Aún conservaba ese recuerdo, aquel familiar ambiente de tranquilidad que caracterizaba sus viajes en carretera, las risas y los juegos casuales como el "veo veo" nunca hicieron falta, nada parecía ir mal, hasta que un conductor tal vez irresponsable, tal vez distraído o tal vez sin control alguno sobre su auto azul marino, se atravesó saliendo casi de la nada, dejando esa tranquilidad a un lado, dando paso al sentimiento de pánico, al miedo y para culminar una horrenda oscuridad.
Por un largo tiempo para él no hubo más que eso, un deprimente color negro, hasta que en un momento de su lapso de su infierno sin un atisbo de luz, una voz desconocida apareció como un rayo de claridad dándole un nuevo escenario que sus ojos desconocían, llamando un nombre que fácilmente podría decir no era el suyo, segundos después un chico de aparentemente unos diecinueve años, cabellos teñidos de azul claro los cuales yacían pegados por el sudor a su frente, se arrodilló frente a lo que parecía ser su cuerpo.
—No... ¡No, no me dejes! - Gritó con desespero. —por favor, por favor no te vayas aguanta un poco más. - las lágrimas no tardaron en bajar de sus ojos que lo miraban con dolor, apenas pudo percatarse de que aquel muchacho se encontraba lastimado, su cara tenía varias pequeñas cortadas, mientras que su labio inferior estaba herido a tal grado que cuando pudiera curarse dejaría marca, su expresión delataba todos los sentimientos que lo carcomían por dentro.
En algún momento los parpados del que se encontraba en el suelo comenzaron a pesar, pero no quería quedarse en la oscuridad de nuevo, no sin poder decirle a aquel joven desesperado que estaba bien y que nada malo iba a pasarle, aunque ni él mismo sabía de donde había salido aquella repentina necesidad de aferrarse a los brazos contrarios hasta sentirse fuera de peligro, su cuerpo comenzó a convertirse en gelatina, las fuerzas lo abandonaban lenta y tortuosamente, hasta que sus ojos se cerraron, todavía pudo sentir como él se aferraba a su cuerpo y lo sacudía como si eso pudiera salvarlo de lo que tanto temía que le sucediera.
Renjun despertó de golpe, aturdido miró a su alrededor buscando desesperadamente con la mirada algún rastro del chico de pelo azul, se encontró sólo con la nada misma, hipotéticamente ya que en realidad se encontraba en una habitación de hospital completamente blanca y con focos parpadeantes.
—Oh, despertaste. - habló una muchacha en la esquina de la habitación, Huang la miró extrañado pues no era un rostro conocido para él. —Soy tu enfermera, iré a avisarle a tus familiares que ya despertaste, no te muevas ¿Está bien? - Sin darle la oportunidad de contestar ya había desaparecido.
Apenas pasaron unos segundos cuando dos personas cruzaron la puerta, ambos con grandes ojeras y notable cansancio en sus rostros, pero aun así tenían una sonrisa mientras lo miraban.
—Mi pequeño. - Habló su madre envolviéndolo en un fuerte abrazo, rompiendo en llanto. —Yo, dios mío, pensé, pensé que jamás volvería a verte, estoy tan feliz de que hayas despertado.
Las palabras de la mayor plantaron una gran confusión en Renjun, ¿Cuántos años de su vida había perdido por el accidente?
—¿Cuánto tiempo fue? - preguntó mirando un punto ciego en la habitación, la mujer lloró más escandalosamente mientras ahora era sostenida en los brazos su marido.
—Escucha, Ren, fueron sólo dos años. - El mencionado sintió ganas de vomitar, no sabía cómo reaccionar, tenía 18, había pasado dos años en una cama, sin moverse en lo absoluto, dos años que él había sentido como un fugaz sueño que terminó cuando aquel chico apareció.
—Bien señores, lamento interrumpir, pero la hora de visitas ha terminado. -dijo la muchacha de antes.
Después de una pequeña discusión entre sus padres y la enfermera, la cual concluyó en él quedándose unos cuantos días más en el hospital, puesto a que tenían unos cuantos estudios mas que realizarle para cerciorarse de que no haya nada mal ahora que había despertado, ellos se despidieron dejándolo sólo nuevamente.
Las horas habían pasado y no lograba conciliar el sueño además de la tremenda incomodidad de pasar su primera noche (conscientemente claramente) en un lugar totalmente solo y con las molestas maquinitas del hospital tintineando constantemente.
El miedo de volver a dormir por dos años se mantenía con él, decidido ganar un poco más de calma se levantó directo al interruptor para prender la luz, pasaron algunos segundos en los que solo miró al techo, esperando, no fue consiente de cuando se quedó dormido, pero su paz de estar por fin en el mundo de los sueños terminó muy rápido.
Se encontraba sentado en un sillón, todo en ese lugar le parecía completamente desconocido, llaman un nombre y por alguna extraña razón voltea a ese lugar, ahí se encontraba de nuevo, ese chico, a diferencia de la última vez no lucía triste, tampoco tenía alguna herida visible, pero había una cosa que podría notarse a kilómetros de distancia estaba molesto.
—¿Creíste que me verías la cara de imbécil todo este tiempo? - se acercó hasta el muchacho que se encontraba en el sillón. —¡Responde!, ¿por qué te metiste con ese tipo? te acostaste con él carajo.
No sabía que decir, tampoco sabía de qué estaba hablando exactamente, Renjun quería decirle que siquiera conocía su nombre, pero no podía moverse, tampoco podía hablar, era como si alguien más estuviera en control de su cuerpo y él fuera solo un observador en la escena, estaba entrando completamente en pánico.
—¿Qué?, ¿No piensas intentar justificarte?, ¿vas a quedarte ahí callado?
Por fin el cuerpo del chico que estaba siendo cuestionado pareció reaccionar y pudo abrir la boca para decir algo. —Jaemin, puedo explicarlo-, las palabras le salieron sin poder impedirlo, ahora estaba más que seguro que alguien que no era él estaba hablando.
Antes de poder hacer o decir cualquier otra cosa, el peliazul lleno de más rabia y enojo que antes por la respuesta que aparentemente él le había dado, levantó su mano agarrando un impulso casi inhumano y la estrelló con coraje contra su mejilla.
Renjun se despertó llorando, con un terrible dolor, claramente no por aquel golpe, lógicamente aquel tipo no podía hacerle daño fuera de sus sueños, entonces un nombre quedó grabado en su mente "Jaemin", entonces recordó su reciente sueño aquel le dejó una extraña sensación era una mezcla entre tristeza y culpa, aunque no tenía una verdadera razón para sentirse culpable, era como si una parte de la persona que lo tomó control de su cuerpo en su sueño se hubieran quedado con él para torturarlo, decidió volver a dormir, tranquilizándose a él mismo con el pensamiento de que era una simple pesadilla, quedándose en paz ignorando el hecho de que era la segunda vez que ese peculiar muchacho entraba en sus sueños.
Algo que no sabía Huang es que eso no era más que el inicio de su propio infierno.
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im not him || Renmin
ФанфикDespués de despertar en una cama de hospital y enterarte que sufriste de un terrible accidente, ¿Qué es lo peor que puede suceder?, Renjun pensaba que su vida no podía ser más desastrosa luego de haber perdido dos años de su vida estando en coma, h...