#01

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Diez minutos.

Chloe ha estado hablando por más de diez malditos minutos.

Ya ni recuerda lo que había ocasionado la discusión, ahora mismo solo observaba con fastidio a la ruidosa rubia.

La clase completa disfrutaba aquello, aunque sería mucho mejor si Marinette respondiera cada vituperio de Chloe.

Volviendo a la chica azul, dejó de escuchar cada palabra. Ahora las palabras asemejaban zumbidos, dignos de la Abeja Reina.

La postura de aquella rubia reflejaba altanería y sus ojos azules ferocidad, no lograba asimilar las palabras pero sabía que lo que sea comunicara era molestia, molestia hacia ella. Sin embargo, sus llamativos labios la atraparon.

Hoy usaba un nuevo labial rosa que resaltaba a simple vista y no podía evitar que en su mente cruzara la idea de probarlos.

Alterada por su pensamiento, cerró los ojos y suspiró nerviosa tratando de calmar el creciente calor de sus mejillas.

Bourgeois sonrió.

-Incluso eres incapaz de mantener la mirada, tan patética-Dupain-Cheng.- Atacó dando al fin un respiro, inhalando con torpeza por tal guerra sin tregua que sostuvo sola.

Marinette sintió un gran alboroto dentro de sí, la rubia respiraba agitada y su pulso se aceleró.

Daba imágenes de la misma en distintas situaciones, algunas un tanto íntimas.

La clase, impaciente por algún arrebato, mantuvo su mutismo hasta que alguna hiciera acción por continuar. Ningún presente sospechaba que ellas estaban en su propio mundo.

Chloe comenzó a sentirse cohibida, la azul no le quitaba la mirada de encima y eso la hacía sentir extraña. Tímida, escondió su mirada de la otra, rogando por la intervención de la maestra, quien llevaba casi media hora de retraso.

Dupain, notando el cambio de vibras que emanaba la rubia, sonríe. Cautiva por el enigma de que una simple mirada logre intimidar a quien parece tan despiadada con quien se atreva a desafiarla.

Tres pasos bastaron para acercarse a la chica, cuyos ojos captaron el movimiento de la azul. Esta vez, su mirada era serena como un océano después de la tormenta.

Sus manos terminaron una en cada lado del rostro de la rubia y presionó ambas mejillas.

-¿Qué?- cuestionó con ineptitud.

Marinette la atrajo hacia ella.

-Chloe, hablas demasiado.

Y le dió un beso, el primero de muchos, ahí en medio del salón.

Cotorra - Chloenette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora