Harry sabia que ese día iba a ser un desastre desde que se despertó.
Tenía que asistir a una fiesta de casamiento a trabajar a la una del mediodía, porque la recepción comenzaba a las cinco y necesitaban a la banda antes para probar los instrumentos, el sonido, etc.
Recuerda haber puesto la alarma a las ocho de la mañana porque necesitaba prepararse, y juntarse con el resto de la banda antes de partir hacia el lugar (un precioso parque en Londres) que quedaba a tres horas de donde vivía.
Sin embargo, cuando abrió los ojos y vio la claridad del día maldijo por dentro porque sabía que ya era tarde. Eran las nueve de la mañana.
"Mierda, maldito teléfono" gruñó mientras saltaba de la cama hacia la ducha, tropezando con las sábanas en el proceso. Abrió la regadera y se metió directamente, sin esperar a que calentara el agua.
Maldiciendo por dentro, y agradeciendo mentalmente que la noche anterior se le había ocurrido dejar a mano el traje que se tenía que poner para no tardar tanto, se tomó la ducha más rápida de su vida y salió disparado de allí, resbalando en la alfombra en el proceso, y teniendo que agarrarse momentáneamente de la mesita del baño para no matarse en el camino.
Se secó a toda velocidad y se puso la ropa interior, una musculosa y una camisa sin abrochar arriba, y los pantalones y se encaminó a la cocina para poner un poco de café en un vaso para tomar en el camino.
Quiere golpear su cabeza repetidamente contra la pared al darse cuenta que se había cortado la luz en su departamento la noche anterior, lo que significaba que sus pocos electrodomésticos se habían reiniciado y habían perdido sus configuraciones, por lo que se había quedado sin café. Mierda. Seguramente su teléfono tampoco tenía batería.
Respirando hondo para no ponerse a llorar en frente a su refrigerador, decide abrirlo para sacar un poco de agua fría, tomó una rodaja de pan de la alacena y volvió a su dormitorio masticando el pan, sentándose en la cama para colocarse las medias y los zapatos, se abrochó la camisa, se colocó el cinturón y el saco.
Levantándose nuevamente, suspiró pesadamente, volviendo al baño para acomodarse los rizos en un moño decente. Salió de allí para volver a su mesita de luz y tomar su teléfono, el cual sólo tiene 10 porciento de batería. Resignado, tomó el aparato y el cargador, su billetera y llaves y salió del pequeño departamento para, con suerte, llegar al punto de reunión con un poco de tiempo de sobra para comprarse un café y un muffin para apaciguar su estómago.
A decir verdad, le gustaría vivir en un mejor lugar, pero viendo como trabaja ocasionalmente como músico en eventos especiales y como paseador de perros, su sueldo no le alcanza para más que su viejo y destartalado departamento, con sus paredes descascaradas, baño con humedad y termostato roto, por lo que hace frío todo el año.
Está haciendo un curso nocturno de administración para poder trabajar de asistente en alguna oficina, pero eso lo ve en un futuro muy lejano.
Alejando sus pensamientos, se apresura a tomar el autobus para llegar al centro de su ciudad donde, con suerte, sus compañeros todavía no llegan.
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La suerte no está de su lado lamentablemente, porque es el último en llegar, y aparentemente lo han estado esperando por unos buenos diez minutos.
"Te tomaste tu tiempo en llegar, H" le dice Niall, su sonrisa siempre presente y una bolsa con dulces en su mano.
"Lo siento, me quedé sin energía y mi teléfono no sonó" les contesta, sus ojos de cachorro en exposición y acercándose lentamente a la bolsa en las manos del rubio.
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Sugar! ~ L.S.
FanfictionDonde Harry es un cantante contratado para tocar en una boda. O donde Louis es un futbolista famoso que se cuela en una fiesta de casamiento. Historia original!