El único regalo de navidad

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Una de sus actividades preferidas era poner el árbol de navidad de color blanco con todas las esferas y luces de color azul marino que por la noche lo hacían ver como algo mágico. Pero lo que más le gustaba no eran las decoraciones, ni las galletas de jengibre, ni las tazas humeantes con ese delicioso chocolate caliente que tanto adoraba. No, lo que más le emocionaba era que por fin podría reunirse con el amor de su vida después de estar separados por lo que pareció una eternidad.

El vuelo estaba programado para aterrizar temprano. El chico vio el reloj de pared con impaciencia como si eso lo hiciera avanzar más rápido y encendió la televisión en el noticiero de la tarde por la preocupación de no saber nada de su pareja. Tristemente, el presentador de noticias confirmó una tormenta de nieve que arruinó todos los posibles vuelos y las aerolíneas cancelaron todo. Pasaron las horas. Su esperanza murió al acercarse la medianoche pues ahora sabía que no sería posible compartir un momento tan especial con la persona más importante en su vida.

Salió de su departamento para caminar y despejar su mente. Dejó atrás las luces azules, las galletas de jengibre y el frío chocolate sobre la mesa junto a la ilusión de una bonita navidad. Sus pasos lo llevaron hasta el jardín botánico VanDusen, que por ser el festival de luces estaba cubierto de luces navideñas de todos los colores que tiñeron la nieve. Caminó por el sendero pavimentado que lo guiaba entre luces y se detuvo para animarse con la preciosa decoración de ese jardín digno de una película de fantasía. Recordó que años atrás había ido a ese mismo lugar en compañía de su pareja y sintió unas lágrimas que nublaron su vista.

El único regalo que deseaba para esa navidad era ver a Fer. El enorme reloj al centro del jardín marcó las doce y escuchó todo tipo de gritos y risas de personas que se deseaban una feliz navidad. Ya con el corazón roto se decidió a volver a su departamento para no arruinar la pequeña cena que le tomó preparar todo el día. Caminó nuevamente entre esas luces blancas que guiaban el sendero y debajo de las tonalidades rosas con destellos blancos notó una figura masculina que bien reconocía.

Supo que era Fer, el único hombre que podía llevarlo a las estrellas con una sola mirada. Corrió a su encuentro y compartieron un fuerte abrazo que duró todas las horas que estuvieron separados, ansiosos por celebrar lo que quedaba de la noche. Después de todo, la navidad es la época donde todos los sueños y milagros se hacen realidad. 

♡ ; A M O RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora