Capítulo único.

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Después de la pelea del Ragnarok Hércules se había jurado que salvaría al humano Jack de la vida hedonista que llevaba pero era muy difícil cambiar las costumbres del Londinense. Para empezar parecía que el que estaba siendo educado era él pues ahora Jack le enseñaba los modales básicos para la hora de beber el té, e incluso como comportarse con las visitas; era ridículo pero lo aceptaba a cambio de qué el humano dejará de matar sin embargo parecía algo casi imposible de hacer. Le veía siempre en continencia, temblaba o se enfurecía caballerosamente cuando creía que nadie lo veía, algunas veces le sorprendía embobado viendo el filo de sus cuchillas con la mirada perdida casi babeando seguramente recordando sus hazañas pasadas, cuando eso pasaba el Semidios no podía ignorarle así que lo regañaba dándole un largo sermón sobre humanidad, honestidad y cosas sobre el bien y el mal, además de que lo alejaba de sus amadas cuchillas. Al principio Hércules no sabía cómo distraer a Jack pues era un humano excepcional, inteligente y terco, sobre todo lo último con sus actuares, finalmente un ser humano con costumbres demasiado arraigadas para su buen gusto, pero ahora tenía un método para que el humano cuando deseará volver a sus viejos hábitos se lo pensará dos veces.

Jack por su lado estaba desesperado, intentaba fingir y cambiar por el bien del dios que lo cuidaba y alegaba a su favor pero no podía dejar de pensar en matar extrañaba tanto ver el brillo de terror que tenían sus víctimas antes de morir, añoraba ver la sangre escurrir por el filo de sus cuchillas, extrañaba el aroma metálico en sus manos después de quitarle la vida a una persona, el color de los intestinos ajenos y el miedo, ese hermoso miedo que alejaba los demás sentimientos a su parecer seguía siendo su segundo color favorito, si tan solo el estúpido dios le dejara por un solo momento, diez minutos le bastaban al asesino para deshacerse de cualquier víctima fuera está una deidad o un humano sus ansias se verían satisfechas con solo una misera vida.

Hoy obtendría su tan anhelada víctima.

El asesino lo había planeado con anticipación, tenía ya sus cuchillas divinas capaces de perforar la piel incluso de los dioses, había estado viendo de lejos a un dios que era un caos. Egoísta, envidioso, su color era repulsivo si lo mataba nadie se sorprendería y lo que era mejor nadie lo extrañaría, si te ponías a pensarlo detenidamente les estaba haciendo un favor a todos en el paraíso deshaciéndose de alguien como él. Así que Jack actuó como mejor lo sabía hacer, era digno de un premio a la mejor actuación, él mismo se sorprendía el como podía fingir estar bien cuando enloquecía por dentro de matar a alguien. Ese día Jack bebió té con Hércules, ese enorme y grandísimo tonto estaba confiado de que se había rehabilitado incluso había fingido que la sangre le daba repulsión nada más alejado de la realidad.

- debo retirarme al baño Sir, no tardaré - dijo Jack al ver la hora después de terminar su té porque obviamente no iba a perderse la hora del té solo por ir a quitarle la vida a un simple y tonto dios. Estaba de buen humor ¿Cómo sería el interior de un dios? ¿Tendrían órganos? ¿Tendrían un corazón que arrancar? ¿Podía masticar la carne interna tibia y fresca con sus dientes humanos? Oh, dioses... Tantas preguntas y pronto las respuestas "disimula Jack, disimula" se repetía así mismo mientras se ponía de pie y veía que Hércules continuaba devorando los pastelillos sin prestarle demasiada atención, definitivamente este dios era el más idiota de los idiotas y eso le encantaba al humano pues era el encanto que tenía Hércules.

En cuanto el asesino entró al baño, abrió la ventana trasera y salió por ella a toda velocidad, el tiempo tenia que ser preciso, para cumplir con sus propósitos así cuando Hércules su disque "guardián" notará su ausencia seria demasiado tarde. Jack se dio prisa sabiendo donde encontrar al pobre idiota que seria su victima. Oh, dios que estúpidos y confiados debían ser los dioses para que, en cuanto un humano se les acercara ofreciéndose seductoramente estos accedieran, y pensar que estos seres eran considerados superiores a los humanos ¡Tonterias!, simplemente eran tonterias pues eran demasiado estúpidos y confiados para Jack.

Educando a un asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora