¿Recuerdas nuestra primera misión juntos? Siempre creíste que nos conocimos aquel día, pero no fue así. Nos conocimos unos años antes, junto al río. Te vi a lo lejos jugando con tus padres, después de acercaste a mí y compartiste tu almuerzo conmigo. No sé por qué no lo recuerdas. Quizás porque eras pequeño. No importa, mientras uno de los dos lo recuerde.
Ese día comenzó a llover de repente y te fuiste. Yo no tenía a nadie esperándome en casa, así que me quedé allí de pie, viendo cómo te marchabas.
Después de eso, pasaron algunos años en los que sólo te ví unas pocas veces. Creciste muy rápido.
Me uní al ANBU y dejé de verte. Me preguntaba si algún día volveríamos a hablar y si compartirías tu almuerzo conmigo. Por algún motivo tenía esa extraña inquietud.
Sabía que el día que te volviera a ver, estaría lluvioso como la primera vez... Solo que no esperaba verte en esa situación.
Yo había perdido a mis padres, después a mis amigos y luego a mi sensei. Sabía lo que era el dolor, pero ahora un nuevo dolor apareció. Verte llorando frente a la tumba de tus padres me destrozó.
Un ninja no debe mostrar sus sentimientos, pero bajo la lluvia me permití llorar al observar tu semblante triste.
—Es mala suerte que cuando nos encontremos siempre esté lloviendo.
Por cobarde no pude acercarme a tí.
Pasó algún tiempo hasta que por primera vez tuvimos una misión juntos. No sabía por qué pero me entusiasmó la idea, aunque también estaba preocupado por tu seguridad.
Pude ver un lado diferente de ti, pero también vi al Iruka bondadoso que siempre está protegiendo a los demás.
Aunque terminamos bien la misión, te hirieron más de una vez. Me sentí culpable por no haber sido capaz de cuidar bien de ti, después de todo yo era el capitán.
A pesar de que estabas lastimado, sonreíste de una manera encantadora y algo en mi corazón cambió.
Los meses pasaban y lo único que podía hacer era verte a lo lejos. Eso hasta que los niños se convirtieron en mis estudiantes y debido a eso pude ser más cercano a ti.
No recuerdo el día en que me enamoré de tí, porque todos los días te tenía en mente, imaginando todas las conversaciones que podríamos tener.
¿Recuerdas nuestra primera cita? En realidad ni siquiera fue una cita, eso me lo inventé yo. Nos encontramos en la calle y conversamos un rato. Empezó a llover terriblemente y el suelo estaba lleno de lodo. Comimos en Ichiraku y cuando la lluvia terminó, caminamos hasta tu casa.
Siempre odié la lluvia, pero esta vez podía darle un nuevo significado por estar contigo. Aquel día supe que te necesitaba conmigo para seguir con mi vida. Lamento nunca habértelo dicho. Cuando regresemos a casa te lo diré todos los días.
Así que ahora... Por favor, despierta.
Kakashi movía el cuerpo de Iruka esperando que abriera los ojos y dijera que estaba bien. Las manos del menor estaban cada vez más frías.
Usando toda su voluntad posible, Kakashi intentaba mantenerse consciente para proteger a Iruka y esperar por ayuda, aunque sabía que quizás eso sería imposible, ya era demasiado tarde para ambos.
Su respiración era pesada y apenas podía moverse. Su espalda se mantenía apoyada contra un árbol y con ambos brazos sujetaba con toda la fuerza que le era posible a Iruka.
Podía sentir como su propia sangre bajaba por su cuello y con cada minuto que pasaba, iba perdiendo la fuerza y la esperanza de salir con vida.
—Iruka, por favor despierta —suplicó Kakashi en otro intento fallido de hacerle reaccionar.
La mente de Kakashi le gritaba que Iruka pronto ya no estaría vivo, pero de ninguna manera aceptaría perder a la persona que más amaba en el mundo y menos de esa forma. Su corazón se aferraba a él.
Iruka, en un último intento de salvarle la vida se había sacrificado. Pero Kakashi no podría vivir de esa manera. No lo aceptaría.
Se lamentaba tanto no haber podido ser lo suficientemente fuerte. Se arrepentía de no haber tomado una mejor decisión durante la batalla.
El cielo comenzaba a despejarse. Aún era de día.
Era extraño observar al mundo lucir bello otra vez, mientras que su corazón estaba destrozado como nunca antes.
Con dificultad, levantó el brazo para poder acariciar el rostro de Iruka una vez más y poder observarlo.
—Va a estar todo bien, te lo prometo. Vamos a estar juntos. Te amo.
Resignado, Kakashi cerró los ojos.
〜・〜
El dolor en su cuerpo era fuerte y sentía las extremidades débiles. Tenía la boca seca y un molesto dolor de cabeza.
Fue el sonido de un llanto lo que lo despertó.
Como primer impulso quiso levantarse pero su cuerpo no se lo permitió. Se limitó a abrir los ojos y tratar de entender lo que pasaba.
—¡Kakashi! ¡Kakashi, despertaste!
—Iruka... —habló Kakashi de forma apenas audible al reconocer la voz que le llamaba.
De repente, todos los recuerdos de la última vez que estuvo conciente llegaron a su mente de tal forma que era doloroso.
—Estoy aquí —expresó el menor al borde del llanto.
Kakashi hizo un enorme esfuerzo en alcanzar a mirar a Iruka, quién tenía un vendaje en la cabeza y parecía estar muy cansado. Supuso que él mismo estaba en una condición similar.
Alcanzó a identificar que estaban en una habitación del hospital de Konoha.
Tenía tantas preguntas pero había una que era más importante para él.
—Iruka ¿estás... estás bien?
Los ojos de Iruka se volvieron a llenar de lágrimas y sonrió.
—Estoy bien, estoy mejor ahora que despertaste. Estaba preocupado por ti, tenía miedo de que ocurriera lo peor.
Kakashi intentaba moverse pero le era difícil todavía, demás estaba conectado a algunos aparatos. Con toda su fuerza, logró alcanzar la mano de Iruka que reposaba a su lado. El simple tacto le hizo sentir dichoso.
—Gracias por salvar mi vida —pronunció el mayor en voz baja— Todo te lo debo a ti.
Iruka sonrió y sujetó la mano de Kakashi entrelazando sus dedos. Parecía querer decir algo pero las palabras no salían de su boca. Se quedó algunos segundos en silencio hasta que por fin se animó a hablar.
—Kakashi, sé que no es el momento pero debes saber algo— señaló Iruka nerviosamente— Antes de decirlo, quiero que sepas que no tienes que decir lo mismo, no estás obligado a nada solo porque te salvé y tampoco...
—Iruka, te amo.
El rostro del menor tomó una expresión de sorpresa. Su respiración se cortó por unos instantes y miró fijamente a Kakashi, queriendo entender lo que estaba pasando.
—Kakashi, tú...
—Te amo. Te amo desde hace mucho tiempo. Fui estúpido por no habértelo dicho. No quiero perderte Iruka, te necesito.
Kakashi tenía el rostro rojo y estaba sumamente nervioso, pero era sincero con sus sentimientos. Con mucho esfuerzo alcanzó a descubrirse el rostro y nuevamente habló.
—¿Puedo suponer que sientes lo mismo por mí? Si no es así ¿puedo hacer algo para que me ames?
Iruka dejó caer las lágrimas que había estado retenido todo el rato. Rápidamente secó su rostro y sonrió.
—También te amo.
Y con un tierno beso, sellaron una promesa de estar juntos para siempre. Por la eternidad después de la lluvia.
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Ame Nochi Eien (KakaIru OneShot)
FanfictionJuntos estaremos eternamente después de la lluvia.