Nadie se esperaba que esa persona volviese a nuestras vidas, porque las personas somos imprevisibles, la vida es imprevisible. Nunca sabemos lo que nos espera cada día al despertarnos.
-¡¿Qué coño haces aquí?!- espetó Jey.
-Jey... deja que se explique- le dije.
-Yo tampoco quiero estar aquí, te lo aseguro.
-Joder, Paula, no puedes aparecer así sin más... después de todo lo que le hiciste a Jey menos.
-¿Quieres decirnos de una vez por qué estás aquí?- dije ya fuera de tono.
-Me presenté a un casting de una película... y... me han cogido.
¿Paula actriz?
-Nos estás tomando el pelo...- dije.
-Os prometo que no... no nos dijeron nada. Ni qué película sería, ni dónde, hasta que nos dijeran si habíamos sido seleccionados o no. Antes de ayer me enteré de que se grabaría aquí y... esta residencia es la más cercana. Pero tranquilos, no os molestaré.
-¿Por qué te molestas en venir?- dijo Jey dolido.
-Sólo quería que lo supieseis- dijo fríamente.
-Adiós- dijo María invitándole a irse sarcásticamente.
-Veo que sigues igual de maja, vaya...
Y se marchó por la puerta, así, sin más.
Todo había empezado en la comida, estábamos hablando tranquilamente.
-Bueno... María, ¿qué tal llevas el libro que estás escribiendo?
-Lo he acabado.
-¿Enserio? ¿Puedo leerlo?
-Eh...- dijo insegura.
-No me ha dejado ni leerlo a mí- intervino Jey.
-Porfa...- insistí
-No sé...
-No te voy a juzgar, María. Un trozo, por favor...
-Me lo pensaré- pero, para mí, fue un rotundo no.
Seguimos hablando sobre Chris, qué tal le iría.
De vez en cuando le llamaba o le escribía, pero siempre, o casi siempre estaba haciendo cosas. Consiguió un trabajo, en el que estaba feliz, al lado de su familia, cerca de su casa, y además le pagaban bien.
Me habló de volver a visitarnos, y me dijo que lo intentaría cuando pudiese, pero que sería difícil. Nos echaba de menos.
Cuando hubo un silencio incómodo todos oímos el timbre. Jey se levantó, y cuando vió que era Paula volvió a la mesa.
-¿Quién era?- preguntó María.
-Nadie, se han equivocado.
Paula empezó a aporrear la puerta.
-Ya, y por eso están intentando tirar la puerta a abajo- dije mientras me levantaba.
No miré quién era antes de abrir, y cuando ví que era Paula maldije por dentro.
Después, nos explicó por qué estaba aquí, y cuando se fue, Jey seguía pálido.
-¿Estás bien?- pregunté- ¿Quieres un vaso de agua?
-Sí, por favor- casi me lo suplicaba.
-Pensaba que la habías superado- dijo María.
-Yo también...- reconoció.
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Nunca llegué a odiarte.
RomanceMiguel, un chico de veintiún años, intenta rehacer su vida tras haber estudiado cuatro carreras distintas. Se va a Grecia, en busca de trabajo, amigos y una vida tranquila. Pero... ¿Y si no todo sale como él espera? ¿Y si no todo es lo que parece?