Querido Pasado:
Hoy te escribo esta carta para saludarte, para pedirte perdón por haberte intentado enterrar en lo más profundo de ese abismo con cadenas de acero y candados de oro aún tomada de mi mano sin dejar de hundirme, fui infantil, fui cobarde, lo sé. . . Pero te tenía miedo, pues tus pasos dejaron huellas en mi mente y alma, rastros que rasgaron todo a su paso, dejándome cicatrices que tuve que coser y superar llena de lagrimas y gritos desesperados.
No puedes culparme, eres difícil ¿Lo sabías? Eres un huracán que recuerdo aún con lagrimas en los ojos y escalofríos en mi piel. Sí, aún te temo, pero aquí estoy. . . Dispuesta a enfrentarte para poder encontrar todos los trozos que perdí en ti, pero esta vez, me entrego en ti, abandono mis armas, voy sin escudo, sin armadura, se que intentarás volver a destruirme, pero esta vez no me dejaré dar por vencida. . . Voy dispuesta a perdonar cada parte que un día quiso destruirme, y sé que es lo que encontrare al final.
Así que para comenzar. . . Te perdono y te agradezco, me hiciste crecer, me hiciste caer y aprender a levantarme, no fue fácil por que no me la pusiste así, pero a cada uno le pones sus obstáculos y tus trampas, para así aprender lo que es estar en la cima y luego caer en un pozo sin fondo, donde debemos tomar valor de luchar por salir, desgarrando la piel de nuestras manos para poder así respirar. . . Me costo entenderlo, incluso me dedique en su minuto a cavar yo misma más hondo, llenándome de tierra, enterrándome en la miseria y en la autocompasión ¿De que sirvió derramar tantas lágrimas cuando yo misma cavaba para hundirme? Quizás perdí demasiado tiempo, quizás debí comprender antes, quizás no debí esconderme tras una coraza impenetrable. . . Quizás debí mirar arriba la luz que había que seguir para poder respirar, pero no lo hice, y tal vez es lo que debía hacer, no ver, seguir, pues así fue como pude darme cuenta de mi error. . . Y así es como estoy aquí, mejor tarde que nunca, dando la cara y dando el último paso para poder avanzar y poder terminar de sanar cada una de mis heridas.
Hoy te abrazo cuando en un momento te odie, hoy doy las gracias, hoy quedamos en paz, hoy suelto tu mano con el cariño que debí tenerte, hoy te digo que te recordare como lo que me ayudo a crecer y ser quien soy. . . Hoy te digo que te quiero pero también adiós.
Espero que también me recuerdes con cariño y una sonrisa, como quién logró avanzar invicta de la batalla, como quién al final pudo apreciar todo lo que hicimos juntos, tu por mi y yo por ti, con altos y bajos, con todo ante todos y con todo ante nosotros.
No espero tu respuesta, pues siempre estas en mi y estaremos eternamente juntos pero separados.
ATTE
La chica de hoy
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365 cartas al pasado
Teen FictionLas cartas no solo nos ayudan para comunicarnos con los demás, sino también con nosotros mismos.