Inquieta

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No puedes ir al pueblo.

No puedes comer esto.

No puedes beber aquello.

No puedes ir a esta misión

Cada vez tenía más límites y sabía que esa no era la vida que quería. No era lo que debería suceder y no era la forma en que sus días deberían pasar.

¿Qué era ahora? Una maldita ama de casa. Lo que nunca quiso ser y se sentía tan enjaulada y obligada como un león de circo.

- Temari, ya llegué.

Mientras fregaba las ollas, aquellas palabras no le trajeron felicidad alguna. No quería tener que esperar al desgraciado para suplir cosas tan básicas como su alimentación. Esta no era ella.

Ignorándolo se limpió las manos antes de tirar con fuerza el trapo, salió de la cocina y fue a la habitación.

Shikamaru por su parte la vio pasar haciendo aquel recorrido. No pudo evitar sentir que todo era su culpa. Él notó que cada vez era más frecuente que se distanciara y lo hiciera a un lado, y sabía los motivos pero no podía hacer nada al respecto. Aquel era el orden de las cosas y ella tendría que acatarlos.

Sabiendo que no podría con el dolor de notarla distante durante varios días, se armó de valor para ir a su lado. Tendría que solucionar esto de una vez, así fuera una medida temporal.

Caminó hacia la habitación y notó que al menos, la puerta no estaba cerrada.

Al entrar la vio acostada en la cama sobre su costado dándole la espalda. Shikamaru fue a su lado haciendo el ruido suficiente para que supiera que estaba ahí, pero con delicadeza para no espantarla. Con cuidado, puso sus cosas en la mesa de noche y se acostó a su lado pero cuando se estiró para tocarla, ella se alejó.

- Vamos Tem. - Suplicó

- Quiero estar sola.

- No es cierto

- Estoy cansada. Déjame dormir.

- Ven aquí.

- Ya Shikamaru. Deja este intento patético. – Ella sin embargo, notó cuando él la abrazó por la espalda y lo permitió.

- ¿Qué te pasa, mi vida? – Dijo besando su cuello.

- Tú lo sabes muy bien.

- ¿Estas aburrida?

- Sí. ¿Contento?

- No. no quiero que te aburras. Solo quiero que estés bien y feliz.

- Como podría estar feliz si me tienes como esclava.

- No eres una esclava.

- Claro, y a todo lo que quiero, le dices que no.

- Temari, todo lo que quieres hacer es peligroso.

- ¡Soy una maldita kunoichi elite! No me puedes...

- Tranquilízate.

- No quiero. Quiero ir a misiones, quiero comer lo que quiera, hacer lo que quiera, quiero ser libre.

- Tem, estas embarazada, no eres una esclava, solo tienes algunas restricciones. Pero no significa que no seas libre.

- Es la misma mierda.

- Tem, te juro que en cuanto hayas tenido al bebé y te estabilices y ambos estén sanos y salvos, te dejaré hacer lo que te dé la gana ¿Si? Yo me encargaré del resto.

- No te creo, siempre hay algo que...

- Es en serio. Podrás comer lo que desees.

- Maldita sea, ahora solo quiero comer una maldita piña.

- Lo sé... - Dijo con picardía.

- No es a eso a lo que me refiero imbécil. – Dijo recordando aquel peinado tan característico.

- También lo sé.

Shikamaru soltándola, se estiró hacia atrás para alcanzar lo que había puesto en la mesa de noche. Con cuidado, abrió el pequeño contenedor que tenía la fruta picada. Temari al sentir el olor, rápidamente se sentó y lo tomó en sus manos.

- Maldita sea Nara... te odio. - Dijo cuando él se sentó a su lado y le pasó unos palillos.

- Sí, eso también lo sé – Sonriente la vio masticar placida. Ella no pudo evitar gemir al sentir aquella acidez dulce en su boca.

Verla hacer eso le daba mil años de vida. En aquellos pocos meses, sabía cuándo era el hambre el que hablaba, o los antojos, o la frustración de no poder hacer lo que quería. En esta ocasión, habían sido todas tres.

A medida que le daba una mordida a cada trozo de piña, una sonrisa se asomaba en sus labios y rió con torpeza cuando notó que el jugo escurría entre estos y miró a Shikamaru con una disculpa por la suciedad. El, sin embargo, limpió la comisura de sus labios con su lengua haciéndola estremecer.

Definitivamente aquella sensación oscura ya había desaparecido. Al menos temporalmente. Aún quedaba un largo camino por recorrer a aquella pareja que con aquellos pequeños detalles y esos gestos amorosos, combatieron cada vez aquella distancia que el mundo intentaba interponer entre sus corazones.

Fin.

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Este OS participa en el Matsuri 2022 de la página de Facebook ShikaTema: Hojas de Arena, "EmocionArte"

Emoción: Distanciamiento (Enfado)

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