aunque también me gustaría alguien que me entienda, alguien con quien pueda hablar y no me juzgue si quiero ser serio o payaso en algún momento del día.

Marinette lo observó, él ya la miraba, así que bajó la mirada a la revista, ahí no decía nada de eso.

—Bueno —dijo la chica—, supongo que decirle al mundo que te gusta Ladybug no es una opción, yo no tengo problema en que piensen que soy yo —dijo, elevando sus hombros como si no fuera algo importante.

—¿De verdad?

—Claro —respondió—. No queremos que el mundo sepa de que te gusta Ladybug y quedes a la merced de un akuma.

—¡Gracias, Marinette! —dijo, abrazándola—. Sabía que podía contar contigo.

—De nada —contestó, dándole una leve palmadita en la espalda para que la suelte.

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Los siguientes días en la escuela fueron bastante curiosos, miradas indiscretas, murmullos, pero Marinette ni se inmutaba. Incluso a Alya le sorprendía como parecía tan tranquila con todo eso.

Después de todo, no era mentira.

Adrien estaba enamorado de ella, solo que él... aun no lo sabía.

Y no lo sabría hasta que juntos acabaran con la amenaza que invadía Paris.

Después de todo, ambos eran el tipo ideal del otro.

Adrien, el de Ladybug

Y Ladybug, el de Adrien.

El Tipo Ideal del Ángel de ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora