¿Por qué me pasa esto? ¿Acaso merezco tal castigo? ¿Por qué fui tan ingenua?
Si alguien me escucha, sálvame de éste infierno...
Kotoha es una joven que sabe ver el lado bueno de todo a pesar de sus desgracias.
Los personajes de Kimetsu no Yaiba, so...
Mi nombre es Kotoha... Mi apellido anterior es redundante en ésta historia, así que lo omitiré por mi tranquilidad y evitar traer amargos recuerdos a mi presente.
Antes, los matrimonios eran arreglados por las familias y en mi caso, fue mi desgracia.
Mi familia prácticamente se deshizo de mí al entregarme a aquel hombre.
Los primeros días, recuerdo que iba todo tranquilo, pensé que al final sería feliz, pero mi marido empezó a golpearme sin más.
Me obligaba a hacer cosas que no quería, pero a éstas alturas... Agradezco su existencia por mi niño, Inosuke...
Su carita regordeta, sus pequeñas manos tomando mi cabello, su sonrisa y esos ojos... Tan verdes como el prado que solía ver cuando era niña.
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Era tan perfecto... Era la luz que tanto busqué en mi vida y decidí correr, huir de aquel infierno para verlo crecer lejos de tanto dolor, sufrimiento... No quería que mi niño fuera como su padre... Quería que fuera alguien enérgico, feliz, saber que el amor y la amistad es importante... Que sepa lo que es vivir sin miedo y luchar por lo que ama.
Una noche, sin tomar nada más que la ropa que traía puesta y a Inosuke, corrí al bosque rogando porque mi suegra, quien me golpeaba y acosaba a diario, no se diera cuenta que no estaba. Rogaba que mis pies, mi cuerpo entero fuera lo suficientemente capaz de correr lejos entre la nieve fría y librarnos de ésta pesadilla, cuando unas personas amables me encontraron.
Decían ser de un Culto llamado "Paraíso Eterno".
Me guiaron a un enorme palacio de oro, tonos rojizos y muchas flores de loto. Sentí paz, amor, calor... Mi niño estaba dormido, mi corazón de madre me decía que al fin había encontrado un lugar para los dos.
En ese lugar, tenían un pequeño jardín donde habían muchos cerezos, me guiaron hasta allí y vi a un joven de cabello cenizo oliendo las flores en las ramas.
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