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› hey !

- SungHoon soltó su maletín, dejándolo caer al piso, había sido un día estresante. Escuchó las risas de su familia, todo el estrés fue liberado de su cuerpo con ese sonido. Se quitó los zapatos y caminó a la cocina del departamento.

— ¡Papi!— grito el pequeño niño, con ojos almendrados, pestañas largas y cabello rizado, corrió hacia SungHoon quien lo cargó justo al abrazarlo.

— ¿Cómo te fue hoy? —

— Bien, tío Jake me llevó al parque — SungHoon sonrió y volteó a ver a su hermano agradeciéndole con la mirada.

— Bueno, dile gracias a tu tío y ve a dormir, estaré ahí en un minuto — el niño asintió y corrió a su cuarto tan pronto sus pies tocaron el piso. SungHoon volvió su mirada a Jake — Gracias —

— Oh no es nada, me agrada el bicho — Christopher rió — Debo irme, te veo el lunes—

— ¿Qué?, no, dijiste que podías cuidarlo mañana —

— No, yo dije te aviso si puedo, ¿te avisé algo? — SungHoon negó— Entonces significa que no puedo ¿no crees?, hasta el lunes hermanito — palmeó la espalda de SungHoon un par de veces.

— ¿Lo tendré que cuidar mañana yo?— Jake asintió mientras caminaba a la salida— No puedo hacer eso — el chico se puso sus botas y abrió la puerta — JaeYoon, ¿Qué esperas que haga? —

— No lo sé, llevarlo a la oficina, no debe ser tan difícil, tiene tres años Hoon, no es difícil entretenerlo —

La puerta se cerró, SungHoon se quedó viendo la madera hasta que el grito de BeomGyu diciendo que estaba listo se hizo presente.

Y no, SungHoon no era un mal padre, de hecho era bastante bueno si consideramos que la madre de BeomGyu vino con el bebé diciendo a SungHoon que sería deshumanizado no aceptarlos ya que el pequeño era su hijo. Si, conoció a su hijo cuando este tenía apenas una semana de vida y un día después de que SungHoon aceptara que se quedarán con él y tratar de ser una familia, la madre de BeomGyu decidió irse y dejarle un pequeño humano como recuerdo.

Así que nuestro amigo cenizo tuvo que arreglárselas sólo, hasta que su querido hermano se mudó a la ciudad y ofreció su ayuda a su hermano.

Su hijo era su vida, había tratado de volver al juego de las citas pero las y los omegas que llegó a conocer no estaban dispuestos a unirse a su familia de dos. Así que SungHoon se dio por vencido antes de herir el orgullo de su alfa.

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Al día siguiente SungHoon despertó más temprano que nunca a BeomGyu que no estuvo alegre con este cambio. Un puchero en sus pequeños labios estaba bien formado desde que SungHoon lo había comenzado a vestir.

Después de desayunar y bien abrigados ambos, subieron al autobús para ir a la oficina donde SungHoon trabajaba. BeomGyu se quedó dormido, cosa que SungHoon agradeció, la gente del colectivo lo miraban extrañados. Un alfa llevando a su cachorro a la oficina.

— ¿Qué hace el aquí? — preguntó JungWon señalando a BeomGyu.

— Nadie más podía cuidarlo —

— Tienes una junta SungHoon, ¿Qué te pasa? — SungHoon se descolgó la mochila de su niño y la puso en el escritorio de JungWon.

— Cierto, aquí tienes— le pasó al niño y JungWon lo cargó sin más opción— Si despierta dale el oso azul de su mochila, no tardo —

— ¡Park SungHoon!— gritó en una clase de susurró para no despertar al niño. El alfa sólo corrió hacia la sala de juntas.

Afortunadamente BeomGyu no despertó hasta que estaba acostado en el sillón de la oficina de SungHoon y este estaba ahí. El niño se la pasó corriendo de un lado a otro sin salir de la oficina. Comieron un sándwich de la cafetería a la hora del almuerzo.