Mis manos, ya inmóviles de tanto escribir, hacían de mí un pensador deambulante, sin instrucciones de un suspiro, o de alguna especie inadecuada de empatía por aquellas blancas hojas que con desgano esperaban ser escritas.
-No anhelo más ni siquier...
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Taehyung
La soledad se apoderaba de mi mente, mientras que el dolor ajeno abrazaba mi espalda y la indiferencia tomaba mis frías manos con desdén. Llevo un año, un mes y quince días en la ciudad de París, cuento cada minuto que pasa, sin esperanzas, pero aún así, mi alma espera por volver a verlo, a ese amor que me hizo estar completo aún estando en su ausencia, o como dice una melancólica canción...“Yo como un árbol desnudo estoy sin tí, mis raíces se secaran, abandonado así, me hace falta que tú estés aquí...”
Ni la música, ni los libros, ni siquiera la pluma con la que tanto te he escrito me hacen despejar mi mente, mis dudas y mis mejores virtudes desaparecen en poco tiempo por mis cada vez más mínimas ganas de seguir viviendo.
En el lugar en que me encuentro hoy es muy hermoso, casi irreconocible para unos ojos tan vagos como los míos, una fuente realmente hermosa, se podía notar el glamur de los escultores, pero a esta, solo la observaban los ancianos que con emociones gastadas solo podían mirar desde las bancas alejadas del monumento.
Pude ver sin ignorancia a una pequeña niña acompañada de sus padres tirar una moneda al agua mientras cerraba los ojos, parecía pedir un deseo, quizás juguetes, amigos, felicidad, una nueva mochila o empaquetados estuches para el día de su cumpleaños; pero yo, que observaba la escena, solo podía imaginarte ahí, conmigo, rogando el cumplimiento de un deseo que tal vez pudiese ser, en aquel momento imaginable, nuestro amor infinito.
Un día como hoy las nubes grises cargadas de agua se juntaban tapando los colores del cielo, creo que todos mis días serán así, apagados, tristes y angustiados por una sola razón, y esa eres tú amor mío.
Siento que aún no puedo dejar de amarte, no te he podido olvidar como lo has hecho tú conmigo, no me atrevo a pronunciar tu nombre mientras camino a casa por temor a las lágrimas que muestran tu reflejo.
Ahora permanezco aquí, acostado en mi cama que podría sentir tosca debido a mí intranquilidad, el techo de mi habitación era lo único que tenía para hablarle, contarle mis cosas y mis propios consuelos que en momentos así creía poder tranquilizarme a mí mismo.
—¡Basta!
Traté de gritarme, por sentirme tan estúpido, pero eso solo logró volverme más ingenuo e insignificante. Me doy pena, me siento solo, ni siquiera tengo amigos que se preocupen por mí, yo solo te tenía a tí, pero tú escogiste olvidarme.
Ya ni el alcohol puede calmar mis penas, las garras que tenían mis palabras fueron decayendo en lo más oscuro del pozo.
Hoy escojo pensar en el "porqué" no me has escrito, y menos has intentado buscarme, las únicas señales que tengo es tu rotundo desinterés en mí, o tal vez en lo que éramos nosotros.
[•••]
—¡Taehyung! -gritaba un individuo desde la parte inferior de la casa donde vivía Taehyung con sus progenitores-
—¡¿Qué pasa padre?! -preguntó el castaño asustado por el tono de voz escuchado-
—¡Es tu madre! -vociferó-
El menor y su padre bajaron las escaleras, y la señora Hana, madre de Taehyung, estaba tirada en el suelo junto a su sillón de ruedas.
—¡Madre!, ¡Madre despierta! -proclamaba el menor agitando el cuerpo ya inerte e involuntario-
—¡Tae!, ¡Hijo para! -decía el mayor colocando una mano en los bajos hombros del opuesto-
[•••]
Las puertas de la casa Kim se abrían mientras entraba Taehyung, vestido totalmente de negro, con un sombrero de mayas bastante sencillo como decoro a su atuendo que demostraba con sensatez el lamento de su portador.
El castaño tiró las llaves al suelo, y cayó desplomado en el piso, como un ave sin sus alas, como una tortuga sin caparazón, o quizás como un ser humano que se le ha arrebatado todo en la vida.
Sin poder resistir, rompió en llanto, dando manotazos en el suelo como un psicópata escapado de las celdas. El amor de su vida lo destrozó, su madre murió en instantes y su padre por la angustia se marchó a Suecia; básicamente no le quedaba nada más que pasar todo el día en su casa, pensando en sus desgracias y gastando la innumerable cantidad de dinero que tiene por esfuerzo, en vivir cómodamente a pesar de no tener la voluntad de hacerlo.
—¡¿Qué más me harás vida miserable?!, ¡Me has convertido en un ciudadano mediocre en la faz de la tierra! -susurraba sus palabras a través de su llanto que parecía imparable-
[•••]
Pasada la noche, Taehyung amaneció dormido en la sala de la casa, mientras abría los ojos de apoco al sentir el timbre de la puerta, se levantó lentamente dirigiéndose a la entrada cuando este sonaba repetidas veces.
—¡Ya va!, Un momento.-avisaba incrédulo-
El individuo posicionado en el lugar dejó perplejo al castaño, este no sabía ni siquiera el "cómo" reaccionar.
Era un joven, pelinegro, de buena estatura y posición rígida, con una vestimenta interesante de negro, que cargaba con una maleta color marfil...
Sí, efectivamente, era Jeon Jungkook...
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