Cuenta la historia que había una vez un viajero, un hombre que quería conocer el mundo en su totalidad, que soñaba con conducir una avioneta, y vagar por los cielos conociendo cada lugar, cada rincón del mundo.
También soñaba con conocer a todas las personas, a todos esos seres humanos que caminaban por el suelo de cada ciudad visitada, que estaban acostumbrados a estar allí, pues ese era su hogar.
Soñaba con documentar cada una de sus historias en un cuaderno de hojas viejas, con tapa de cuero desgastado, y con una pluma negra. Quería que ese cuaderno lo tomara su descendencia, para que al abrirlo, luego de leer cada aventura,
deseara conocer el mundo como él lo había hecho.
También soñaba con ser reconocido, que los niños escucharan de el por las noches, como el hombre que conoció absolutamente todo el mundo. Y que al dormir, imaginaran cada uno de sus caminos.
Eran sueños tontos, claro, pero él no se rendiría. Rendirse no era una opción para él, porque todo el mundo puede obtener lo que
quiere si se esfuerza lo suficiente para ello, eso le había enseñado
su madre cuando él le conto que quería ser de grande.
Sus amigos se habían reído de él, diciendo que conocer todo el
mundo era imposible.
Sus maestros solo le sonrieron como si fuera el niño más dulce con el sueño más grande e imposible de todos.
Su padre le había dicho que trabajara para así ganar mucho
dinero.
Claro, su viejo tenía razón, pero no había tanta realidad en su
voz, el no creía que fuera realmente posible.
Pero él lo iba a lograr, el conseguiría lo que quería, así que trabajo, lucho y estudio durante años y años. Hubo momentos donde quiso rendirse y acabar con su estúpido sueño, pero en esos momentos, en los que el sentía que todo se iría al basurero, allí era cuando más ganas le ponía, era cuando más luchaba y se esforzaba por ello.
Hasta que por fin lo consiguió, se agarró un sugar daddy y lo
logro, fin. Ok no jjdjsjjka
Y cuando por fin lo logro, cuando ahorro y aprendió lo
suficiente, pudo cumplir su sueño. Empezó con viajes cortos, viajo por su país, conoció pueblos y ciudades que solo había visto
en fotos o documentales chafa. Luego comenzó a cruzar la
frontera, comenzó a viajar a los países más cercanos, conociendo
aún más personas, y consiguiendo trabajos de poco tiempo para
ganar dinero y seguir ahorrando, para así, comprarse su Hidroavión. Porque aún no lo tenía, él viajaba en avión, como todos, y con muchas personas, no era malo, claro, disfrutaba conociendo, pero ese no era su sueño, su sueño, era conseguir su avioneta para viajar.
Pero había olvidado un detalle, pequeños detalles que siempre
pasamos por alto, sucede a menudo de hecho. El olvido que no sabe manejar avionetas, así que ¿Cómo se suponía que conduciría una? Un bache más en su sinuoso camino hacia su sueño, bache que no lo detuvo, porque cuando realmente quieres
algo, no paras hasta obtenerlo.
Así que en uno de sus viajes conoció a un viejo militar, que había luchado en una guerra de su país.
El viejo se había ofrecido a enseñarle, había dicho que era un
desperdicio que un joven como el, que buscaba cumplir sus sueños, no pudiera por algo tan trivial, como no saber.
Así que le enseño y el aprendió.
Un año y medio después retomo sus viajes, esta vez sabiendo cómo manejar un avión. El anciano, por todo ese tiempo que estuvieron juntos, le había obsequiado un hidroavión, bastante deteriorado, pero que fácilmente y juntos pudieron arreglar en poco tiempo.
Cuando comenzó a viajar nuevamente, lo hizo con su avión y
un casco de militar antiguo.
En una tienda de antigüedades consiguió el libro perfecto, y
comenzó a escribir en el con pequeñas historias, historias que
había inventado de niño, CUANDO SE SENTABA bajo el viejo roble que había plantado su abuelo durante el siglo XX, y que era tan grande y bello, que hacía que su imaginación se disparara por los cielos como una avioneta. Y luego, pequeños relatos, relatos que realmente sucedieron en su viaje por latino
américa.
Conto su historia de la vez que viajo a rio de Janeiro y le robaron
su bolso con pequeños recuerdos, pero nada de valor, y luego se
lo devolvieron por no obtener nada.
Conto cuando estuvo en las cataratas del Iguazú, en Argentina, y las hermosas cascadas que había allí, que a veces las atravesaba un hermoso arcoíris.
Y también escribió de cuando estuvo en las hermosas playas de chile, y de cuantas caracolas había recogido esa vez.
Conto todas sus historias, todos sus viajes en ese viejo cuaderno,
que parecía que no se acababa nunca, a pesar de que tenía que
comprarse nuevos por tanto que escribía.
Y cuando por fin llegó el momento y conoció cada rincón del mundo, y a cada persona que habitaba todos esos lugares, volvió, volvió a su hogar, donde su madre y su padre, ya muy ancianos, lo esperaban. Guardo su cuaderno en una caja de
madera desgastada debajo de su cama, y prometió, que quien abriese esa caja nuevamente, tendría su mismo sueño, y viajaría, viajaría por miles de lugares, e incluso, tal vez, llegaría a conocer la luna y el espacio, lugar que el lamentablemente nunca pudo.
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𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑑𝑒𝑑𝑖𝑐𝑎𝑑𝑎 𝑎 𝑚𝑖 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑎, 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑜𝑙𝑣𝑖𝑑𝑒 𝑐𝑢𝑎𝑙𝑒𝑠 𝑠𝑜𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑠𝑢𝑒𝑛̃𝑜𝑠 𝑦 𝑙𝑢𝑐ℎ𝑒 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠. 𝑃𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑗𝑎𝑚𝑎𝑠 𝑠𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑒 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎𝑟 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑎 𝑜𝑝𝑖𝑛𝑖𝑜𝑛 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑚𝑎𝑠 𝑦 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑠𝑒 𝑜𝑙𝑣𝑖𝑑𝑒 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑏𝑒 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑎 𝑠𝑢 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜𝑛.
𝑃𝑎𝑟𝑎: wolfdemonhatake
𝑑𝑒: 𝑀𝑎𝑟𝐿𝑜𝑣𝑒
