It's too cold outside, for angels to fly

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Era hermosa, su cabellera azabache volaba al compás del viento. Ella observaba el mar chocar contra las rocas de la costa por una gran ventana, sintiéndose de alguna manera parte de él, anhelando ser parte de él. El aroma a sal y arena mojada estaba en el aire y ella lucia preciosa en su vestido blanco. Los rizos que iban y venían no dejaban ver su bello rostro. Pétalos blancos volaban alrededor de la habitación, mientras temblaba como si se avecinara un gran terremoto. De la nada, la alfombra comenzaba a tornarse de un color carmesí, al igual que los pétalos, pero estos terminaron cayendo en el suelo, el cual se convirtió en un río de sangre. 

Se dio media vuelta y pude contemplar que su rostro estaba lleno de miedo, horror y misterio. Una lágrima cayó por el ojo visible, ya que el otro estaba tapado por uno de sus risos. Su frente sudada, daba a entender lo cansada y estresada que ha estado. Sus labios estaban resecos y se los mordía a cada segundo, en señal de nerviosismo. De ellos salieron un "Lo siento" en susurro. Y volvió a darse la vuelta, esta vez, mirando al cielo, poniendo un pie sobre la cornisa de la ventana.

En el momento en que me dí cuenta lo que estaba a punto de pasar, la habitación comenzó a temblar con mayor fuerza, haciendo que los libros del mueble, cayeran al mar de sangre, el cual estaba creciendo con mayor intensidad. Quise moverme hacia ella, evitar lo que iba a suceder y tomarla en mis brazos. Ya estaba totalmente sobre la cornisa. Miraba hacia abajo. Yo seguía sin poder levantarme, y la sangre ya me llegaba a la garganta cuando lograba pararme. 

Se dio la vuelta. Me miró fijo con una mirada que me hacia doler el corazón. "Te Amo" me dijo y saltó.

El terremoto se detuvo en ese mismo instante, y la sangre se llevo a mí y mis gritos, hacia lo profundo.

Me desperté sudando, la cama estaba totalmente mojada. Miré a mi lado, extendí una mano y toque la parte del colchón que seguía fría desde que ella se fue. Lagrimas descontroladas salieron de mis ojos. Tomé el vaso que estaba en mi mesa de noche todavía lleno de agua y lo aventé hacia la pared, haciendo que se rompa en pedazos y gotas de agua salpicaran mis pies. Me levanté y fui hacía al baño, abrí el grifo y me empapé la cara, las lágrimas seguían saliendo, sentía el corazón apretado, el dolor y la furia que llevaba almacenada desde ese día salían sin control. Le dí una mirada al espejo. "¡Fue tu culpa, maldito! ¡La dejaste sola!", grité, dándole un puñetazo al vidrio, haciendo que este se destruyera en su totalidad y dejando trozos incrustados en mis nudillos. Miré hacia el techo y con todas mis fuerzas, las palabras salieron de mi boca "¡¿Por qué tuviste que dejarme?!". Me apoye en el lavadero y respiré profundo. La sangre caía y se iba acompañada del agua que salia del grifo. Me limpie y me puse unas gasas. 

Al salir, con la idea de seguir durmiendo y así poder terminar de calmarme, miré hacia el mueble, que estaba frente a mi cama, como si me hubiera llamado, y fui hacia el cajón. Ese maldito y bendito cajón. Lo abrí y tomé la carta, la cual leí por 50va vez, desde lo sucedido.

"Siempre decías que era tu ángel, por eso necesito extender mis alas y volar. No pertenezco aquí. Espero que un día nos reunamos en el otro lado. Gracias por ser mi todo en esta nada. 

Lo siento. Te Amo.

Tu Ángel."

Abracé la carta, las lagrimas caían a mil por hora, mojando el papel. Avancé hacia la gran ventana. Me paré sobre la cornisa. 

Miré al cielo una última vez. "Allá voy, mi ángel" y salté.



Goodnight KissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora