Capítulo único

248 19 7
                                    

Renuncia: Hooky es propiedad de Miriam Bonastre.

Advertencia: Spoilers del final.

«☆«✩»☆»

Damien recuerda el anterior rostro de su madre, recuerda como sus ojos y sonrisa brillaban sin rastro de venganza, recuerda los besos que ella le daba antes de abandonar la habitación después de contarle un cuento.

Él recuerda una canción llena de cariño y promesas que comenzaba con un suave silbido.

Aquellos momentos de su infancia se consumieron en esa fogata y solo quedaron cicatrices.

Después del nacimiento de sus hermanos intentó repetir las lejanas palabras hechas música, acunó a una Dani adormilada y comenzó a silbar, no obstante, cuando pronunció el primer verso su voz se apagó entre sollozos. Ni siquiera lo intentó con Dorian.

Huyó de su hogar a la primera oportunidad, conoció amistades genuinas y creció entre aquellos que su madre deseaba aplastar.

Se convirtió en rey, igual que su hermana, igual que sus mejores amigos.

Luchó para proteger a quienes amaba y logró salvar a casi todos.

Que William viva es una victoria, que sus hermanos puedan sonreír es una victoria más, que su madre sane es una victoria diaria.

Damien sabe que será un personaje de los libros de historia de la nueva generación de estudiantes de magia, se lo dijo Nico tras leerle las cartas y se lo confirmó Mónica cuando le mostró el borrador de su autobiografía.

—Sé que por mi estado debería descansar, pero se me ocurren tantas ideas que resulta imposible —comenta la reina mientras revisa los nuevos estatutos.

—Lo sé —responde el mayor de los Wytte.

—Mi ausencia es muy notoria, ¿verdad?

—Dorian podrá resistir un par de meses más antes de enloquecer y ofrecerle un banquete a Donato, o peor, dejarse crecer el bigote.

La expresión de espanto de la fémina provoca risas en el brujo.

—¿Lo hiciste mejor cuando reinaste? —consulta con socarronería.

—La situación no es ni remotamente parecida. Además, carezco de vocación para enseñar.

—¿Y las clases de anatomía con William?

Él se sonroja y es el turno de ella para reírse.

Damien no visita sus aposentos hasta después del nacimiento de su sobrino. La niña luce como la pequeña Dani que sostuvo entre lágrimas hace casi veinte años.

—Se parece a ti —confirma Angela.

La bruja mensajera sonríe y la bebé la imita. La mayoría estalla en carcajadas.

—¿No se supone que debe parecerse a mí? —interrumpe un agotado Dorian. Luce como si no hubiera dormido en semanas.

—En efecto, Dani con ojos grises —añade Damien y las risas se reaniman.

Los regalos y las cartas de otros reinos no tardan en llegar. Pronto, la pequeña es retratada al lado de sus padres.

Son casi las tres de la mañana cuando es despertado por golpecitos contra el vidrio. Mónica está volando una escoba en pijama. Damien aparta el brazo de William de su cintura y se dirige a las ventanas. Abre una hoja y el frío le provoca un escalofrío.

—¿Qué pasa?

—No deja de llorar —comunica, agitada—. Ya no sabemos qué hacer.

—¿Y la niñera?

—De viaje, su hijo se casa mañana... Por favor, ayúdanos.

Toma su abrigo, una varita y un par de pantuflas antes de montar la escoba. Cierra la ventana con un simple movimiento.

La habitación es un desastre, hay libros regados por el suelo y varios frascos de pociones en las mesas de noche. Dorian pasea por toda la habitación con la criatura entre los brazos.

—Mónica la amamantó hace tres horas, no está enferma ni herida, su pañal está limpio y sus horarios de sueño están establecidos.

La voz de Dorian suplica un rescate.

Damien no sabe mucho de bebés. Su trauma y el deseo de su madre le impidieron observar con detalle la rutina que su padre realizaba para cuidar de los gemelos.

No obstante, él recuerda una canción llena de cariño y promesas.

El silbido llama la atención de la bebé, Damien le hace una señal a su hermano para que se siente sobre el colchón y otra a Mónica para que apague las velas.

La oscuridad aviva sus memorias. El rostro sin cicatriz de su madre lo acompaña la melodía.

Démeter, niña de la noche,
Duerme, duerme, duerme ya.
Tus papitos cuidan tu vida
Y te protegen del mal.

Démeter, duerme ya.
Mami te acompañará.
En papi puedes confiar.
La magia te sostendrá.

Démeter, niña de la noche,
Duerme, duerme, duerme ya.
Wytte es tu otro nombre
No lo olvides, jamás.

La luna ilumina el rostro empapado de Dorian y siente que Mónica lo envuelve en un abrazo. Sus ojos se nublan y emite un suave sollozo.

Démeter descansa. 

«☆«✩»☆»

Día 3 de la FamilyMomentsWeek2022 organizada en el Club de Literatura en Fanfiction.

NanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora