Su vuelo terminó al sentir las energías de ki desvanecerse en el fondo de su mente. Las puntas de sus botas rozaron el suelo seco, titubeando ante su resistente rechazo de estar en ese lugar.Otra vez.
Con ligeras exhalaciones, trató de calmar el molesto temblor que invadió sus articulaciones, haciéndolo lucir como un perro bajo la lluvia. La presión en su pecho se hundió más, como si eso aún fuera posible, expandiéndose con un hormigueo que serpentea en la parte izquierda de su brazo, atormentando más su estado actual.
Su corazón latió con la misma furia y fuerza por todos esas emociones desconcertantes, pero no desconocidas. Y el sonido llegó hasta sus oídos expuestos en su sentir.
El cuerpo se encogió, doblándose.
Su dolor empeoró y ahogó sus pensamientos en una respiración agitada, mientras que el dolor punzante subió por su mandíbula, haciendo que los dientes castañeen, entrecortando su respiración, atrapándola en su garganta.
Los nervios se comieron su lógica, y el cuerpo convulsionó en movimientos aleatorios, sin saber qué hacer.
Cuando su frente dejó de sudar, el control de su mente regresó con un paño frío, alejando el letargo al que se vio sometido en su crisis. La conexión en sus extremidades tomó acto de consciencia, haciendo trabajar los mecanismos de su cerebro para enviar señales al sistema nervioso.
Vegeta esperó.
Su brazo libre reaccionó, elevándose en el aire y lo dirigió a la altura del pecho, cruzándose, y la mano enguantada se encontró con su hombro, tomando una porción de esta y la apretó, adormeciendo la zona. Sus dedos se tiñeron del mismo color de su guante.
Vegeta se quedó quieto, queriendo evitar acentuar el dolor en su pecho, en cambio, vio el atractivo en apretar la mandíbula por la situación tan deprimente e impropio de él.
Una línea de sangre brotó de la comisura de sus labios, dejando un rastro carmín en la parte inferior de su barbilla. Y él saboreó el sabor metálico en el interior de su mejilla, rozando los dientes caninos que rasgaron parte de la misma.
Se sintió bien, como una pequeña distracción antes de la sorpresa.
Aún con el dolor punzante, decidió estirar las piernas para contemplar el paisaje verde, viendo pasar las nubes tormentosas que cubrieron la neblina de su corazón. El aire sopló en la zona, y las primeras gotas cayeron en el suelo, desfigurando su forma flagrante.
Vegeta curvó sus labios con acuosa amargura, y su rostro se ensombreció. Esto es lo que ha estado esperando.
El ambiente se rompió en un grito, naciendo rayos de entre los árboles, partiéndolos en el proceso.
Todo se volvió húmedo, cubriéndose del olor petricor.
El viento tempestuoso se llevó toda partícula, barriendo las hojas de aquellos árboles que cayeron bajo los truenos impasibles ante su desolado entorno; dejando un camino de estelas en su caótica provocación.
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𝐷𝑖𝑚𝑒 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑠, 𝑉𝑒𝑔𝑒𝑡𝑎
FanfictionCuando él murió, la vida de los demás cambió. Pero la de Vegeta se estancó, y floreció en su interior una furia que ni el mismo detuvo por el bien de su verdad. Se quedó afligido ante un futuro sin su rival, sin pasión. Formó una familia que en un...